Opinion

Mil días, diez cambios y una generación

Jorge Fernández Menéndez

2015-08-28

Distrito Federal- Exactamente cuando su administración cumplía mil días en el poder, el presidente Peña Nieto realizó diez cambios en su equipo de trabajo para encarar la segunda mitad de su mandato. Cambios que tienen como principal característica el movimiento generacional ejercido en su equipo. Salvo el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell (y los secretarios de la Defensa y Marina, que se designan siempre con otros criterios), todo el gabinete y el equipo presidencial está hoy formado por mujeres y hombres que son de la misma generación del Presidente. Son peñistas. Es el fin de compromisos del pasado para hacer una apuesta por el futuro.

Cuando, hace algunas semanas, el Presidente hablaba de un cambio generacional, que muchos pensaron había quedado archivado con la llegada de Manlio Fabio Beltrones al PRI (una decisión muy acertada por otras razones, y porque, en y desde el partido tricolor, se deben jugar otras cartas), en realidad se estaba abriendo paso la idea de hacer ese cambio en el propio equipo de Peña Nieto.

No se movieron, nadie lo esperaba, ni Miguel Ángel Osorio Chong ni Luis Videgaray. Tampoco se debilitaron: Osorio al darle posesión a todos los nuevos secretarios fue ratificado y mostrado en su papel de virtual jefe de gabinete. Videgaray tiene más presencia y mayor aparición en el gabinete. Pero de la misma forma en que ni Osorio ni Videgaray son relegados, al contrario, otros jugadores se suman a esa estructura de poder y también al escenario del 2018.

Sin duda, Aurelio Nuño ya estaba en ella, pero se confirma como parte esencial de ese trípode de toma de decisiones, ahora desde la Secretaría de Educación Pública para, ahora sí echar a andar una dependencia que estuvo demasiado ausente en todo el proceso de reforma. Y obviamente Nuño está, junto con Osorio y Videgaray, en la carta sucesoria. Lo reemplaza en la oficina de Los Pinos Francisco Guzmán, uno de los hombres más cercanos al presidente Peña.

José Antonio Meade va a la Sedesol, después de cumplir un muy buen papel en Relaciones Exteriores. Meade es el miembro del gabinete mejor calificado en las encuestas, un hombre que no es militante del PRI, que ya fue un exitoso secretario de Hacienda el sexenio pasado, un muy buen canciller en éste y ahora tendrá en sus manos una dependencia tan generosa como Desarrollo Social. Meade debe ser considerado también como una opción para la sucesión presidencial.

Rosario Robles es una sobreviviente de todo. Hay muy pocos personajes en la vida política actual que hayan sufrido tantas y tan complejas vicisitudes en su vida política como Robles. Su resurgimiento en otro equipo, en otras coordenadas, desde el Estado de México hasta llegar al gabinete presidencial, tener a su cargo nada menos que la Sedesol y ahora ir a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, pone de manifiesto su determinación. Es una posición con enormes posibilidades para hacer política y trabajo social. Rosario operará políticamente y ayer se vio muy claramente que está en el mejor ánimo presidencial.

Otra mujer, Claudia Ruiz Massieu, será la nueva canciller. Deja una buena labor en Turismo para ir a ligas aún mayores. Será una buena secretaria de Relaciones Exteriores, tiene formación y visión propias. Y lo heredado no se hurta; su padre, José Francisco, que siempre trabajó en temas de política interior era un verdadero talento en temas de política exterior. Lo hará muy bien.

En lugar de Claudia llega Enrique de la Madrid, que es uno de los mejores funcionarios del área económica, con una carrera larga y exitosa en su haber, más allá de que sea hijo del ex presidente de la Madrid. Como su antecesora en la Sectur, las suyas son carreras propias, no heredadas y de la Madrid tiene gran experiencia administrativa y una formación sólida.

José Calzada será el nuevo secretario de Agricultura, luego de pedir licencia en Querétaro. Su caso es una paradoja y un premio político. Calzada era el gobernador mejor evaluado del país y había hecho un buen trabajo. Pero el PRI perdió la elección en Querétaro ante un Francisco Domínguez que, simplemente, era infinitamente mejor candidato que Roberto Loyola. Calzada se ganó su lugar en el gabinete.

La Secretaría de Medio Ambiente queda para un aliado, el Partido Verde, pero recurriendo a un especialista como Rafael Pacchiano y no a un dirigente partidario. Es el menos conocido y con su labor tendrá que refrendar el nombramiento.

Y en la Comisión Nacional de Seguridad, Renato Sales reemplaza a Monte Alejandro Rubido. Sales es un experto en temas de seguridad y estaba encabezando, con acierto, la Comisión Nacional Antisecuestros. Ese cambio en Seguridad es también un cambio generacional.

Finalmente, José Reyes Baeza, ex gobernador de Chihuahua, llega al ISSSTE, por su trabajo en el Fondo de Vivienda del Instituto, pero también porque es un operador político muy eficiente.

El presidente Peña ya tiene ahora un equipo totalmente suyo. Ahora le tiene que exigir resultados.

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