Opinion

De política y cosas peores

Armando Fuentes

2016-06-21

El calentorro galán le estaba haciendo el amor a la preciosa chica. Ella, sin embargo, se mostraba fredda ed immóbile come una statua. Indiferente, quieta, simplemente dejaba hacer, dejaba pasar, como proponía el liberalismo fisiocrático del siglo XIX. Al ver que su pareja no experimentaba la misma temperie erótica que a él lo poseía, el lúbrico amador le preguntó de súbito: "Dime, Hielina: ¿cómo es el otro mundo?". Ella se sorprendió al escuchar tan peregrina cuestión, e inquirió a su vez: "¿Por qué me preguntas eso?". Replicó, irritado, el follador: "¿Qué no estás muerta?". El profesor: "¿Qué es el píloro?". Pepito: "Ignórolo". Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, fue llevado al juzgado de lo familiar. El juez lo reprendió, severo: "¿Por qué le propinó usted a su suegra una cachetada, mamporro, guantada o molondrón?". "Señor juez -explicó Capronio-: su marido no estaba; mi mujer había salido, y mi suegra tenía las manos ocupadas. ¡No era cosa de dejar pasar esa oportunidad!". En una redada policíaca fueron detenidas tres prostitutas, y con ellas un borracho. El oficial de guardia interrogó a las mujeres: "¿A qué se dedica usted?". "Soy enfermera". "¿Y usted?". "Soy secretaria". "¿Y usted?". "Soy profesora". "¡Uta! -exclamó con molestia el temulento-. ¡Ahora va a resultar que la piruja soy yo!". Roto el velamen; desarbolado el mástil; la quilla destrozada y carcomidas las cuadernas; averiado el timón; en escora; así va el maltrecho navío del PRI rumbo al 2018. La renuncia que presentó Beltrones es consecuencia lógica de la debacle sufrida por el partido del gobierno en la catastrófica jornada del 5 de junio. Decir que el sonorense renunció a fin de quedar libre para buscar la postulación presidencial es suprema locura de política. Lo mejor que en las actuales circunstancias puede hacer don Manlio Fabio es ir a un discreto olvido; fungir acaso, desde lo oscurito, como asesor experto en tejemanejes y arreglos cupulares. Fue él quien anuló aquella "sana distancia" que Zedillo puso con acierto entre el partido oficial y el presidente. A consecuencia de eso el PRI cargó en la reciente elección con todos los errores de Peña Nieto -de ahí el desastre de ese domingo negro-, y Peña Nieto carga ahora con todos los yerros cometidos en esa jornada por el PRI. Actualmente el partido del Gobierno se mira tan aturrullado como el PRD, acéfalo también por la renuncia de un dirigente que en verdad nunca lo fue. Los únicos partidos importantes que hoy por hoy se miran con dirigencia firme son el PAN y Morena. Entre ellos, oso vaticinar a riesgo de hacer el oso, se dará la contienda del 2018. El PRI deberá conformarse con un modestísimo tercer lugar. Mientras Morena tiene ya su candidato -jamás ha tenido otro, ni lo volverá a tener-; mientras el PAN cuenta con dos precandidatos viables, Ricardo Anaya y Margarita Zavala  (los menciono en estricto orden alfabético, de la A a la Z), el prigobierno no tiene ninguna carta fuerte qué poner sobre la mesa. Llegará además, si no hace nada en el escaso tiempo que le queda, cargando la culpa de la tolerancia que ha mostrado con la corrupción, y de la impunidad en que hasta ahora ha dejado a los gobernadores priistas que incurrieron en malos manejos financieros. Si por lo menos dos o tres de ellos no son llevados a proceso el PRI no tendrá cara para presentarse en la elección presidencial. Por ahora la renuncia de Beltrones, con los lamentosos y lamentables ruegos que le hacen sus copartidarios para que no se vaya, constituye otro golpe al lacerado barco priista. Súmense a eso los desastrados sucesos de Nochixtlán, más lo que se acumule la próxima semana, y se verá que el navío del PRI está en inminente riesgo de naufragio. FIN.

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