Opinion

La sucesión en Chihuahua (2ª Parte)

Sixto Duarte

2015-10-11

La semana pasada en este mismo espacio hablamos de las condiciones a que está sujeto el proceso electoral 2016 en el Estado de Chihuahua, así como la participación política de algunos actores en la etapa de renovación institucional en el Estado. Toca el turno hablar de los aspirantes a la candidatura dentro del Partido Revolucionario Institucional.

Las acciones de gobierno siempre reflejan el perfil y la preparación de quienes las emprenden; en este caso, el perfil de ingeniero civil se ha visto expuesto en la enorme cantidad de obra pública que en la capital ha hecho Javier Garfio Pacheco, alcalde de Chihuahua. Es, desde luego, un actor político a considerar en la sucesión.

Garfio ha hecho un papel respetable como presidente municipal en los últimos dos años. Apenas el pasado viernes rindió su segundo informe de gobierno en la capital, en un evento enmarcado por la asistencia de lo más nutrido de la sociedad chihuahuense. El talón de Aquiles del edil es su falta de popularidad fuera de la capital del Estado que, sin duda, será un factor a considerar al momento de la decisión final del partido.

La juventud es un elemento que los partidos regularmente buscan utilizar en la batalla electoral, dependiendo de si sus propios candidatos son jóvenes o no lo son. Si los candidatos propios son jóvenes se hablará de frescura, de dinamismo, de energía y de falta de vicios sistemáticos. En caso contrario, se dirá que el candidato joven es inexperto, reaccionario, con poca experiencia para enfrentar los retos que implica el gobernar. Desde luego que el caso de la Senadora Lilia Merodio encuadra perfectamente en esta descripción. Su juventud es un arma de dos filos: puede ser utilizada a su favor o en su contra, según hablen de ella quienes la apoyan o quienes no lo hacen.

Lilia es una figura fresca pero a la vez con experiencia, por tanto es una carta a tomar en cuenta para la sucesión.

La popularidad desde luego que es un factor importante al momento de elegir un candidato. Los institutos políticos cuentan con el respaldo de sus militantes, sin embargo las elecciones se ganan con el voto de la mayoría de los ciudadanos que no siempre son militantes de algún partido. Es por eso que los partidos buscan candidatos que sean conocidos por la ciudadanía a efectos de garantizar el triunfo. Héctor Murguía es sin duda una opción popular. El exalcalde basa su proyecto político en ser un personaje conocido, primero por su función como jefe de la comuna juarense, y recientemente por ser funcionario de primer nivel en el Estado. Aunado a ello, Teto recibió el viernes pasado la oportunidad de hablar en el informe del alcalde de Juárez, dándole un foro para hacerse notar en el momento que las encuestas se llevan a cabo.

El ejercicio del poder desgasta, y esto desde luego es una de las debilidades de Teto al haber sido alcalde de Juárez ya en dos ocasiones. Su fortaleza, como dijimos, es su popularidad.

Al momento de decidir su voto, el elector toma en cuenta varias cosas. Se busca principalmente una opción seria, preparada, bien intencionada, con visión de Estado y desde luego experiencia. Además, se busca un equilibrio de las características ya descritas en párrafos anteriores. Quien cumple todos estos requisitos es la senadora Graciela Ortiz.

Ex Secretaria de Gobierno, ex Diputada Local y Federal, ex Presidenta del Partido en el Estado y ex Secretaria de Elecciones del CEN, Ortiz es una mujer de probada experiencia política y partidista.

El Senado, además de ser un órgano deliberativo, es una caja de resonancia del quehacer público en México. Ortiz ha destacado en su participación en el Senado. Su vínculo con el grupo gobernante es manifiesto, pues ha tejido dichos contactos en su paso por las distintas tareas partidistas que le han sido encomendadas. Es, en mi criterio, la opción más sólida del PRI para el 2016.

Al ser Juárez la ciudad más poblada del Estado, es natural que el alcalde de la ciudad sea considerado en la sucesión del Estado. Gobernar esta ciudad no es tarea sencilla. El sonorense Enrique Serrano sigue trabajando desde su trinchera. Su fortaleza es su cercanía a Palacio. Su debilidad, los problemas a que se ha tenido que enfrentar (despensas, accidente en las dunas, etc.) y que deben ser resueltos a la brevedad, primero por ser responsabilidad pública y segundo para no empañar su aspiración.

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