Opinion

Resurrección y… ¿revancha?

Javier Cuéllar
Analista político

2015-08-29

Sin candidato definido a la vista, los partidos y organizaciones políticas del estado de Chihuahua están trabajando intensamente sin destino definido aún rumbo al proceso 2016.
Los nanopartidos con ánimo de no desaparecer del mapa, en espera de mejores tiempos, llegarán confiados en la máxima política de Gustavo Díaz Ordaz que nos dijo: “En política nadie está completamente vivo, ni totalmente muerto”. Y es que, sinceramente, si analizamos lo que sucede al interior del propio PRI, la mayoría de los clubs políticos, que pululan en el tricolor, fueron perseguidos y marginados hasta el ostracismo o la inanición. Es claro que el canibalismo político no sólo existe en el PAN.
La persecución y la marginación trajeron funestas consecuencias al interior del partido tricolor porque sembraron el ambiente de resentimientos, agravios y, lo peor de todo, sed de venganza. ¿Venganza? Desgraciadamente sí, porque todos son seres humanos y no hay un sentimiento más generalizado entre los hombres que la revancha. “Donde hay desquite, ni quien se fije”, dice una vieja conseja popular. Del perdón olvídense, solo Dios pero “la venganza es un popular platillo de la gastronomía política que se disfruta ¡En frío!” y si no lo creen, mis dos que tres lectores, al tiempo.
Pues bien, en este contexto el presidente de la república Enrique Peña Nieto acaba de realizar algunos ajustes en su gabinete que despiertan hondas inquietudes entre las depauperadas tribus priistas perseguidas y en el caso, el exgobernador José Reyes Baeza Terrazas acaba de ser nombrado director general del ISSSTE, lo cual lo coloca dentro del gabinete super ampliado del primer priista del país y jefe de todos los pollitos o grillitos tricolores, lo cual le da al reyesbaecismo una posición que, aunque no es demasiado importante, es mucho mejor que nada.
“Algo es algo, dijo el calvo, cuando le salió un pelito”.
En estas circunstancias tenemos que, el llamado Grupo Delicias liderado por el licenciado José Reyes Baeza, es casi el único sobreviviente de la política hegemónica del duartismo y alcanza un reconfortante respiro, una bocanada de aire fresco para no asfixiarse y sus precandidatos, hasta ayer desahuciados, recobran nuevos bríos al ver alejarse de ellos el sepulcro.
Su gente abriga la esperanza de colocarse en la próxima justa política del 2016 por conducto de la senadora Graciela Ortiz González que, aunque estuvo como secretaria general de Gobierno en el arranque del sexenio duartita, se le liga con el grupo de Reyes Baeza y además se le menciona con mucha más intensidad como una posible candidata a la gubernatura. Es abogada, poseedora de una solida formación y un gran prestigio personal, que se ve destacado por su condición de mujer y a muchos les gustaría que fuera ella la abanderada del PRI.

Reyes Baeza: más oscuros que claros

Pero volviendo al exgobernador de Chihuahua Reyes Baeza, esta alegre esperanza que se desató con su designación en el gabinete de Enrique Peña Nieto no es compartida por la generalidad de los habitantes de esta entidad, de manera particular los de Juárez, quienes recuerdan con dolor que durante la segunda mitad de su sexenio el estado entero –y especialmente esta ciudad– fue desbarrancado en el peor torbellino de violencia e inseguridad que recuerde nuestra historia.
Ante esas circunstancias vividas, resulta por demás arduo alcanzar a vislumbrar los aspectos positivos que la administración reyesbaecista tuvo para con esta frontera, a pesar de que sí se registraron.
La gestión de Baeza Terrazas fue la que mayor presencia ha tenido en Ciudad Juárez en cuanto a inversión, obra pública y educación –después del olvido en el que la mantuvieron los sexenios anteriores a su gestión–, pero al peso específico de esos logros se imponen las fallas en seguridad y procuración de justicia.
Durante sus tres primeros años, el ahora director general del ISSSTE vivió las mieles con sus gobernados, pero eso se desvaneció en la segunda fracción de su gobierno, cuando el estado prácticamente quedó bajo las manos de las organizaciones delictivas y se disparó la espiral de la muerte, que tan sólo en esta localidad cobró la vida de 7 mil 500 personas durante su sexenio.
El crimen también arrastró al fracaso a dos de las principales apuestas de su administración y con las que buscó consolidar su mandato: la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) y el nuevo Sistema de Justicia Penal.
Además su sexenio terminó en medio de un cúmulo de sospechas y acusaciones por la presunta relación de varios de sus mandos con el narcotráfico, las cuales alcanzaron hasta a quien fue su procuradora general, Patricia González.
Inmerso en ese ambiente de contrastes, José Reyes Baeza Terrazas confesó al concluir su gestión de seis años que ni él estaba satisfecho.
Luego entonces ahora no se le puede colocar como un mesías para Chihuahua en la esfera nacional. Su posición servirá tan sólo para paliar un poco el canibalismo de los duartistas hacia su gente. ¿Por temor a la venganza? ¡Pues sí!

La sucesión

Pero retomando el tema de la sucesión gubernamental en boga, son muchos los aspirantes a suceder al licenciado César Duarte Jáquez, pero a juicio de algunos analistas políticos prácticamente todos los pretensos gobernadorables tienen una deficiencia: no tienen un candidato fuerte para competir por la alcaldía de Ciudad Juárez.
Es común que un candidato anodino a la alcaldía de Juárez se construya sobre la marcha cuando existe detrás de él un gobernador fuerte.
Como ejemplos de esos aspirantes débiles que llegaron a la presidencia municipal están José Reyes Ferriz y Enrique Serrano. Pero ahora, ¿cuál de los aspirantes es fuerte?
Cuando se va a elegir gobernador es más que necesaria la figura de un candidato a la presidencia municipal fuerte y, vistas así las cosas, nos da la impresión de que ningún grupo tiene en mente un candidato fuerte para la ciudad fronteriza.
¿Por qué se considera esta mancuerna importante? Puede ser que por el hecho de que nuestra frontera representa por sí sola el 48 por ciento del poder votante del estado y si a ello le agregamos su zona de influencia directa como lo es Ahumada, Janos, Casas Grandes, Nuevo Casas Grandes, el Valle de Juárez y un poco de Ojinaga. Con estos agregados el peso electoral de esta comarca puede llegar al 65  por ciento.
Algo que ningún club político de cualquier partido puede desdeñar y sin embargo, no se ve quién sería el líder de la frontera más importante del estado y la comunidad más poblada del mismo.
Y lo mismo sucede en el PAN, el único candidato que pudiera enfrentar una contienda por la gubernatura es el licenciado Carlos Angulo Parra porque el partido albiceleste se ha ido quedando paulatinamente sin gente y, por ende, sin candidatos relevantes. Si abrimos más la baraja albiceleste tenemos a Carlos Angulo o Jaime Beltrán al virreinato; pero ¿quién sería el candidato a la alcaldía? ¿Pablo Cuarón? ¿Ramón Galindo?
Luego entonces, con esa cantidad de poder votante resulta lógico pensar que el candidato a la presidencia municipal de Ciudad Juárez es de suma importancia para poder ganar en el estado y hasta ahora muy pocos se han ocupado de ese detalle.
Esto nos parece irresponsable porque en nuestra frontera reside el mayor porcentaje del poder electoral y así, la elección se ganará o se perderá en esta ciudad.
Ningún candidato a gobernador podrá solo con el paquete.

Los 70 mil pesos de la infamia

Resulta que el sistema no cambia, las influencias y favoritismos siguen siendo la regla a seguir en la asignación de las ciento veinte plazas magisteriales por las que los maestros de Chihuahua debieron competir, de las cuales setenta eran para Ciudad Juárez.
Pues resulta que muchos maestros de la capital del estado están por jubilarse en fecha próxima y forzaron el cambio de su adscripción a esta frontera para alcanzar un nivel superior de retiro.
Esta maniobra es veneno puro contra el fondo de pensiones del magisterio pero además implica un fraude contra los nuevos maestros que tienen derecho a aspirar a una vacante en su comarca.
Con este favoritismo las plazas de esta frontera se asignaron a esos mentores quedándose la gente de Juárez con un palmo de narices. ¿De qué sirve presentar exámenes si todo está arreglado y amafiado de antemano?
Fue tanta la demanda de cuasijubilados para su cambio de adscripción a esta frontera que las autoridades de la rifa estaban cobrando al parecer la suma de setenta mil pesos por cada boleto ganador.
¿Esa es la reforma educativa que implementó el presidente Peña Nieto? ¡Anda pos pobres! El sistema no cambia y lo peor de todo es que no se compone, por eso es que muchos profesores andan encabritados.
La Secretaría de Educación Pública debiera declarar nulo ese proceso de asignación de plazas y reponerlo con supervisión draconiana. Suelo parejo para todos y que les devuelvan los setenta mil pesos que les pagaron por lograr el cambio de zona para asegurar una plaza con mejores salarios.

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