Opinion

De izquierdas

Jesús Antonio Camarillo

2015-08-21

Lejos de capitalizar los resultados obtenidos en las pasadas elecciones federales, tal parece que la izquierda local representada por Morena insiste en dar pasos hacia atrás al desgastar su todavía leve capital político en disputas internas que lo único que hacen es generar la percepción de que la izquierda de Ciudad Juárez está muy lejos de ser una opción política seria y competitiva.

Aquí lo único que el observador externo local alcanza a vislumbrar de ese instituto político es un incipiente partido que se deshace a través de la pugna entre dos facciones, y cuyas cabezas visibles parecen querer a toda costa imponer sus condiciones de manera unilateral y autocrática.

La institución se aprecia entonces como algo parecido a un epicentro en el que convergen dos hordas cuyo único hilo conductor común es la consecución de las canonjías, las prebendas y el disfrute de las eventuales cuotas de poder real que podrían sobrevenir de gozar de una parte de las preferencias del electorado en las próximas jornadas.

Claro que es posible que algunos de los involucrados estén orientados por el espíritu de servicio y por los postulados básicos de una izquierda progresista, pero lo que el común de la gente observa no es precisamente eso. Por el contrario, los protagonistas de los entuertos de esta izquierda juarense parecen actores políticos sin brújula ideológica, perdidos en lo contingente y luchando por posicionar en su dirigencia y en la candidatura a la presidencia municipal a cartuchos quemados que ya poco tienen que dar en el escenario político local.

Ante el rezago histórico que en el norte del país tiene la izquierda, la de Morena tiene que reinventarse y convertirse en una izquierda protagónica, pero no de dimes y diretes de poca monta, sino en una fuerza política real que compita con el dualismo partidista dominante. Lo tiene que hacer con la imaginación y el talento político del que la izquierda ha carecido en nuestra entidad, cuidándose de no caer en los mismos vicios y prácticas espurias de sus contrincantes. Contrario a lo anterior, lo que deja ver la izquierda aquí es que estando apenas en formación ya ha incorporado lo peor del PRI-PAN, al evidenciar que son capaces de todo con tal de colgarse del presupuesto.

Afortunadamente muy a tiempo están para sacudirse de estos lastres y mostrarse como una izquierda que piensa y debate. Una que demuestra con sus actos que la política puede ser algo más que oportunismo y demagogia.

La izquierda local tiene que darse cuenta que la arena política de Ciudad Juárez no tiene fuertes cimientos. Con ello quiero decir que si las izquierdas deciden adquirir un perfil relevante lo pueden logar, pues sus competidores tampoco son la gran cosa. Ideológicamente la izquierda puede volver a defender sus conceptos básicos pero debe presentarlos bajo el ropaje de los grandes debates nacionales.

Para hacerlo necesita mostrarse como una organización que logre amplios vínculos con la sociedad, pero que al mismo tiempo sea capaz de entender que la política práctica ya no se hace como en la década de los setenta. Requiere operadores y dirigentes fuertes cuyas cartas de presentación sean el prestigio y la formación ideológica y no la astucia barata para reventar sesiones o posesionarse de inmuebles.

La izquierda moderna tiene que ser capaz de demostrar que puede ser algo más que orquestadora de marchas, plantones e interminables luchas intestinas. Una izquierda fuerte se afianza, en buena medida, en su capacidad deliberativa y en su perfil progresista en materia de derechos, igualdad y libertades.

Estoy convencido que los estadistas que el país necesita en su futuro mediato no pueden provenir ni del Partido Revolucionario Institucional ni de Acción Nacional. Tampoco de los partidos veletas minoritarios carentes de carga ideológica y convertidos en vividores sin escrúpulos. Pero el comportamiento de los izquierdistas juarenses de Morena aumenta mi escepticismo sobre la política práctica mexicana. No veo cómo vamos a salir del hoyo si la izquierda por la que eventualmente se podría apostar insiste en revolcarse en su propio lodo, cuando menos en la localidad.

X