Opinion

Papa anticapitalista

Sergio Sarmiento

2015-07-28

“La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado”.

Papa Francisco

Distrito Federal- En su reciente gira por Bolivia el papa Francisco recibió del presidente Evo Morales una cruz de madera en la forma de una hoz y un martillo. El pontífice escuchó con atención la explicación del mandatario boliviano acerca de la cruz, reproducción de otra hecha por el jesuita español Luis Espinal, quien murió asesinado, y aceptó sin cuestionar el símbolo comunista. Me pregunto qué habría hecho si le hubieran entregado una cruz gamada nazi.

Jorge Bergoglio es un papa cercano a la gente. Muestra un especial cariño por los pobres y un saludable desprecio por los símbolos del poder y la riqueza. Comprende además que la pobreza no se supera con simple caridad: “No basta con dar un sándwich si no se acompaña de la oportunidad de aprender a caminar sobre sus propios pies. La caridad que deja a los pobres tal y como están no es suficiente”. Es además un papa abierto que sorprendió al declarar: “¿Quién soy yo para juzgar a los gays?”

Francisco, sin embargo, comparte muchos de los prejuicios comunes sobre los mercados: “El pan de alguna manera participa en lo sacro del hombre –ha dicho– y, por lo tanto, no puede ser tratado como una mercancía”. No puede imaginar que como mercancía el pan puede alcanzar una mayor producción y un mejor precio por lo que dará un mayor ingreso al panadero y será más barato para el pobre.

El papa se ha pronunciado repetidamente contra el mercado libre. En la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) del 26 de noviembre de 2013 cuestiona la libertad de mercado porque dice que ésta no puede generar mayor equidad o inclusión social. Afirma también que la desigualdad “proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”.

En la encíclica Laudato si (Loado seas) del 18 de junio de 2014 vuelve al ataque y rechaza que el agua pueda ser una mercancía porque debe ser “un derecho humano básico, fundamental y universal”. Tanto en Evangelli gaudium como en Laudato si afirma: “Cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”.

El mercado no es, por supuesto, un sistema que mágicamente genere una utopía de igualdad y fraternidad. En un mercado los individuos compiten libremente para cumplir sus propósitos, ya sean egoístas o altruistas. Esta libertad molesta al papa y lo lleva a preferir sistemas que pretenden construir utopías por la fuerza.

Pero una cosa son las intenciones y otra los resultados. El modelo de mercado ha sido el más exitoso de la historia. Antes de su aplicación, más del 90 por ciento de la población del mundo vivía en pobreza extrema. Los países de economía de mercado son hoy los más prósperos del mundo. China, que vivía en una miseria similar a África, rescató a cientos de millones de la pobreza extrema (el mayor número en la historia) al adoptar mecanismos de mercado. En cambio el comunismo, según Stéphane Courtois, mató a 94 millones (65 millones en China, 20 millones en la Unión Soviética y el resto en otros países), más que el nazismo.

Yo comparto la preocupación de Francisco por los pobres y el ambiente, mas considero que los mecanismos que propone no son los adecuados. El mercado no es perfecto, pero es más eficaz que los sistemas utópicos que aplastan las libertades individuales para supuestamente construir una igualdad solidaria.

Laudato si

Hoy a las seis de la tarde se realizará una discusión sobre la vertiente política de la encíclica Laudato si en la Casa del Poeta Ramón López Velarde en Álvaro Obregón 73, colonia Roma Norte, de la ciudad de México. El ex presidente checo Václav Klaus ha mandado una colaboración grabada. Participan Ramón Parellada de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y José Antonio Pardo de la Universidad Panamericana.

Twitter: @SergioSarmiento

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