Opinion

Ricardo y Josefina

Yuriria Sierra

2016-06-17

Ciudad de México– Querían ser vistos. En política, este tipo de encuentros públicos (y, por lo tanto, publicables) no son nunca agua del descuido, del azar o de la candidez. Ricardo Anaya y Josefina Vázquez Mota se dejaron ver en un café. Y es que con toda la intención de ser capturados por algún ciudadano paparazzi, mandaron un mensaje sin decir una sola palabra. Quién diría que al presidente del CEN del PAN le saldría todo a pedir de boca, tal vez más de lo que él mismo esperaba. Los resultados de la elección del pasado 5 de junio nos dijeron que Acción Nacional sigue siendo la segunda fuerza política del país. Y una fuerza que está en expansión pues, presumiblemente de una forma similar a lo que ocurrió en el año 2000, se haya convertido en el destino del voto antiPRI. Pero no sólo a Anaya se le vio sonriente, sino también a la excandidata presidencial quien, ya con esa foto, empieza a saborear ese plato favorito de muchos, ése que sabe mejor cuando se sirve frío.
Para nadie es un secreto que en la campaña de 2012, Josefina navegó un barco en el que no había ni tripulación ni apoyo calderonista. El entonces presidente habría querido ver como candidato a su entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero. No fue así. En la usanza blanquiazul, los votos de su elección interna dieron como preferida a Vázquez Mota. Así, sin el visto bueno de quien ocupaba Los Pinos, la campaña tuvo tropezón tras tropezón, bache tras bache, sabotajes varios y fuego amigo de a montón. Josefina llegó al día de la elección sin el respaldo de Felipe Calderón. La historia hoy la sabemos: el PRI regresó a Los Pinos y en aquella elección el PAN quedó en el tercer sitio.
Con la aspiración de Margarita Zavala para contender por la Presidencia en el 2018, algunos en el interior de su partido, como el expresidente Vicente Fox, ven ya la candidatura muy resuelta. No habría más qué hacer sino apoyar a la exprimera dama durante estos meses previos al arranque de la contienda, pensarán. Sin embargo, es claro que Ricardo Anaya no ve en la dirigencia del partido la punta de la pirámide. Sabemos, también, que Josefina Vázquez Mota es un activo de Acción Nacional que pesa mucho, y tan es así que por eso trascendió ayer que ese “espontáneo” café con Anaya quizá sirvió para definirla como la candidata para la elección más importante del próximo año: el Estado de México, que no sólo es la tierra de Enrique Peña Nieto y de la mitad del gabinete, sino, además, el segundo padrón más importante del país.
Ricardo y Josefina haciendo mancuerna rumbo a los siguientes pasos. De concretarse la candidatura para la contienda mexiquense, Margarita Zavala tendrá que redoblar esfuerzos o comenzar a construir su plataforma independiente (otra opción que ve factible, según ha dicho), porque es claro que Anaya ha trabajado –y con resultados contundentes– para que la candidatura de 2018 no se defina tan fácil para quien ya lleva varios meses en campaña.
En la foto de la conferencia la noche del 5 de junio era Josefina, y no Calderón ni Margarita, quien aparecía con Anaya celebrando el triunfo electoral. El dirigente nacional seguramente continuará con su estrategia de aparecer en todos los spots de su partido y le estaría dando a Vázquez Mota la posibilidad de contender por uno de los estados más importantes en cuestión electoral. Con el PRI tan desubicado, y autoengañado respecto a la razón de su derrota, Acción Nacional tendría, más que nunca, la posibilidad de arrebatarles este bastión. Y una victoria de ese tamaño le vendría como regalo del cielo a Ricardo Anaya. Claro que para que sea posible primero deben anunciar oficialmente la candidatura de Josefina Vázquez Mota para la gubernatura y, entonces sí, tener trazada su carambola de tres bandas.

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