Opinion

Topo Chico: todo entre zetas

Yuriria Sierra

2016-02-12

Ciudad de México— Al final, todo pasa porque nada funciona bien. ¿Qué hacían delincuentes que debían estar en cárceles federales en un penal local? Desde ahí existen razones para pensar que el motín que se registró la madrugada del jueves pudo haber sucedido antes. De nuevo llegamos al asunto del hacinamiento, que se vive en todas las cárceles de nuestro país. Todas alojan a más reclusos de los que pueden recibir. El de Topo Chico es el incidente más trágico, de los más mortíferos en la historia no sólo de Nuevo León, sino del país, casi como el atentado al Casino Royale, donde murieron 52 personas. Y no sólo es sobre la cantidad de reos en cada penal, sino también el número de custodios que les son asignados: “Ahí es imposible tener un tema de resguardo total, de intervención inmediata; el terreno está en el centro de la ciudad. Tenemos un penal viejo, un sistema de protección viejo, muy deteriorado y que no da las condiciones para que podamos intervenir pronto, además de que tenemos un déficit en el tema de custodios, porque nadie quiere ser custodio en una situación de esa manera”, me dijo Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, en entrevista para Titulares de la tarde en Excélsior Televisión, cuando le pregunté las razones por las que se dan este tipo de motines. Claro, no son los únicos.
Según el gobernador, se contabilizan 49 reos muertos: “Ya tenemos todos los cuerpos localizados fuera del penal, espero que no haya más. Tenemos un número de 49, 44 de ellos que sí se pueden identificar y cinco que tendríamos que hacer un proceso diferente de identificación...”. Desafortunadamente, seis de los heridos se encuentran en condiciones graves, por lo que la cifra se puede elevar.
¿Qué sucedió? En un principio se dijo que se debió a una pelea entre Jorge Iván Hernández Cantú, El Credo, y Juan Pedro Saldívar Farías, El Z27, y sí, es cierto; pero se decía que ambos pertenecían a cárteles distintos. No fue así: “Fue un enfrentamiento entre dos gentes del mismo cártel, los dos son zetas (...) Son dos gentes, uno de ellos ya tenía dos años en el penal con una sentencia de nueve años por acopio de armas y delincuencia organizada. El otro llegó en noviembre trasladado de un Cereso de Matamoros, por la decisión de un magistrado que dijo que lo enviaba a NL porque no necesitaba vigilancia especial. Situaciones propias de la incomprensión, a veces las leyes le dan más protección a los delincuentes que a quienes estamos fuera ...”, me dijo El Bronco.
Dos peligrosos delincuentes conviviendo dentro de un penal que no es de máxima seguridad, ni siquiera es federal. Así de mal su funcionamiento, que el gobernador de Nuevo León afirmó que hubo un herido por arma de fuego. No es nuevo que suceda esto, vaya, si el sistema penitenciario estuviera en óptimas condiciones, no habríamos contado sobre la segunda fuga de El Chapo. Todo es como siempre: todo funciona mal, porque en todo hay: corrupción. O cómo explicamos que no importa que se encuentren purgando condenas, los criminales siguen operando, tanto afuera como dentro de los reclusorios. Quienes iniciaron el enfrentamiento no eran los únicos delincuentes de alto perfil (federales, pues) alojados en el penal de Topo Chico, según el gobernador: “Tenemos un gran número de reos federales ahí. Hoy fueron trasladados un número importante. Lo hemos estado despresurizando, pero no es suficiente. Necesitamos construir un penal nuevo...”. Desde luego, estas condiciones se viven en los penales de todo el país. En medio de una batalla contra el crimen organizado, ni siquiera tenemos un sistema penitenciario eficaz.
#MeCuentan. Que a partir de anoche, desde su llegada al hangar hasta el día de su partida, el Papa Francisco estará acompañado día y noche por Enrique Peña Nieto. Así lo decidió el presidente; no vaya a ser... que el Pontífice no se sienta debidamente atendido.

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