Opinion

Paterfamilias y educación

Arturo Mendoza Díaz

2015-08-28

El inicio del ciclo escolar cada año trae consigo un amargo sabor de boca para las partes involucradas en la educación, de modo principal para los padres de familia, esto por falta de ese prosaico elemento llamado dinero.

Los medios informativos dieron cuenta esta vez de que, coadyuvando al fin educativo, los paterfamilias, empleados de Educación y el Ejército ayudaron en la limpieza de salones, pero a pesar de eso en ocasiones el final no es feliz.

Algunas escuelas empezaron a laborar en condición deplorable y otras no pudieron hacerlo. Aparte, en la primaria Lázaro Cárdenas, de la colonia Felipe Ángeles, fueron robadas 19 tabletas electrónicas que donó la Secretaría de Educación Pública.

Generalmente el mayor peso de la carga recae en los padres, quienes comienzan por llevar a sus hijos al peluquero, les compran zapatos, útiles escolares, uniformes, y aún deben aportar para el mantenimiento del plantel.

Por eso en esta época algunos de ellos se aprietan el cinturón, piden prestado o van a casas de empeño, llegando de manera sublime hasta el sacrificio en aras de que sus vástagos se preparen para la vida.

Así, Osvaldo Martínez gastó 3 mil pesos en uniformes para sus hijos, tres de primaria y uno de secundaria. Y como engarzando las palabras de un poema de la existencia diaria, dice: “…nada más le voy a comprar una pantalonera al de secundaria…el uniforme de diario ya le queda medio ‘ralito’, pero lo tendrá que usar todavía este año”.

La situación es pintada magistralmente en un video subido a Facebook donde la maestra Irene Castro García, directora del preescolar Francisco Márquez, de la colonia Oasis, dice unas palabras ante personal de la Secretaría de Educación y Cultura, así como madres de familia.

Ella hace una enumeración: cuatro borradores, hojas, carpetas, cartulinas y papel manila, entre lo que envió la Secretaría de Educación, y señala que eso no basta, ya que la única forma de sobrellevar los gastos escolares es con aportaciones voluntarias de los padres.

Pero eso siempre fue verdad evidente que a veces se malinterpretó, aunque no haya sido de forma perversa, sino ausente de información, pero la lógica no miente.

Por ejemplo, simplemente el monto de recursos necesarios para pintar todos los planteles de preescolar, primaria, secundaria y preparatoria de Chihuahua resulta astronómico.

Ni siquiera teniendo una fábrica de pintura podría el Gobierno estatal solventar lo referente a ese aspecto del mantenimiento escolar, por lo que el apoyo de los padres es indispensable.

Mas con la cacería de brujas de hace un año las aportaciones de los padres se satanizaron, con lo que las escuelas casi llegaron al colapso. Esto, cuando de lo que se trataba era de no condicionar la inscripción al pago de cuotas.

Tal verdad hacía necesario que la concientización de los padres fuera algo obligado, puesto que sin ella quienes sí cooperan, los directivos de planteles y las escuelas en general se quedaban, como dicen, “colgados de la brocha”.

Ahora, con el video, la maestra Castro García envió un mensaje realista a los padres renuentes a cooperar, quienes deben haber resentido el efecto de sus palabras.

Su discurso con la frase: “Tengo orden de no pedir cooperación…por mí, no den nada; ustedes deciden si los niños se limpian con papel periódico…”, en su crudeza ayudará a concientizar a los padres, propiciando en ellos una actitud positiva.

Por supuesto, no por fuerza eso se traducirá en cuotas a rajatabla, sino que el apoyo podría consistir en aportaciones en especie, tareas personales en bien del plantel o realización de actividades para recaudar fondos.

Finalmente, los padres deben estar en contacto con el plantel donde estudian sus hijos, ayudando a resolver necesidades materiales. Y es que una escuela es un ente administrativo que para funcionar necesita esa cosa vulgar denominada dinero.

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