Gerardo Cortinas Murra
2016-06-19
Días después de la jornada electoral, algunos medios de información fueron insistentes en preguntarme cual sería la razón por la que César Duarte no reconocía el triunfo electoral de Javier Corral, a pesar de que Peña Nieto ya lo había felicitado y ofrecido su apoyo institucional. Mi respuesta fue la siguiente: “Van a impugnar”; lo cual, obviamente, fue motivo para que los colegas reporteros se mostraran incrédulos por mi aseveración.
De la declaración del líder estatal del PRI, Guillermo Dowell, es evidente que la cuestión de fondo de la impugnación en contra de los resultados de la elección de gobernador, es relativa a un supuesto sobrante de 171 mil 506 boletas electorales en la elección de gobernador; cantidad que, “coincide con la ventaja que obtuvo el panista en el conteo final de la elección”.
Porque, a partir de que Enrique Serrano aceptó que las tendencias de los conteos preliminares no lo favorecían, la dirigencia del partido emprendió una búsqueda de la “verdad histórica” de los sorpresivos resultados electorales.
Máxime que la diferencia existente con la votación obtenida por Javier Corral “discrepó notoriamente con los números que arrojaron las encuestas de salida que los colocaron cinco puntos arriba del PAN, con 50 mil votos”.
Al respecto, la postura del gobernador electo, es la siguiente: “La impugnación del PRI, pretendiendo anular la histórica victoria del pueblo de Chihuahua en la gubernatura del Estado, es un despropósito jurídico y político que muestra la incapacidad del PRI y de César Duarte para asumir, asimilar y respetar la voluntad mayoritaria de la ciudadanía. Y un hecho totalmente contradictorio del reconocimiento público que de su derrota, hiciera Enrique Serrano… Ya tenemos conocimiento del recurso de impugnación, lo que constituye una auténtica burla, me atrevo a calificarla de vacilada”.
A su vez, el diputado panista Rogelio Loya dio a conocer que, de ser necesario, habrán de tomar el Palacio de Gobierno, ya que a su parecer, César Duarte está tratando de “incendiar el estado, y el PRI tratando de confundir a la sociedad”. Y como suele suceder, no faltan los despropósitos reaccionarios del PAN: porque a través de esta impugnación, se pretende “prolongar la estancia del actual mandatario estatal en el poder”.
Por su parte, el secretario jurídico panista, Roberto Fuentes, dio a conocer que, en lo que respecta a la impugnación, ya comparecieron como tercero interesado; la cual califica como una impugnación ‘muy extraña’: “como que la hicieron más a fuerzas que con ganas… los pobres abogados del PRI inventaron lo que tuvieron que inventar y se fantasearon lo que se tuvieron que fantasear para poder sacarla”.
Para el abogado panista, la impugnación es “burda, basada en mentiras y datos que no tienen certeza jurídica como son los datos del PREP, mismos que al parecer lo bajaron en un sistema que no procesaba bien el llenado de las actas y por eso les salen números irreales, ya que se ve que ya no sabían cómo hacerle para sumar más números por lo que impugnaron 822 casillas en donde ellos ganaron”.
Ahora bien, dada la opacidad del Instituto Estatal Electoral (IEE) y del reiterado incumplimiento al principio de máxima publicidad, habría que dar respuesta a un cúmulo de interrogantes: ¿Cuántas boletas electorales se imprimieron por cada elección? ¿Dónde se imprimieron? ¿Quién ordenó la impresión? ¿Quién supervisó el procedimiento de entrega y distribución de las boletas electorales? ¿Es cierto que existen miles de boletas electorales sobrantes utilizadas el día de la jornada electoral?
En un comunicado de prensa, el consejero presidente del IEE, Arturo Meraz, reconoció que las boletas se habían mandado imprimir de conformidad a los lineamientos aprobados por el Instituto Nacional Electoral (INE). Yo me pregunto, si la Constitución Federal establece, de manera expresa, que es facultad de los órganos electorales locales la impresión de las boletas electorales, ¿Por qué diablos se permitió la injerencia del Frankenstein Electoral (INE)?