Opinion

Difícil cierre de sexenio

José Ignacio Gallardo

2015-10-06

Por lo que se ve las cosas no están nada fáciles para el primer mandatario estatal. Se puede apreciar que cada día se está convirtiendo en muchos aspectos, en un cierre difícil de administración para el gobernador César Duarte. Además de que su gobierno enfrenta complicadas situaciones de carácter político y administrativo, el proceso de sucesión al interior de su partido da la impresión de que se sale de las manos al gobernador. Hay que sumar los problemas de salud que padece el mandatario derivados del grave accidente que sufrió al desplomarse el helicóptero en el que viajaba en compañía de la periodista Lolita Ayala, de su esposa Bertha y de sus respectivas comitivas. Esas lesiones requirieron intervenciones quirúrgicas que no han podido tener el debido reposo, que ya provocaron recaídas y en consecuencia el gobernador no ha podido recobrar plenamente su  salud.

Desde el momento mismo del accidente, el mandatario no atendió adecuadamente esas lesiones. De hecho, los días posteriores continuó cubriendo con la misma intensidad su agenda de trabajo, incluso estuvo presente en la ciudad de México en el mensaje político del presidente Enrique Peña Nieto con motivo de su tercer informe de gobierno. Es por eso que no se ha podido concluir el proceso post operatorio, en gran parte porque el gobernador no guardó el reposo recomendado por los médicos y siguió asistiendo a eventos que requerían un gran esfuerzo físico, como fue la ceremonia del grito de  Independencia. Fue tal el malestar que sufrió el gobernador que apenas terminada la histórica arenga independentista tuvo que salir asistido por sus escoltas. Y de nuevo tuvo que ser llevado a revisión médica.

Se le prescribió reposo, pero una vez más César Duarte desatendió las instrucciones de los galenos cuando se dio la visita de la primera dama del país, Angélica Rivera, a quien acompañó en su gira de trabajo por la entidad. Esta vez hubo graves consecuencias y ahora el ultimátum de los especialistas fue más contundente. O se guardaba completo reposo o la salud y la recuperación del ejecutivo estatal estarían seriamente comprometidas. Parece que en esta ocasión el gobernador Duarte no tiene otra opción que atender puntualmente  las recomendaciones médicas, a pesar de que sus deseos van en sentido contrario. Sobre todo ahora, dadas las circunstancias por las que atraviesa tanto su administración como su partido y, claro está, su posición política en el escenario nacional.

En los últimos meses han arreciado, tanto en los medios como en las redes sociales, las denuncias en contra de la actual administración estatal por parte de personajes identificados o pertenecientes a la oposición. Además el tropezón político que sufrió César Duarte al no alcanzar la pretendida presidencia del CEN del PRI sigue siendo un episodio incómodo.

Por otro lado, las fallas en el área administrativa siguen siendo el talón de Aquiles de la actual administración estatal y ya se ha vuelto su sello distintivo. Si eso pasa en este año no es difícil imaginar lo que pasará en el 2016 cuando se aplique el recorte presupuestal anunciado tantas veces por la federación.

También en el terreno político las cosas se siguen poniendo cada día más difíciles para los jerarcas priistas, ya que el descontento de algunos aspirantes o de algunas corrientes al interior de ese partido son cada vez más públicas.  Un ejemplo es la encendida publicación que hizo Héctor Valles Alveláis  en su cuenta de Facebook y que sin duda evidencia el nivel en el que se encuentra la situación política en el estado de Chihuahua. Este revelador e incendiario reclamo fue publicado hace unos días por quien fuera secretario en el gabinete de José Reyes Baeza y un breve tiempo en la actual administración. Valles Alveláis no tuvo reparo en poner incómodos adjetivos al gobernador Duarte. A todo lo anterior hay que sumar los constantes y estridentes reclamos de algunos suspirantes a la candidatura a gobernador, tanto de algunos de los que sí fueron invitados a la famosa reunión de aspirantes como de los que fueron excluidos. Todo esto hace ver que lo que resta  del sexenio duartista serán tiempos difíciles, por lo que se requiere mucha destreza política, porque los reclamos no solo se los hacen directamente al gobernador Duarte sino que también los hacen llegar hasta Los Pinos o al CEN del PRI donde algunos y algunas tienen derecho de picaporte. 

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