Opinion

Familias y nuevas generaciones

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández

2015-07-29

“La educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y el futuro de la humanidad”.

María Montessori

¿Las sociedades reflejan la educación que reciben? ¿Quién y cómo se hace la educación en nuestra sociedad? ¿Qué tan importante es definir el tipo de valores que rigen en una sociedad?

Los valores de cada persona se observan y aprenden por imitación, principalmente en los primeros 6 años de vida como está demostrado científicamente, y por muchas generaciones el espacio de observación y aprendizaje de los niños era la familia, en una sociedad como la nuestra, donde no es raro que tanto el padre como la madre trabajen, o que solo haya uno de los padres, el cuidado de los niños queda a cargo de familiares principalmente abuelos, y en otros casos en guarderías.

Mientras los niños crecen en ambientes familiares, aun no estando presentes uno o ambos padres, se asume que los valores siguen siendo los de la “familia”. Sin embargo, esto no necesariamente se da cuando el cuidado se comparte con guarderías, y menos cuando se asume que son lugares de “cuidado” de niños, más que espacios de “educación en valores”.

Otra consideración importante en la educación de estos pequeños se refiere al distinto rol que ejercen los abuelos a diferencia de los padres; para nadie es un secreto que los abuelos tienden a ser más condescendientes que los papás, y por otra parte transmiten referencias de generaciones más lejanas a los entornos actuales, que además de ser distintos cambian con mayor velocidad que en generaciones anteriores.

La complementariedad de las distintas influencias de padre, madre y otros familiares con actividades escolarizadas de distinta índole, tanto motrices como intelectuales, deportivas, artísticas o culturales fortalecen la adquisición de valores, capacidades, habilidades que potencian el desarrollo de los niños, preparándolos para relacionarse en sociedad a través del amor, el servicio, el trabajo en equipo, la solidaridad, la honestidad, la justicia, la equidad, la responsabilidad, la libertad y la paz.

En una sociedad que requiere fortalecer su tejido social como la nuestra a través de educar con esos valores y que al mismo tiempo desarrolle la creatividad y demás habilidades necesarias para esta época. ¿Qué estamos haciendo para lograrlo? ¿Vale la pena educar a los padres en su responsabilidad de educar y formar? ¿Qué institución está capacitada para formar en valores además de la familia? ¿Se debe recurrir a los cursos para padres, a las guarderías, a las iglesias o a las escuelas?

En cuestiones ambientales cada vez hay más conciencia de la necesidad de proteger los bosques y cauces, por los beneficios que se derivan de ellos, porque nos dimos cuenta que la deforestación y tala aceleran la erosión, deterioran el ambiente y los ecosistemas y sus alteraciones generan mayores impactos de inundaciones y sequías, causando graves daños económicos y migraciones entre otros problemas. Para revertir dicho deterioro ambiental y económico se pagan hoy a las comunidades para que conserven los bosques por los “servicios ambientales” que brindan a todo el ecosistema.

¿Es más importante proteger el ambiente natural que el ambiente social? ¿Deberíamos pagar servicios sociales a los padres para fortalecer la educación de las nuevas generaciones? ¿Es tiempo de que generemos incentivos y políticas públicas que fortalezcan a las familias y su labor formativa en beneficio de la sociedad? ¿Debemos cuestionar y mejorar nuestro sistema económico que atenta contra el tejido social y las nuevas generaciones?

En otros países se paga a los padres para que ejerzan como tales y se les protegen sus empleos, algunas empresas dan facilidades e incentivos para que los papás estén más tiempo en casa, lo que además aumenta la felicidad y productividad de los empleados, y seguramente habrá muchas otras ideas para apoyar la importante labor de las familias para transformar la realidad social que vivimos.

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