Opinion

Mal augurio para Chihuahua

Manuel Narváez Narváez

2016-06-22

El que siembra tormentas cosecha tempestades. Durante todo el proceso electoral de Chihuahua prevalecieron el odio, la diatriba y la descalificación; con razones de fondo, o sin ellas, en cualquier momento se antojaba que estallaría la violencia.
Alebrestados por la sorpresiva impugnación del PRI a los resultados electorales donde el panista Javier Corral Jurado se alzó con la victoria, el grupo denominado Unión Ciudadana, del que forma parte el mismo gobernador electo, el exdiputado perredista Jaime García Chávez, activistas del Barzón y otros militantes albiazules, descargaron al mediodía de este miércoles 22 de junio parte de la furia de la que son capaces para expresar su repudio al gobierno de César Duarte.
El origen del pleito, según algunos todólogos, es consecuencia de la pugna personal entre el gobernador electo y el saliente, que han llevado sus profundas diferencias más allá de las urnas. Uno acusa al otro de pretender endeudar aún más al estado, mientras que el otro acalambra al primero impugnando los resultados electorales.
Un ingrediente adicional a este cocktelito explosivo es la soberbia actitud que ha asumido un sector radical del PAN y la proclividad al caos por parte del abogado querellante contra Duarte Jáquez, por presunto enriquecimiento ilícito.
Hoy, a una semana de que el PRI estatal presentara los recursos de impugnación y, tras los llamados de panistas y Unión Ciudadana para manifestarse afuera del Palacio de Gobierno, cerca de 300 personas, comandadas por Jaime García Chávez y el siempre beligerante Rogelio Loya, diputado local del PAN, intentaron ingresar por la fuerza a las instalaciones del histórico edificio.
Dentro del lugar no se encontraba el gobernador, pero sí decenas de empleados que entraron en pánico al enterarse que una turba descontrolada destruía la puerta de palacio. Al lugar acudieron los “antimontones” para contener a desquiciados y encapuchados que ocasionaron daños en puertas y ventanas; y, para proteger la integridad de quienes trabajan en las dependencias que se alojan dentro del edificio gubernamental.
Durante el encontronazo, un grupo de choque agredió a los policías y éstos respondieron lanzando gases lacrimógenos para dispersarlos, con saldo de varios heridos y detenidos. La policía ministerial resguarda el inmueble y parece que existe una calma chicha.
Lo condenable de estos hechos es que los ganadores de la contienda electoral envían un mal mensaje a la población, que paradójicamente tuvo un comportamiento ejemplar durante la jornada electoral el pasado 5 de junio.
Si los vencedores ya reconocieron tácitamente a la autoridad electoral al aceptar la constancia de mayoría, es lógico que deban confiar en ella para que resuelva conforme a derecho las impugnaciones presentadas por los perdedores. Así son las reglas del juego y todos los aceptaron.
¿Qué caso tiene exponer a la población a un desgaste innecesario, escudándose en la mezquindad de exigir la salida del gobernador, al que le quedan poco más de dos meses en el poder? El ganador tiene que madurar y aprender a ser humilde, además de ser capaz para contener sus impulsos, anteponiendo el interés general. Si quiere aplicar la ley, ya tendrá su oportunidad para hacerlo, sin caer en la venganza.
Por lo pronto, a dos semanas y media de que hablaron los ciudadanos en las urnas, los dos principales actores políticos no han sido capaces de convocar a la concordia; por el contrario, la agresividad verbal imperante durante la campaña proselitista se ha extendido al terreno de la agresión física, y eso, hiede a mal augurio para los próximos 5 años.
Es urgente que la clase política calme a sus perros y convoque a la civilidad en aras de no dañar más la imagen del estado y ahuyentar el turismo.
Las diferencias y controversias que se diriman a través de los canales institucionales. Que se respeten los derechos de manifestación y expresión, sin dañar a terceros ni causar destrozos. No hay que perder de vista, nunca, que los matanceros de hoy, pueden ser las reses de mañana. Al tiempo.

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