Opinion

Estruendo en los partidos

Sergio Conde Varela

2015-08-20

El lunes 17 del corriente, un macizo grupo de juarenses veíamos como Javier Corral Jurado, senador por el estado, denunciaba en el programa de Carmen Aristegui una serie de irregularidades cometidas por su oponente Ricardo Anaya, en la elección interna del PAN para renovar la dirigencia nacional.

Sin embargo, de manera sorpresiva, el grupo de fronterizos nos quedamos “de a seis” cuando desaparecieron de la pantalla la periodista y el entrevistado, quedando el aparato como “la negra noche”, vieja canción del cancionero Picot.

Desde luego que lo que alcanzó a denunciar Corral, en el escaso tiempo que estuvo al aire, fue de un impacto sofocante contra quienes luchó. Con índice de fuego dijo que hubo financiamiento gubernamental en publicidad a favor de Anaya en un 227%, proselitismo personal con cargo a la Cámara de Diputados, operadores electorales con sueldos de 8,000 pesos a partir de mayo, registro de Anaya avalado por 235,404 firmas, cuando la convocatoria solo exigía 47 mil, 7,000 nuevos panistas inscritos en menos de un mes en Puebla. Además, manifestó el juarense que oportunamente impugno el padrón del PAN ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y éste declaró improcedente tal impugnación, sin entrar al fondo del asunto, y otras más que sería cansado enumerar.

La cadena televisiva no dio, por lo pronto, aclaración alguna por los “negros en pantalla” o fallas del control maestro, como lo llaman los que de esto saben. Y no fue sino hasta el pasado martes cuando Aristegui convocó de nuevo a Javier Corral para que concluyera la interrumpida entrevista. Las redes sociales, con su agudo sentido social, ya pensaban que se trataba de un corte de tipo pinochetista.

Por otra parte, en el PRI, Manlio Fabio Beltrones desempolvó frases en su carrera para dirigir a ese partido. Sin rubor alguno dijo: “Somos el partido en el gobierno, y éste no puede dejar de ser el brazo político del presidente”. En otras palabras, Beltrones revivió la por muchos odiada frase PRI-Gobierno.

Para confirmar la cercanía del sonorense con Peña Nieto aceptó que le acompañara como secretaria general de ese partido Carolina Monroy del Mazo, prima en segundo grado de Enrique Peña Nieto, según la heráldica y apellidos.

El PRD es el siguiente partido de mayor presencia electoral, con todo y que salió muy atribulado el pasado 7 de junio en la elección para diputados. A esta organización se le andan quemando las castañas en el fuego desde que sus dirigentes firmaron el pacto por México y luego de que desde el 2008 han usado sus dirigentes el pragmatismo político, o sea, el ajustarse a las fuerzas reales y no teóricas del caminar político. Quisieron quitar esa nube y su presidente Carlos Navarrete Ruiz en compañía del panista Gustavo Madero, anduvieron de mano sudada en medios televisivos y escritos, y según ellos muy enojados por lo sucedido en la elección de Chiapas. Sin embargo, nada cambió y el partido Verde y el PRI están felices por haber ganado en ese estado.

Nadie puede negar que los tres partidos firmaron el Pacto por México, y por tanto, el PAN y el PRD, a toro pasado, no pueden hacer faena. Serán responsables junto con el tricolor de lo que se derive de ese acuerdo de voluntades a favor de las reformas peñistas.

Por otra parte, los dirigentes de los institutos deben saber que el pueblo de México no aprueba los miles y millones de pesos que se destinan a los partidos, y si piensan de otra manera que lo sometan a una encuesta nacional.

Por otra parte, hombres y mujeres con vocación política han sido marginados por las dirigencia partidistas, constituidos como grupos de poder omnipotentes.

Insistimos que para bien del país debe cambiarse la nomenclatura política de raíz, la cual ha producido estancamientos sociales lamentables y un deterioro democrático manifiesto. Si no se dan cuenta de esto, entonces ¿de qué se dan cuenta?

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