Opinion

Evaluación DoCNTE

Pascal Beltrán del Río

2016-07-14

Ciudad de México- El miércoles entrevisté en la radio a la doctora Teresa Bracho, consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), sobre las pruebas de aptitudes del Servicio Profesional Docente que están en el corazón de la Reforma Educativa.
Me dijo que era falso que los profesores no eran consultados para la elaboración de las evaluaciones, pues están representados en los comités académicos que los hacen.
También dijo que no es verdad que las pruebas que se están aplicando están desconectadas de la experiencia cotidiana de los maestros.
Asimismo, opinó a título personal, que no era conveniente “regionalizar” las evaluaciones docentes, pues de lo que se trata es que los maestros puedan dar clases en cualquier parte del país.
Es decir, Bracho desarmó en siete minutos los argumentos de quienes sostienen que las evaluaciones deben ser revisadas y hechas a la medida, como exige la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Unas horas después de la entrevista, la SEP dio a conocer que las pruebas –cuya elaboración está a cargo del Ceneval, con la participación de los comités académicos referidos y la supervisión del INEE– sí serán revisadas “para hacerlas más pertinentes y útiles”.
Leo en el currículum de la doctora Bracho que ha sido investigadora de la Universidad de Harvard, de la FLACSO y del CIDE. Yo pienso que sabe de lo que habla, pero estoy seguro que no faltará quien diga que su experiencia sólo la hace sospechosa de ser un peón del imperialismo y esbirro de la burguesía y el mal gobierno.
Concluyo que aquí no se trata de tener razón, sino además de presionar a la autoridad para que se haga la santa voluntad de los manifestantes. Entonces, propongo humildemente dos salidas a este conflicto:
La primera, imprimir miles de acordeones para que los maestros que no creen tener capacidad de pasar la evaluación docente los lleven al examen.
Un examen simulado es mucho más práctico que el “simulador de exámenes” que ha aceptado elaborar la SEP.
La segunda, regionalizar las pruebas al gusto de la CNTE.
Para distinguirla de la otra, a ésta podríamos llamarle Evaluación DoCNTE.
Para los profes adheridos a ese grupo sindical, podría elaborarse un cuestionario basado en los siguientes ejemplos:
1) Compañero, diga usted quién fue más grande:
a) Lucio Cabañas.
b) Genaro Vázquez.
2) Complete la siguiente oración: “Educación, primero, al hijo del ______; educación, después, al hijo del ______”.
3) Camarada, diga cuántos litros de sangre tiene el cuerpo de un burgués:
a) Cinco o seis.
b) Ninguno. Los burgueses no tienen sangre, sólo los pobres la tienen.
3) Diga cuál es la mejor forma de organización social:
a) Marcha.
b) Plantón.
c) Todos los anteriores.
4) Responda la siguiente pregunta: “¿A qué se debe que Oaxaca, Guerrero y Chiapas tengan los más bajos niveles educativos del país?”.
a) La pobreza ancestral.
b) Fue el Estado.
5) Diga qué es un alimento transgénico:
a) El que se produce mediante la modificación genética.
b) Un intento burdo del imperialismo capitalista para privar a México de sus frutos y semillas originarias.
6) ¿Cuál es el objetivo de la educación?
a) Convertir a los alumnos en buenos revolucionarios, conscientes de la lucha de clases y dispuestos a morir por la causa.
b) Prepararlos para ser explotados en una empresa propiedad de algún burgués a quien el pueblo debería expropiar y a sus medios de producción.
7) Dé la respuesta a la siguiente operación: 1 + 1
a) 2
b) 1
c) Me rehúso a responder esa pregunta porque no es relevante para mi actividad y sólo pretende exhibirme para luego dejarme sin empleo y privatizar la educación.
Cualquiera de las dos soluciones que propongo ahorraría tiempo y molestias.
Dejémonos de mesas de negociación y la fastidiosa aplicación de la ley.
Y, sobre todo, no hagamos caso de los expertos, como la doctora Bracho, que ellos nada más nos enredan.
Como dijo célebremente uno de los partidarios del Brexit: “La gente está harta de los expertos”.

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