Opinion

Acciones civiles para una mejor sociedad juarense

Samuel F. Velarde
Analista

2015-07-20

Vivir en una ciudad con el estigma de lo que ha sido Juárez no es nada agradable. La historia de nuestra comunidad en los últimos ocho años ha estado envuelta en una serie de tragedias inexplicables y llenas de dolor. Quienes queremos a esta localidad y deseamos que sea mucho mejor, poco podemos transformar si no practicamos acciones concretas para ir construyendo una ciudad y una ciudadanía de mejor nivel. Y estas acciones deben ser grupales para que sean efectivas y duraderas, cosa nada sencilla también.
Luego de que la política ha pasado a ser una actividad de unos cuantos y poco honorable (al menos en México, donde hay miles que viven de un sistema de triquiñuelas), las acciones de la ciudadanía pueden convertirse en el combustible de los cambios sociales macros y micros. En una lectura sobre nuestra ciudad que hago en el Diario de Juárez del viernes pasado, me percato gustoso de que algunos grupos organizados a su manera, tratan de influir de forma positiva propiciando el desarrollo humano en otras personas. Son los casos según las notas leídas de la Fundación Encuentro Chihuahua, donde a través de conferencias se pretende “levantar el ánimo entre las personas” fortaleciendo con ello la autoestima en los individuos y me imagino, otorgarles herramientas para enfrentar los estados depresivos y el estrés causado por un medio ambiente social en ocasiones hostil.
Igualmente me llamó la atención la nota de cómo la asociación cristiana YMCA, realizó una exposición en el barrio de La Chaveña, con el objetivo de propiciar la identidad y rescatar los valores familiares y vecinales que en alguna ocasión existió en ese espacio urbano. Y tal vez ejemplos como los anteriores se desarrollen en otros ámbitos, esto es saludable en el momento en que se genera un empoderamiento social y así se multiplican acciones en pos de una sociedad juarense sana y crítica, por qué no.
Las características de nuestra ciudad tan heterogénea y con varios espacios marginales, necesita de este tipo de acciones civiles que sirvan para crear ciudadanía comprometida con su entorno; una ciudadanía dispuesta a exigir a las autoridades, pues una sociedad pasiva es dañina en el momento en que nadie enfrenta a la mala gobernabilidad y a la desidia gubernamental.
Por otro lado, es necesario fortalecer la cultura cívica, tal como lo argumenta el sociólogo norteamericano Robert Putnam, esa participación en asociaciones cívicas y voluntarias que fomentan el respeto por la vida y así construir una confianza social. Sobre todo, luego de la etapa de desconfianza que nació a raíz de la ola de violencia que padecimos años atrás y que repentinamente puede volver a aparecer.
Sería interesante que los ejemplos citados anteriormente se pudieran multiplicar. Sabemos que hay comités vecinales ficticios, donde no se ha podido establecer una comunicación abierta para lograr gestionar, transformar y construir mejores espacios urbanos, desafortunadamente hay mucha apatía, ignorancia e indolencia por parte de muchos ciudadanos, sin embargo casos como los señalados anteriormente motivan al trabajo por una ciudadanía participativa.
Desde hace tiempo nos hemos convertido en una sociedad enojada, frustrada, amagada, encerrada en una crítica estéril y sin sentido. Sería más sano criticar proponiendo y haciendo, pues en la medida de que se trabaje, en esa medida se vuelve la gente exigente y participativa. En la medida en que se lucha por un entorno inmediato, dice Denise Dresser, se puede exigir sin tapujos a los que nos gobiernan de que cumplan su compromiso que les corresponde, de la otra forma, no pasa de las típicas quejas en el Facebook y en donde todo termina ahí.

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