Opinion

El alcalde que merecemos (II)

Óscar Fidencio Ibáñez Hernández

2015-11-25

Enrique Tierno Galván fue un ilustre profesor español que entre otras cosas fue alcalde de Madrid en el período de 1979 a 1986, cargo para el que fue reelecto después de su extraordinaria primera gestión, en la que además de su honestidad y eficiencia en la administración de los servicios de la capital española, logró a través de sus gestos, actitudes y escritos una aceptación de sus gobernados que le granjeó un funeral multitudinario el día que murió siendo aún alcalde.
El ejemplo de este alcalde madrileño representa uno de los tantos casos que confirman que una buena preparación académica, pero sobre todo una cultura y educación cívica, retribuye con creces en el ejercicio administrativo en beneficio de los ciudadanos. Una característica sobresaliente fue su pulcritud y transparencia en el manejo de los asuntos públicos, que no dieron pie a ninguna consideración de deshonestidad, conflictos de interés, beneficio a los amigos o propio en el uso de los recursos de todos.
¿Cuántos ejemplos de alcaldes de Juárez existen con evidencias públicas de beneficiarse de su puesto ya sea personalmente, o a sus socios y amigos, debido que se relaciona su paso por la administración pública con adquisición o desarrollo de terrenos que posteriormente se ven favorecidos por obra pública, en lugar de que estas inversiones se apliquen en beneficio de quienes más las necesitan?
Por otra parte sí existen ejemplos, aunque menos, de alcaldes que se han significado precisamente por su visión para resolver problemas de fondo, su honestidad en el manejo de los recursos públicos, incluso apoyando con filantropía esfuerzos municipales.
La próxima visita del Papa Francisco a esta frontera, representa una ocasión histórica para casi cualquier comunidad del planeta, por su singularidad y excepcionalidad. Hay metrópolis globales que para preparar la visita de un pontífice, invierten por lo menos un año de trabajo, y realizan planes que puedan aprovechar los beneficios secundarios de una visita de ese tipo que por su naturaleza persigue objetivos espirituales. Hay otras que a pesar de la premura del anuncio, cuentan con el mínimo orden de gobierno que les permite rápidamente ajustarse a las eventualidades.
El contraste en la manera en que las actuales autoridades locales han afrontado esta realidad histórica, sobresale por su improvisación, frivolidad y falta de visión elemental. Ciertamente la cultura, el liderazgo y la capacidad administrativa son elementos sine qua non para reaccionar frente a oportunidades de esta envergadura, por lo que reitero la necesidad de la formación cultural que puede generar sinergias y procesos conmensurables a este tipo de acontecimientos.
No es lo mismo sólo pensar en limpiar, pintar y maquillar las calles y lugares por donde pasará el líder católico, a ser un líder que convoque a la comunidad de trabajadores, empresarios, organismos de la sociedad y otros liderazgos para tratar de afrontar asuntos más importantes como la seguridad, la cortesía, el buen trato, la limpieza y la disposición para los visitantes que seguramente vendrán a participar en los eventos, tal como hizo Tierno Galván frente a la inminencia del Mundial en España a través de uno de sus célebres bandos de gobierno.
El comentario anterior es sólo para señalar con un ejemplo práctico la necesidad de que el próximo alcalde de la ciudad sea una persona con amplia cultura, de tal manera que le permita atender con profundidad los serios problemas que ahora por desidia, incompetencia, corrupción y falta de liderazgo comprometido, se siguen agravando en lugar de resolverse.
Un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas, una autonomía de intereses económicos particulares y una visión de largo plazo que permita atender las causas y no los síntomas de los problemas urbanos y de la comunidad, requieren una esmerada cultura humanista, y una experiencia de vida ciudadana virtuosa. Estas son condiciones que debemos buscar en el alcalde que nos merecemos.

X