Opinion

¿Carta progresista?

Sergio Sarmiento

2016-02-08

“Una constitución debe contener los principios básicos de la organización del poder público y el catálogo de derechos fundamentales”
Miguel Carbonell

Ciudad de México— El jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha anunciado que va a impulsar una “constitución progresista” para la Ciudad de México. ¿Qué significa eso? ¿Tendremos una carta magna que defienda el “progreso”, como querían los científicos que rodeaban a Porfirio Díaz, o simplemente que incorpore la ideología de los grupos de izquierda?
Cualquiera que sea la definición de “progresista”, es sumamente peligroso hacer una constitución a la medida de un solo grupo. Una carta magna no debe tener el propósito de promover una ideología o un proyecto político sino defender los derechos de todos. El propio jefe de gobierno Mancera, sin embargo, ha señalado: “Estamos hablando de sembrar el germen de una nueva política económica para el país, de aquí, desde la Ciudad de México, una que sea inclusiva, atenta al desarrollo y sobre todo a la equidad”.
No se está excluyendo a nadie, dijo Mancera el 5 de febrero al dar a conocer al “grupo redactor” de 28 personas que preparará un borrador para la Asamblea Constituyente. La mayoría de los integrantes son miembros de organizaciones de izquierda o cercanos a ellas, aunque hay algunos, como Pedro Salazar del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, que tienen el conocimiento, la imparcialidad y la independencia que se necesitan. El proceso de redacción será tutelado directamente por el jefe de gobierno y su asesor jurídico, Manuel Granados, no sea que se vaya por un rumbo equivocado. El grupo entregará su propuesta al gobierno capitalino y éste a la Asamblea Constituyente, formada por algunos diputados elegidos en las urnas y otros designados por el presidente, el jefe de gobierno, el Senado y la Cámara de Diputados. Estos 100 diputados definirán la carta magna para la Ciudad de México.
Yo considero incorrecto buscar una constitución “progresista”. Estaría también en desacuerdo con una constitución conservadora, priista, perredista o panista. Si se promulga una constitución partidaria, tendremos que cambiarla después de cada sexenio, como se ha hecho ya costumbre con la federal.
Una verdadera constitución debe ser para todos y para todos los tiempos. No puede ser ni de izquierda ni de derecha, ni progresista ni retardataria, ni liberal ni conservadora. Debe establecer de manera sencilla y clara reglas de gobierno y los derechos fundamentales de los gobernados. No tiene por qué contar con cientos de artículos o pretender convertirse en un programa de acciones.
El proyecto del gobierno capitalino, sin embargo, no parece cumplir con estos requisitos. Cuauhtémoc Cárdenas, quien sigue siendo coordinador de asuntos internacionales de la Ciudad de México pero se ha integrado al grupo redactor con políticos como Alejandro Encinas y Porfirio Muñoz Ledo, ha señalado que la nueva carta “debe constituirse en el marco de un modelo de desarrollo o de un proyecto de ciudad”. En otras palabras, debe ser un programa político concreto. El propósito es construir una ciudad “que tienda a la equidad social”. Si se cumple este proyecto, la Ciudad de México tendrá una constitución partidista que sólo reflejará la visión de una minoría de los capitalinos.
Una vez más queda claro por qué los ciudadanos nunca mostramos entusiasmo por la idea de los políticos de eliminar el Distrito Federal y crear esta nueva Ciudad de México. La propuesta nunca habría sido aprobada en un referéndum. La única razón de la reforma parece ser impulsar el proyecto de un grupo político que quiere crear una camisa de fuerza que impida a los ciudadanos seguir otros caminos. Este grupo quiere una constitución progresista. que impida el progreso de la ciudad.

Profepa y Tajamar
Ayer se venció el plazo que la Profepa impuso a Fonatur para concluir el rescate de fauna en el Malecón Tajamar de Cancún, sólo que el grupo de activistas que bloquea el predio no permitió el acceso de personal para llevar a cabo la labor. ¿Habrá consecuencias legales? Y ¿contra quién?
Twitter: @SergioSarmiento
 

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