Opinion

El votante y el trol

Pascal Beltrán del Río

2016-06-28

Ciudad de México– La izquierda se cobra las afrentas en las redes sociales y en las calles, pero la derecha lo hace en las urnas.
Esa es una de las conclusiones que saco de tres hechos políticos aparentemente inconexos: las elecciones estatales del 5 de junio en México, el referéndum del jueves en el Reino Unido y los comicios generales del domingo en España.
Piénselo: los grandes ganadores de esos tres procesos de votación tienen visiones conservadoras.
En México, el PAN se llevó la mayor parte del voto antigobierno (más que antisistema) y conquistó seis gubernaturas de golpe: tres por cuenta propia (Aguascalientes, Chihuahua y Tamaulipas) y tres de la mano del PRD (Durango, Quintana Roo y Veracruz).
Se debe agregar a ese dato que una parte del voto opositor al PRI fue aupado por la Iglesia, que se inconformó con la iniciativa presidencial sobre los matrimonios igualitarios. Si bien eso no fue parejo en todos lados, sí resultó determinante en Aguascalientes, una plaza claramente conservadora.
En Gran Bretaña, la mentalidad chovinista de los Midlands fue la que se impuso en el Brexit, por encima de las posiciones liberales que predominan en Escocia y la zona administrativa conocida como Gran Londres.
Los tories salieron a votar en mayores números que los laboristas en el referéndum. Y los viejos superaron en participación a los jóvenes, igual que los ingleses a los escoceses.
Luego, en España, las encuestas erraron (otra vez) al sobrevalorar a Podemos, partido que para las elecciones repetidas del domingo se alió con Izquierda Unida, formación surgida del extinto Partido Comunista de España.
O quizá no fue eso lo que pasó, sino que los simpatizantes de la derecha (Partido Popular) estuvieron más entusiasmados para acudir a las urnas que los de la izquierda (PSOE, Unidos Podemos).
Al final de la jornada, el PP fue el partido que más creció en España entre los comicios de diciembre y los de junio, cuando terminó de carcomer el espacio tradicional de los socialistas en Andalucía.
En los tres procesos, aparentemente desconectados entre sí, da la impresión de que la izquierda se conforma con ganar el debate en el ciberespacio y en las plazas, mientras que la derecha se organiza para ir a las urnas.
A lo mejor es cuestión de edad. O tal vez influye en ello la cosmogonía. En todo caso, llama la atención que la izquierda trolee a sus adversarios en las redes sociales y grafitee paredes durante sus manifestaciones, mientras la derecha vota para imponer su visión.
La izquierda puede estar poblada por gente que se cree más sofisticada y cosmopolita pero, por lo mismo, sus procesos de participación y la forma en que toma decisiones resultan más complejos que los del simpatizante promedio de las visiones de derecha, que opta por mayor facilidad por aquello que le resulta familiar y lo hace sentir cómodo.
Una votación entre dos opciones simples es el espacio ideal del militante de las ideas de derecha.
No es casual que en México –como en otras partes del mundo– la derecha se agrupe en un solo partido político, mientras la izquierda está dividida en varios (dejemos de lado al PRI, donde conviven diferentes visiones y que resulta demasiado complejo de encasillar ideológicamente).
Con todo y el fenómeno de malestar social que está recorriendo el globo, y que enfrenta crecientemente a gobernados con gobernantes, no han desaparecido las concepciones del mundo.
Hay países donde esa oleada antisistema es más conservadora (Gran Bretaña, Estados Unidos, el norte de Europa) y otros donde es más liberal.
Las posiciones sobre la organización de la sociedad, que incluyen temas tan controvertidos como la sexualidad, no se han esfumado. Incluso entre los llamados indignados hay categorías. Englobarlos en una sola es un error.

BUSCAPIÉS
El lunes, mientras se preparaba otra ronda de diálogo entre la CNTE y Gobernación, los maestros disidentes seguían en lo suyo, bloqueando diversas vías en Oaxaca. En una de esas acciones, cerca del aeropuerto de esa ciudad, capturaron a dos policías federales, a quienes humillaron obligándolos a permanecer de rodillas y descalzos, mientras sostenían una manta con las demandas de la Coordinadora. Pero eso no impidió que los recibieran en Bucareli.
 

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