Opinion

Repensar Juárez

Óscar Fidencio Ibáñez Hernández/
Analista político

2016-07-16

Cuatro decisiones del gobernador electo Javier Corral aportan elementos para construir la nueva agenda política de Ciudad Juárez: integrar una cantidad significativa de juarenses en su equipo básico de la transición; abrir una oficina de transición en Ciudad Juárez para trabajar paralelamente a la instalada en la capital del estado; reunirse con todos los potenciales nuevos legisladores locales independientemente de su origen partidista para trabajar una agenda local; y realizar la primera reunión de coordinación política municipal con Armando Cabada, el alcalde independiente electo de este municipio.
Es tal la novedad política de estas acciones que seguramente muchos actores políticos y sociales aún no dimensionan la ventana de oportunidad que esto implica. Las condiciones están dadas para repensar a Juárez de una manera distinta y novedosa para resolver sus problemas, mejorar su comunidad y potenciar su desarrollo.
Repensar Juárez implica: una reflexión de identidad dentro del contexto estatal y binacional, una integración de diagnósticos que normalmente se hacen por temas sin una perspectiva integral que permita atender la complejidad multidisciplinaria de sus problemas, y por supuesto una proyección de futuro a partir de una visión compartida por autoridades y ciudadanos.

Resolver los problemas
En distintas ocasiones he escuchado decir que Juárez está “sobrediagnosticada”, que ya se sabe lo que es necesario corregir, sólo que no se realiza por falta de recursos, voluntad política, liderazgo o alguna otra razón. En mi opinión lo que existe es análisis de datos e información sobre distintas problemáticas, sin embargo estos documentos o estudios, no tienen una perspectiva integral que permita atacar problemas desde distintos ángulos, y normalmente las propuestas sólo tienen una perspectiva profesional, cuando la realidad es multidisciplinaria y compleja.
Otra limitación para utilizar los diagnósticos es la falta de “ciencia cívica”. Este concepto al que me referiré en colaboraciones posteriores implica el reconocimiento de que los problemas complejos requieren la concurrencia de tres elementos: los especialistas que pueden analizar a detalle y proponer alternativas de solución, los gobernantes que aportan la voluntad política y los recursos necesarios para aplicar una determinada propuesta, y el consenso social de los afectados, sin el cual las alternativas diseñadas desde la perspectiva de los especialistas, se vuelven imposibles de implementar o con resultados distintos a los imaginados.
Finalmente, está también la inercia institucional que hace que los problemas se quieran resolver con las estructuras y reglas gubernamentales existentes y que muchas veces son parte del problema, las decisiones de Javier Corral que mencioné al principio, crean un espacio deliberativo fundamental para repensar los ámbitos de gobierno que rompa inercias de centralización y fortalezca la colaboración entre autoridades, al mismo tiempo que abra también canales de mayor participación ciudadana local.

Mejorar la comunidad
Cuando el Papa Francisco visitó nuestra frontera a principios de año, pudimos escuchar además de su mensaje de apoyo con propuestas concretas para mejorar nuestra comunidad, también las ideas y propuestas de otras personas, recuerdo particularmente las reflexiones de dos mujeres juarenses: Evila Quintana, interna en el cereso, y Daisy Flores, madre de familia trabajadora en una maquila y habitante del Valle de Juárez, quienes nos ofrecieron claves fundamentales para resolver nuestros problemas y reconstruir el tejido social, como paso previo e indispensable para mejorar nuestra comunidad, vale la pena volver a ver los videos de esos mensajes.
Ambas mujeres nos hicieron ver desde su realidad, que el apoyo de la familia y el fortalecimiento de sus valores, así como la necesidad de mayor tiempo de los padres para invertir en la educación y formación para la vida de sus hijos, son tareas que deben ser apoyadas desde el gobierno, la empresa y la sociedad. Invertimos a veces mucho tiempo en discutir asuntos de política y economía que no están directamente relacionados con el mejoramiento de la comunidad, sin embargo las alternativas para fortalecer a la familia o las acciones que pueden lograr que los papás tengan más tiempo para sus hijos, ni siquiera son tema a considerar.
A pesar de que existe la intuición generalizada sobre la importancia de la buena educación para que una comunidad sea mejor, es increíble ver que en la opinión pública las notas están llenas de los conflictos alrededor de la Reforma Educativa y los privilegios o no de los maestros. Las recientes elecciones en el sindicato de profesores reportan las protestas de algunos de ellos por la manera en que se mantiene el poder de los líderes sindicales, pero prácticamente nada sobre los resultados de la educación en el estado, y de cómo los distintos subsistemas educativos hacen que tengamos una peor, igual o mejor sociedad.
Los temas de educación si mucho alcanzan para hablar de la cobertura, que si la universidad aceptó a todos los estudiantes, que si la oferta educativa es suficiente para atender la demanda, pero nada sobre si los estudiantes están mejor preparados para la vida, para relacionarse y respetar a los demás, y para el nuevo entorno laboral, y mucho menos si los distintos niveles están preparados para colaborar con los padres y las familias, en la formación de los nuevos ciudadanos y profesionistas llamados a transformar para bien nuestra frontera.
Es posible que como sociedad nos estemos negando deliberadamente a hablar de nuestras tragedias recientes y sus consecuencias, en una especie de negación sociológica que evita enfrentar las realidades de rompimiento moral, social y familiar que son germen de mayor violencia, de corrupción, de delincuencia, de individualismo y de egoísmo, que agota las fuerzas sociales y que por el contrario mantiene la sensación de impotencia, frustración y desazón, que son caldo de cultivo para el “mal humor social”.
La escritora bielorusa Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura hace una reflexión en “Voces de Chernóbil” que me hace pensar en Juárez. Después del desastre nuclear de los ochenta en la antigua URSS, la reacción de la sociedad y el gobierno fue una mezcla de pasmo, negación, irresponsabilidad criminal y estoicismo ruso-soviético, que 30 años después aún definen a esa región en un antes y después de Chernóbil. La autora presenta las “voces” de entrevistas con los actores que vivieron la tragedia, y el ejercicio en sí mismo representa un camino de introspección social que quizá nos hace falta aquí para la reconstrucción comunitaria.

Potenciar el desarrollo
En colaboraciones anteriores he argumentado sobre las condiciones geopolíticas especiales que tiene nuestra región, y también sobre el desperdicio increíble que hacemos de la misma. Al repensar Juárez debemos considerar nuestra región de influencia en el norte de Chihuahua y la manera de desarrollar el potencial derivado de ser vecinos del principal mercado mundial, además de contar también con un inmenso potencial para el desarrollo de energías renovables.
Otra necesaria estación en el camino de repensar Juárez, implica lograr el concierto de muchos actores sociales, religiosos y económicos que realizan acciones en beneficio de la comunidad, como algunas fundaciones locales e iglesias que hacen filantropía, y proveen de apoyo social y cultural a la comunidad. Empresarios locales y directivos de industrias globales son líderes que necesitan ser convocados en beneficio de proyectos sociales donde tanto sus empresas como la comunidad pueden verse beneficiados.
El tema de la falta de una visión local compartida es quizá una de las deficiencias más dolorosas en nuestra querida comunidad, encomiables esfuerzos de incontables actores que trabajan a pesar de la apatía de muchos, con apoyo marginal o incluso sin el apoyo del gobierno, pudieran convertirse en poderosas herramientas de transformación de la comunidad, si estuvieran inscritos en algún tipo de visión regional mínima que ayudara a alinear y potenciar sus esfuerzos.
Repensar Juárez no es fácil, pero es necesario, es muy importante hacernos conscientes del nuevo entorno, de la ventana de oportunidad que tenemos, y también necesitamos revisitar los problemas que hemos ignorado consciente o inconscientemente, y a los que nos hemos acostumbrado porque creemos que “así es”, que “no hay nada que hacer”. Repensar Juárez implica pues cuestionarnos, deliberar, estudiar, integrar, proponer, construir una nueva realidad.

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