Opinion

Obnubilación de los políticos

Luis Suárez Marcial

2016-06-21

“La gloria es un veneno que hay que tomar a pequeñas dosis”, decía Honoré de Balzac (1799-1850), novelista francés.
El triunfo y la derrota son extremos que se tocan; la euforia del éxito y la depresión por el fracaso.
Un ejemplo puede ser el partido de futbol de México contra Chile, la euforia por la esperanza del triunfo y el resultado desastroso: México cero, Chile siete (casi ocho).
Los resultados de las elecciones del 5 de junio dejaron perplejos a ganadores y perdedores: los ganadores no podían creer que triunfaron y a los perdedores les resultaba increíble su derrota.
Ese estado mental que separa la realidad de la fantasía es la obnubilación. Los políticos ven lo que quieren, como lo quieren, no como lo deben ver.
La política es un negocio a costa de los pobres, no una solución para los pobres.
En Ciudad Juárez el Partido Revolucionario puso a prueba el nivel de tolerancia de los electores; cegado por su arrogancia triunfalista puso como candidato al señor Héctor Murguía Lardizábal para un tercer periodo, tal vez porque no tenían otro mejor candidato o porque pensaron que si la fórmula funciona ¿para qué innovar?
Los partidarios (muchos acarreados) seguían a los candidatos con la esperanza de recibir una despensa, dinero o un empleo; arrastrando su dignidad. Pero, como dice El Lazarillo de Tormes “La honra no da de comer”.
Armando Cabada y Javier Corral enfocaron toda su artillería retórica contra los candidatos del PRI, señalando sus errores y prometiéndole a los votantes llevarlos ante la justicia… y ahora, ¿qué tanto de lo que prometieron podrán cumplir? tienen un compromiso con toda la ciudadanía, y al final de su gestión serán premiados o sancionados.
Los ganadores se darán cuenta que no es lo mismo querer ser que llegar a ser. Ganarse la rifa del tigre no resulta tan agradable, mientras le agarran el modo y le sacan provecho al peligroso felino.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tal vez era considerada como un pequeño gatito, pero, durante muchos años el gobierno no lo ha podido domesticar. Los maestros defienden sus derechos y protestan contra una Reforma Educativa que les impone el Estado, sin haber tomado en cuenta sus opiniones.
La calidad educativa no puede mejorar con solo modificar la ley y con reglamentos punitivos contra los trabajadores de la educación.
Hacen falta escuelas funcionales, con todos los servicios básicos indispensables como: agua, luz, clima acondicionado, sanitarios, internet, materiales didácticos y mil etcéteras.
Muchos profesores del norte de México trabajan con grupos de 60 alumnos, en pequeños salones, sin agua y con temperaturas que en el verano sobrepasan los 40 grados centígrados y en el invierno llegan a los 15 grados bajo cero. 
Los maestros merecen buenos sueldos y una calidad de vida mejor que la de los políticos, porque ellos tienen la difícil tarea de educar a nuestros hijos.     
Nadie mejor que los padres de familia sabemos lo difícil que resulta educar a los hijos, aunque sean pocos.
Los diputados y senadores faltan al Congreso cuando quieren, cuando les ordenan o cuando les conviene. Tienen una vida llena de lujos y sueldos que son una ofensa para la población que se muere de hambre.
Las redes sociales muestran a diputados y senadores que se duermen en el Congreso y que sólo levantan la mano para aprobar algo que tal vez ni han leído, como la Reforma Educativa.
Don Quijote de la Mancha obnubilado por tantas hazañas leídas, ve lo que quiere ver; no distingue entre la imaginación y la realidad.
Para ganadores y perdedores de los comicios más recientes, y para los políticos en general, leer el Quijote de la Mancha puede ser un estupendo ejercicio de honestidad y sensatez…

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