Opinion

¿Alarde de unidad o golpe político?

Javier Cuéllar/Analista político

2015-10-10

En una entrevista publicada hace unos días por El Diario, César Duarte Jáquez picarescamente había anunciado que daría algunas sorpresas… ¡y parece que ya comenzaron a fluir! Toda la gente se quedó con “los ojos de plato” cuando se enteraron de que el ingeniero Héctor “Teto” Murguía Lardizábal, al parecer sin ser invitado formalmente, acudió al segundo informe de gobierno del presidente Enrique Serrano Escobar, nada más y nada menos que con la representación del señor gobernador.
Esto sucede en la recta final del proceso de selección interna del PRI, en el que este partido ungirá a su candidato a la gubernatura del estado para el próximo año 2016, y claro que este solo hecho levantó todos los murmullos imaginables respecto al significado de esa representación, máxime que con anterioridad “Teto” había asistido con ese mismo carácter a los informes de los alcaldes de Cuauhtémoc y de Ciudad Guerrero.
El desconcierto en los corrillos políticos del estado fue mayúsculo pues resulta inverosímil que el propio primer priista del estado mande al exalcalde juarense oficialmente como su representante personal al informe de su archirrival por esa candidatura. Es obvio que durante el evento los paramédicos se pusieron nerviosos al prever que el presidente municipal estaba al borde del infarto, y también muchos de sus colaboradores y acólitos.
Desde luego, mandaron traer más oxígeno, reanimadores de adrenalina sublingual y resucitadores electrónicos. ¡Carajo, no era para menos!
Pero no, la sangre no llegó al río. ¡Qué bonita es la educación!
Todos se portaron a la altura y el acto del segundo informe de Serrano se convirtió en una competencia de elogios a la personalidad del primer mandatario del estado que debió de haber gozado de lo lindo las transmisiones desde su lecho de enfermo en recuperación.
Me parece que el evento estuvo regido por la máxima de Benjamín Franklin, quien nos dijo: “Hazle bien al amigo para guardarle y al enemigo para ganarle”.
Y “Teto” no se midió en cuanto a elogios al presidente municipal Enrique Serrano, cuando le dijo que a pesar de que muchos le aconsejaron que le arrojara a él toda la culpa de todo, Serrano no lo hizo. ¿Perdón? ¡Cómo no, si todos lo vimos! Pero los elogios monumentales de Murguía Lardizábal fueron, desde luego, al señor gobernador César Duarte. De hecho fueron tantos que mucha gente quedó confundida si en realidad nos gobierna un ser humano o un dios. Creo que siendo el primer mandatario del estado un hombre que aparenta ser sencillo, debió haberse sentido incómodo con ese culto idolátrico que se le tributó en el informe. El sitial de Padre de la Patria ya lo detenta Miguel Hidalgo y Costilla, pero hasta antier el puesto de “Padre del Estado” se encontraba vacante.
Como quiera que sea, aunque lo ocurrido la noche del viernes representó para algunos un golpeteo político, otros lo calificaron como un alarde de unidad y disciplina priista que, dicen, no tiene precedente en la historia política nacional de los aztecas para acá. Pero como en política nada está escrito y los vientos huracanados pueden cambiar de un momento a otro, y en todos los sentidos que registra la rosa de los vientos, pues aun así debemos esperar a ver qué dice el supremo elector. No se olviden que ya hace mucho el filósofo de Güémez nos enseñó que en México “se puede hablar de democracia pero la palabra del jefe es mayoría”.

¿Se revitaliza Enrique Serrano?

A pesar del “Tetazo” representativo y contra lo que opinaron muchos politólogos de café, que a raíz del lamentable accidente de las Dunas de Samalayuca la carrera política del alcalde Enrique Serrano Escobar en pos de la gubernatura del estado había sufrido “Daños Totales”, parece que no es así, y aquí “el torneo se acaba hasta que se acaba”. Las cosas han cambiado y tal parece que Serrano se siente de nuevo casi completamente recompuesto y con potentes bríos.
Primero porque la reparación de los daños a las víctimas extinguió la acción penal persecutoria y dejó sin materia las críticas; y segundo, por el recuento de acciones de gobierno que presentó en su segundo informe de gobierno casi sin tener recursos.
Es evidente que el señor ha trabajado a favor del municipio de Juárez a pesar del moncayo que se le vino encima en repetidas ocasiones durante lo que va de su gestión. Lo cierto es que dejó de quejarse y puso manos a la obra con lo que tenía y en donde estaba. Bien lo dijo Benjamín Franklin: “Dios da todas las cosas al trabajo”.
Los beneficios de esas gestiones son evidentes. La obra de pavimentación es muy respetable aunque las lluvias recurrentes no la dejan lucir en todo su tamaño. Lo mismo en materia de seguridad pública la paz ha mostrado significativos avances y aunque la Fiscalía Estatal ha colaborado mucho, no se puede despreciar la labor de la policía municipal, que ha sido toral en la prevención del delito y en muchos casos hasta la detención de facinerosos.
Cuando todos estamos conscientes de que la corrupción en los cuerpos policiacos propicia la incidencia delictiva, el hecho de despedir a ochocientos policías municipales y a 70 agentes de vialidad en lo que va de su administración habla por sí solo, y debe ser interpretado como una serie de acciones decididas a limpiar las corporaciones que han desembocado en un servicio de vigilancia más honesto, aunque no traspire santidad porque todos estamos conscientes de que asear esa corporación es una labor difícil, debido a la idiosincrasia que existe en el mismo, donde casi todos los agentes piensan que la labor policiaca es un botín legítimo. ¿Legítimo? Bueno, así piensan algunos.
Lo cierto es que nuestro alcalde recibió durante toda su administración reiteradas críticas aunque es justo reconocer que muchas de ellas fueron consecuencia de estar enfrascado en la carrera por la gubernatura. Hay muchas ambiciones coincidentes y eso atiza la opinión descalificadora interesada, pero ante el trabajo realizado los malos señalamientos enmudecen. ¡Sin llorar!
En su segundo informe puntualizó en las obras y avances conseguidos por él y lo que se logró por el gobernador César Duarte, por lo que nadie puede decir que hizo caravana con sombrero ajeno, como quien dice “al César lo que es del César y a Enrique, lo que es de Enrique”.
Tal vez si sonriera más, su popularidad se incrementaría, pero no, tal parece que la adustez es su forma de ser y eso es, definitivamente, algo muy personal, aunque lo que verdaderamente importa es que sea un gobernante eficiente.
Luego entonces, pese a la tragedia de las Dunas, Enrique Serrano mostró en su informe que sigue en la contienda por la candidatura del PRI y con un impulso que quizá ya preocupó a los demás competidores, a saber, Lilia Merodio, Héctor Murguía Lardizábal, Graciela Ortiz y Javier Garfio. Bueno, a “Teto” parece que no tanto.

Opiniones interesantes

Unas declaraciones sintéticas del gobernador César Duarte Jáquez colocan en los reflectores de los francotiradores políticos a importantes actores de la lucha electoral, refiriéndose a ellos en el orden que le fueron preguntados: de Héctor Murguía Lardizábal, el primer priista del estado opina que es “colaborador y amigo” como quien dice palomeado, más ahora con su representación personal en el II Informe del alcalde Serrano.
De Lilia Merodio señala: “compañera, diputada, amiga”. ¿Qué no es senadora? Como quiera que sea, aprobada.
De Marcelo González Tachiquín apunta: “colaborador, muy trabajador”. Buena nota para el secretario de Educación, palomeado.
De Javier Garfio se refiere como “colaborador, eficiente, buen presidente municipal, amigo”. Aprobado con buena nota de lealtad y de eficiencia.
Sobre Marco Quezada, el gobernador se expresa como “un hombre que conocí y cambió”. Evidentemente reprobado. Tacha.
De Graciela Ortiz se expresa, como: “mi primera secretaria de Gobierno”. Aprobación, un tanto cuanto escueta dada la capacidad de la aludida.
En tanto que de Enrique Serrano, Duarte lo definió como “compañero diputado, líder del Congreso y alcalde de Juárez”. Aprobado por su larga trayectoria, pero si tomamos en cuenta que existen indicios de que es su precandidato favorito, la sobriedad del palomeo tiene visos de proteccionismo para no exponerlo al canibalismo.
Evidentemente, sólo uno de los mencionados en esa lista habrá de asumir la candidatura del PRI a la gubernatura por lo que es natural que el primer mandatario del estado concluyera el fusilamiento de interrogantes con la respuesta de que siempre habrá alguien más a quien poner y a quien quitar. O sea, como bien lo dijo Gustavo Díaz Ordaz: “En política nadie está completamente vivo, ni totalmente muerto”. La moneda sigue en el aire. 

Una visita ¿pastoral?

La visita que en una fecha no determinada del año próximo planea hacer a nuestro país y especialmente a nuestra fronteriza Ciudad Juárez, el Papa Francisco, ha llenado de entusiasmo a la grey católica de nuestra comarca y lugares circunvecinos. Sin embargo, las autoridades y en general la población deben tomar esta visita con sus debidas reservas porque ha corrido la especie de que el Sumo Pontífice planea hacer una visita a la ciudad de Iguala en el conflictivo estado de Guerrero lo cual puede atizar la rebelión que por ahí se cocina a raíz del cruel evento de Ayotzinapa.
En Ciudad Juárez hay varios conflictos como el de las personas desaparecidas y los asesinatos de mujeres que pueden sobrecalentar el ambiente con la presencia del líder mundial de la Iglesia. Da la apariencia de que su visita no es de corte pastoral sino político y puede resbalar en la agitación por lo que las autoridades mexicanas deben poner atención en la confección de la agenda papal.

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