Opinion

Oaxaca: ¡Por fin!

Pascal Beltrán del Río
Analista político

2015-07-21

Distrito Federal— Mañana, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social anunciará que la pobreza avanzó en México entre 2012 y 2014. Pero no lo hizo en todos lados ni de manera pareja.
Seguramente el Coneval dirá que Oaxaca es uno de los estados que peor desempeño tuvo.
Datos preliminares indican que el porcentaje de población en situación de pobreza en Oaxaca creció casi cinco puntos porcentuales, de 61.9 por ciento a 66.8 por ciento. Con ello, Oaxaca pasó del cuarto al segundo lugar, sólo detrás de Chiapas.
Sin embargo, Oaxaca no es pobre por designio divino ni por culpa de la Conquista, sino por el desgobierno que viene arrastrando desde hace varios lustros, y en el que destacan tres de sus pasadas administraciones: las de los gobernadores Heladio Ramírez, José Murat y Ulises Ruiz.
Estado de usos y costumbres, Oaxaca ha hecho de la dependencia respecto del centro y el financiamiento con dinero público de las organizaciones sociales dos tradiciones con efectos perniciosos, pues lo han sumido en el atraso.
En 2010, cuando tomó posesión Gabino Cué –el primer gobernador no elegido bajo las siglas del PRI–, uno de sus asesores me mostró la larguísima lista de organizaciones que esperaban, mano tendida, que el nuevo mandatario siguiera honrando esos usos y costumbres: darles dinero.
Ayer por la mañana, transcurridas más de tres cuartas partes de su periodo de gobierno, Cué anunció –en presencia del vocero del gobierno de la República, Eduardo Sánchez, y del secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet– que ponía fin a la relación con la CNTE, que los gobiernos estatales habían tenido desde 1992 y que se ha traducido en pésimos resultados para la enseñanza.
Aunque más vale tarde que nunca, y si es que esto realmente va en serio, es muy probable que los oaxaqueños del futuro lloren por esos 23 años perdidos para la educación.
Ha sido un tiempo en que no se ha completado un solo ciclo escolar. Y no porque los maestros oaxaqueños sean flojos, sino porque el gobierno de Heladio Ramírez entregó a la cúpula del SNTE el control de la educación. Ya sin la tutela de las autoridades, ese grupo después se encargó de imponerle al resto del magisterio estatal las condiciones que le convenían.
Fenecía su sexenio cuando Ramírez suscribió un acuerdo con Erangelio Mendoza, secretario general de la Sección 22 del SNTE, que permitió a la CNTE controlar las plazas magisteriales y nombrar a funcionarios del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), entre otros privilegios. Desde entonces, los gobiernos estatales han sucumbido al chantaje continuo de la CNTE, que no solamente ha impuesto sus condiciones económicas a la autoridad sino que ha propiciado –mediante sus continuas ausencias para movilizarse y hacer presión– una situación de desastre en la enseñanza.
Para un puñado de dirigentes sindicales, como Rubén Núñez, eso ha supuesto cobrar jugosos salarios a cambio de “hacer política”.
La sobrevivencia de aquel acuerdo de 1992 es la piedra en el zapato de la Reforma Educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, pues sigue permitiendo el absurdo de que un grupo de comisionados de la CNTE controle la lista de asistencia de maestros e impida el cabal cumplimiento de una de las disposiciones de la reforma: no pagar a maestros faltistas y despedir a quienes acumulen tres faltas consecutivas.
Terminar con eso es la apuesta de Gabino Cué, quien hace unos días admitió estar rebasado por la situación. En plena Guelaguetza, flanqueado por funcionarios federales que le prometieron apoyo irrestricto a su decisión, anunció la desaparición del IEEPO, la cueva de Ali Babá de la CNTE.
Como Jesucristo, Cué irrumpió ayer en el templo para correr a los mercaderes. Quienes deseamos lo mejor para Oaxaca y sus niños, esperamos que el gobernador no termine crucificado y el gobierno federal, lavándose las manos.

Apunte al margen
En 86 años de vida, el PRI no ha tenido un líder nacional nacido en Chihuahua, estado clave en el desarrollo de la Revolución Mexicana. El primero de ellos podría ser el parralense César Duarte Jáquez, si se confirman los rumores sobre el futuro del gobernador.

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