Opinion

Pachanga ciudadana

Olga Tuda

2016-04-25

El panorama político electoral actual nos muestra un escenario diferente de las pasadas contiendas. A pesar de los pesares, el reinado del PRI, dividido entre ‘Teto’ y Cabada, quienes son del mismo gremio, pero que ahora se encuentran el uno frente al otro, escandaliza a sus participantes seguidores.
Es vox pópuli que sus artes electoreras para conseguir votos siguen siendo la tajada y la coacción, ejercida ésta para obtener un voto forzado que les pueda garantizar un porcentaje alto que los lleve al trono del poder, que esta vez durará dos años.
‘Teto’ se propone por tercera ocasión, lo que daría como resultado una especie de gobierno porfirista, una dictadura, que no hará más que repetir lo que ya conocemos: más ‘X’, más Caminos Reales, PMU y muchos baches.
En el caso de Armando Cabada, que aun cuando es un candidato independiente, no se puede negar que se ha llenado de las sobras de los otros partidos, como esas escuelas de paga que se abren para recibir a los alumnos reprobados.
En el caso de Vicky Caraveo, presenta una candidatura ciudadana y fresca, que arropada por el PAN, suma a los panistas de arraigo y a los ciudadanos que han hecho historia en el activismo de esta ciudad, encaminados al bien común.
En 2010, la participación ciudadana en el ejercicio del voto fue de 41.41 por ciento, cuando ganó las elecciones César Duarte –no solo, sino con una coalición de varios partidos–. En Ciudad Juárez el porcentaje de participación fue de 38.97 por ciento, con una abstención del 61.03 por ciento.
En las elecciones para ayuntamiento de 2013, en esta frontera se obtuvo un porcentaje de participación del 29.59 por ciento, con una abstención del 70.42 por ciento, lo que indica que los candidatos no lograron motivar a la ciudadanía para que saliera a sufragar.
En ambas elecciones el PRI se coaligó con otros partidos, obteniendo un porcentaje de votación que no es netamente su voto duro. Al bajar el porcentaje de participación, indica que estaban puestos en escena candidatos perdedores. El 29.59 por ciento es sólo una minoría que accedió a las urnas del total del listado nominal, de donde se obtiene un resultado débil. Aquel mismo candidato que ganó la alcaldía en 2013 pretende ahora ser gobernador.
En esta ocasión, a raíz de las candidaturas independientes –tanto para gobernador, como para alcalde–, se presenta una perspectiva diferente. Si agregamos a éstas –las candidaturas ciudadanas–, arropadas por el PAN (en los puestos de alcaldía, diputaciones y aquellos que se adhieren a la gubernatura), así como las de Morena (en algunas diputaciones), se espera que el universo de votantes llegue a un 50 por ciento, motivados por la novedad de un recurso nuevo para un mejor gobierno.
La ciudadanía inteligente puede dejar ahora su zona de confort para salir a participar y hacer valer su derecho de elegir quién habrá de gobernar. Sin el azote de los compromisos adquiridos en campañas a cambio de satisfacer por unos días sus necesidades básicas.
Los discursos políticos, que casi nadie entiende –a veces ni quienes los dicen–, ya no convencen, menos si es la tercera vez que se utilizan o llevan en su núcleo la indolencia. Son necesarias nuevas ideas, sentido común y voluntad de actuar en bien de los ciudadanos, que son los que pagan los platos rotos. Ya no más chantaje político.
Tener la humildad de reconocer los errores y enmendarlos, antes que ir tras el poder sin ser capaces de sentir el sufrimiento de su pueblo, es el principio de la decencia. El reconocimiento de una armadura que ha separado y dividido a un pueblo noble, que antes se caracterizaba por ser unido, bondadoso y trabajador, ha pasado a ser historia. Ha dejado sólo el recuerdo de su sencillez, para pasar a ser una estadística lejana.
Es responsabilidad de este pueblo anestesiado, tomar las riendas, decidir y ser solidario. Los odios, las diferencias, tienen que quedar atrás, porque la crítica no dignifica y sí destruye. Los sentimientos negativos no son un puente a la libertad, sino un desequilibrio que afecta todo el entorno. Retomar la dignidad para crear libertad, luchar para abrir caminos y no estancar voluntades.
Con ese 50 por ciento de participación bastaría por hoy.

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