Opinion

Mejores ciudadanos, mejor gobierno

Adela S. González

2015-11-08

Imposible pretender que vivamos en un país ideal y menos, cuando sus gobiernos son desordenados y es habitado por ciudadanos apáticos, no participativos y hasta cierto punto irresponsables frente a las obligaciones que se adquieren a la par que los derechos.
En el año 2000 sucedió la alternancia en el poder: el PRI perdió la Presidencia de la República por primera vez en décadas de manipuleo, engaños y triquiñuelas y al ascender Acción Nacional en la persona de Vicente Fox, se exigió el cambio de la noche al día sin que ello representara el mínimo esfuerzo para los millones que hicieron posible la derrota política más comentada de nuestra historia.
El impacto en el partido caracterizado por utilizar como bandera a la Revolución y su herencia histórica, de los colores patrios y demás símbolos nacionales, fue amortiguado con una labor de zapa a través de los gobernadores de los estados. Dos fines tuvieron en la mira: obviamente, complicar el gobierno albiazul y recuperar el poder. Tales propósitos dieron como resultado, además de hostilidades de agrupaciones y sindicatos afines, la Conago (Conferencia Nacional de Gobernadores) que al recuperar Los Pinos, está dedicada a ensalzar al priismo y al presidente. Posteriormente surge la asociación de alcaldes cuyas acciones tienden más al lucimiento político que a efectivizar los acuerdos que se suscriben en favor de la mejoría social. Ejemplo, la reciente reunión en Chihuahua capital donde se firmaron nuevos pactos sin que nadie dijera cuáles de los anteriores fueron cumplidos.
Lo pasado, pasado es y ante los fracasos del priismo que ya no puede presumir que sí sabe gobernar pues los hechos del día con día lo contradicen, particularmente en la economía que no puede aumentar el índice de crecimiento del PIB (2.29 por ciento este 2015: Banxico), queda para los ciudadanos lograr la superación cambiando la estrategia de comportamiento civil en la vida cotidiana, y en los procesos electorales ejercer la prerrogativa de votar, además de mantener estrecha vigilancia sobre el gobierno y quienes están ahí con la única razón de procurar el avance y desarrollo de los gobernados.
¿Cuál sería la estrategia y a quién corresponde diseñarla?: ¿Al propio gobierno? ¿A los partidos políticos? ¿Los sindicatos o los empresarios? ¿Los organismos colegiados? (pudieran ser pero la mayoría están adheridos al partido en el poder y no abonarían al cambio) ¿A la sociedad civil?
Ciertamente, es a la sociedad civil a la que corresponde, con el imperativo del deber ser, mover los medios al alcance para romper el círculo vicioso que como telaraña todo lo envuelve. El camino a seguir es simplemente sujetar la vida individual y comunitaria a la observancia del orden, respeto a todo lo que nos rodea, a leyes y reglamentos con lo cual se honra a sí mismo el ciudadano íntegro y la sociedad entera, ergo limita el ejercicio abusivo del poder y acota las corruptelas hasta ahora aceptadas normales cuando distan de serlo. El aumento de guiadores infraccionados en nuestra ciudad habla de reticencia ciudadana que robustece las arcas municipales con millones por multas producto de la inconsciencia. Conductas ilícitas tan simples como la anterior, o tirar basura, estacionarse indebidamente, grafitear, destruir lo que apenas cuenta la ciudad (señalamientos, bancas en los parques, plantas y árboles), equiparan a la sociedad que falta al bando de buen gobierno con la conducta exigida a los gobernantes en ningún caso ejemplo de buen comportamiento y rectitud.
Estaremos de acuerdo en que todo lo relativo a la democracia se depositó en los partidos políticos que, alejados de sus principios y objetivos, poco aportan a la formación ciudadana pero la democracia demanda mucho más. El proceso electoral en puerta ofrece la oportunidad de sopesar a los candidatos de los partidos así como a los independientes que se propongan. Sin embargo, no habrá fruto si se niega la propia contribución a lo que se aspira. Mejores ciudadanos, mejor gobierno, es la fórmula.
Propuesta.- Surge del senador sonorense Francisco Búrquez y consiste en recortar 50 por ciento del presupuesto a las élites políticas. Si le interesa enlace change.org “50% menos al presupuesto de la clase política”. El 15 de noviembre es fecha límite para adherirse a esta propuesta.

X