Opinion

El pesado caminar

Sergio Conde Varela

2015-08-27

Como siempre, nuestro país arrastra algo pesado en su diario caminar. Afecta ese hecho no solo a la capital mexicana sino a estados y municipios, como los nuestros.

Esas cargas están conformadas principalmente por las políticas confusas, con rumbo equivocado; la inseguridad pública en que viven nuestras poblaciones; las relaciones equivocadas que tiene el gobierno con el pueblo. También las acciones que lastiman a los más, provocadas por los grupos de poder económico manifiesto que se están abalanzando sobre las riquezas del subsuelo patrio; desde luego, también el vaivén lastimoso a que ha sido sometida la educación sin eventos de discusión y análisis de programas y escasez manifiesta de líneas productoras de cultura.

Como si fuera poco lo anotado, surge como lanza dolorosa la caída de nuestra moneda sin justificación válida; la elevación de la canasta básica; el aumento en lo oscurito de algunos alimentos cargados con el IVA y poco falta para que se imponga este gravamen en medicinas, pues muchas de ellas, en su compra, no separan el impuesto y es un hecho que su costo, como no está regulado, pega directo en el bolsillo de todos nosotros.

Por otra parte, confunde colectivamente el discurso del presidente Peña Nieto, respecto del célebre “affaire” sobre la adquisición de la Casa Blanca por la familia presidencial desde el año pasado, sacado a la luz pública por la periodista Carmen Aristegui, manifestando el primer mandatario que los actos realizados por él y por su esposa respecto a este inmueble fueron estrictamente legales. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo pidió una disculpa al pueblo mexicano por este asunto, desprendiendo con ello la confusión de que si estaba todo legal, ¿a qué viene la disculpa?

Por otra parte, un segmento importante poblacional sabía a ciencia cierta que un funcionario designado por el presidente para investigar este caso, como Virgilio Andrade, Secretario de la Función Pública, jamás establecería una responsabilidad a quien lo designó. Quien crea lo contrario se encuentra viviendo en la cuna.

Por eso señalamos que éste y otros asuntos nos han llevado a un pesado caminar sin cambio alguno, con todo tipo de declaraciones oficiales que de nada han servido.

Algunos autores, como Sergio Aguayo, afirman que estos asuntos se convierten en focos de inestabilidad política y que algunos de ellos han nacido por la corrupción, las ineficiencias, las desigualdades, la impunidad y la exclusión de la ciudadanía.

Lo anterior ha llevado a que se levanten voces formales de denuncia como las expresadas por Aristegui, Denise Dresser, el citado Sergio Aguayo, Lorenzo Meyer y otros intelectuales, autores y periodistas que instan a la sociedad organizada para que presione a favor de los cambios del sistema, necesarios para salvar a México.

Estamos pues, ubicados en los precisos momentos para recomponer el tejido social. Entendamos que el vendaval económico que se vive arrastra con fuerza a grandes porciones de la sociedad mexicana y se requieren con  urgencia los actos que impidan que se presente una catástrofe.

Por lo pronto, Trasparencia Mexicana, grupo encabezado por abogados, interpuso amparos ante el Poder Judicial Federal para que los partidos regresen a las arcas públicas 300 millones de pesos que les fueron entregados en las pasadas elecciones de junio, y que ya habían sido destinados indebidamente para el gasto corriente de algunos partidos.

Otro caso es el de la Comisión de Diputados encargada del caso Monex y cuyo informe se terminó y arrojó que la campaña del hoy presidente Peña Nieto excedió en 13 veces el tope de campaña autorizado, lo cual se eleva a más de 4 mil millones de pesos.

Finalmente el pasado miércoles un contingente ciudadano exigió la planeación y destino del gasto público, para que los gastos gubernamentales favorezcan al gran conglomerado social.

Los casos anotados son significativos y hacen que se escuchen pasos en la azotea sin lluvia. Poco a poco está cayendo un aguacero en pleno Agosto.

 

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