Opinion

Transporte, una odisea

José Ignacio Gallardo

2016-06-28

Desde hace muchas décadas los juarenses tiene que enfrentarse al grave problema de cómo transportarse en esta complicada ciudad.
Es una desesperante situación que tienen que padecer día con día y que parece no tener fin. Y los problemas se presentan en cualquier opción de transporte. Desde el ciudadano que decide utilizar la bicicleta como medio para recorrer su trayecto a pesar de todos los riesgos, pasando por los juarenses que obligadamente tienen que usar el deficiente transporte público, hasta los conductores que tienen que sortear un sinfín de obstáculos para  circular con sus autos por las averiadas calles de esta frontera. Y en estos momentos de tragedias en las carreteras, no se puede dejar de mencionar que en el trasporte foráneo, tanto de pasajeros como de carga, existen una serie de graves irregularidades que han cobrado vidas.
Por todo esto muchos juarenses esperan que con la llegada de nuevas autoridades en el ámbito municipal y estatal, por fin se ponga un alto a este gran problema que representa para los fronterizos el trasladarse de un lado a otro.
Para empezar y desde que amanece, los habitantes de Juárez se enfrentan a un transporte publico deficiente, caro, obsoleto que brinda un servicio de muy mala calidad. Las unidades son contaminantes y con choferes mal capacitados.
El ViveBús no ha servido para resolver el problema, al contrario, afecta las vialidades al no poder utilizar las vueltas a la izquierda. A pesar de que hay planes para una segunda ruta troncal, se hace necesario replantear este proyecto. No es desconocido el contubernio que han sostenido los líderes de los concesionarios del  transporte público con el PRI. Esto ha imposibilitado que por muchas décadas a este sector se le meta en cintura, a pesar de que en las pasadas elecciones de muy poco le sirvió al tricolor el apoyo corporativista que las centrales obreras aportaron. La derrota tricolor fue estrepitosa y ni con el apoyo de este gremio se evitó.
Otro de los grandes problemas que enfrentan los fronterizos tiene que ver con los taxis. Este gremio también ha mantenido presionadas a las autoridades para que las cosas no cambien y todo siga en beneficio de ese sector. Pero las constantes quejas de usuarios y las comparaciones del servicio con respecto de otras ciudades del país, obligan a un cambio urgente. Los taxistas sindicalizados se resisten a mejorar el servicio, pero además se niegan a tener competencia. Tal vez con la llegada a Juárez de esta nueva opción de transporte privado de pasajeros conocida como Uber, el gremio de los taxistas se dé cuenta de que el cambio es impostergable porque de eso depende su supervivencia. Ahora sí, aunque estén muy molestos e indignados no les queda otra que mejorar el servicio, fijar tarifas más competitivas y poner taxímetros.
De cualquier manera, ante la falta de autobuses que brinden buen servicio de transporte público o de taxis con tarifas accesibles, muchos juarenses optan por transportase en sus propios autos. Claro que esa es otra odisea, porque poseer y conducir un auto en esta ciudad no está exento de una serie de complicaciones. Actualmente el parque vehicular se vuelve viejo y contaminante porque las autoridades federales tienen estrangulado al sector de los autos usados en toda la franja fronteriza, afectando directamente a los juarenses ya que son muchas las familias las que dependen de la compra-venta de autos usados. También se afecta al consumidor porque sólo pueden importar modelos recientes con altos aranceles y trámites engorrosos. Total que la Federación con el fin de proteger a las armadoras automotrices está afectando a un sector de la población que ni tiene pensado ni puede adquirir un auto último modelo.
Y qué decir de las vialidades que representan una seria amenaza ya que los baches se encuentran por todos lados y afectan las condiciones del automóvil. 
Así que los juarenses se encuentran en un difícil dilema a la hora de decidir la manera en cómo van a transportarse a sus trabajos, escuelas o domicilios. No son muchas ni muy buenas las opciones. Pero esta añeja y complicada situación se tiene que remediar pronto, porque impacta a la calidad de vida de los habitantes, al desarrollo social, económico y turístico, así como al medio ambiente fronterizo. Esta odisea debe terminar.

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