Opinion

Mariguana: ¿Qué tipo de despenalización?

Pascal Beltrán del Río

2015-11-03

Distrito Federal— Mientras en México se debate el tema de la despenalización de la mariguana –por ahora, en la Suprema Corte, donde se resolverá un amparo que sólo tendría efectos para cuatro personas–, conviene voltear a ver la experiencia de cinco entidades de Estados Unidos que recientemente han legalizado algunos aspectos del uso de la droga con fines recreativos.
Lo primero que habría que decir es que lo aprobado en Colorado, Washington, Oregon, Alaska y el Distrito de Columbia no es igual en todos los casos.
Por ejemplo, en Colorado y Oregon una persona puede cultivar hasta seis y cuatro plantas de mariguana, respectivamente, pero en Washington la producción sigue prohibida. En cambio, en el Distrito de Columbia se permite cultivar hasta seis plantas por adulto y 12 plantas por casa, pero la venta está vedada.
Las multas por fumar mariguana en público son de hasta 999 dólares en Colorado, pero de apenas 27 dólares en el estado de Washington.
El impuesto por la venta tolerada de mariguana, pagado por el consumidor, es de 6.4 por ciento en Washington y de 10 por ciento en Colorado; en Alaska sólo se grava la producción (50 dólares por onza, medida de peso equivalente a 28.3 gramos).
En las cinco entidades, la edad legal para fumar mariguana es de 21 años (en algunos casos, más que la edad mínima para consumir alcohol), pero la cantidad que cada usuario puede cargar varía: en Colorado, Oregon, Alaska y Washington es de una onza, mientras que en el Distrito de Columbia son dos onzas.
Como referencia, el tabaco de un cigarro comercial pesa alrededor de 0.7 gramos. Es decir, con una onza pueden hacerse unos 40 cigarros de esa dimensión.
En Colorado, Oregon y el Distrito de Columbia (donde está prohibida la venta) se puede obsequiar hasta una onza de la hierba. En Alaska se puede regalar hasta seis plantas inmaduras. Sin embargo, en Washington regalar mariguana está prohibido.
El tema de la despenalización es tan reciente que tres de los cinco estados no han definido qué cantidad de tetrahidrocannabinol (THC, el principal compuesto psicoactivo de la mariguana) pueden contener productos comestibles elaborados con la planta, como los llamados space cakes que se ofrecen en las cafeterías de Amsterdam, donde se tolera la venta y el consumo de la droga desde 1976. Solamente Colorado y Washington han puesto ese límite en 100 miligramos de THC.
Por cierto, hay grandes diferencias entre comer mariguana y fumarla.
La página internet Amsterdamlogue, para visitantes de esa ciudad holandesa, advierte a los clientes de esas cafeterías que las posibilidades de sufrir una sobredosis con space cakes –galletas o brownies con mariguana– son reales.
Cuando se fuma mariguana, generalmente los efectos llegan tan rápido que el consumidor no siente la necesidad de prender otro cigarrillo. En cambio, agrega, cuando se come, la tardanza en percibir las alteraciones en los sentidos lleva a muchas personas a consumir más space cakes.
“La experiencia de una sobredosis no es nada agradable”, apunta Amsterdamlogue. “Toda noción de tiempo y dirección se pierde y es reemplazada comúnmente por la paranoia y el pánico… Algunos visitantes a Amsterdam terminan en el hospital”.
Luego está el aumento en el consumo, que ocurre en los meses posteriores a la despenalización.
En Colorado, donde se legalizó la venta y consumo de mariguana con fines recreativos en 2012, el porcentaje de usuarios de la droga brincó de 12.24 por ciento, para el período 2011-2012, a 14.90 por ciento, para el lapso 2012-2013.
Como conclusión, diría que hay muchas cosas que considerar antes de avanzar hacia una despenalización en México, que, estoy convencido, ocurrirá tarde o temprano.
La principal es qué tipo de marco legal queremos en este tema, ¿uno que permita la producción y el autoconsumo o también la venta comercial? ¿Qué límites pondremos en cantidad y edad? ¿Estamos dispuestos a que se haga respetar esos límites, aplicando las sanciones correspondientes?
Éste es un asunto en el que hay mucho más en juego que la libertad individual de los consumidores.

X