Opinion

El puente sin nombre

Carlos Murillo M.
Abogado

2014-01-08

Al puente que pasa sobre la avenida Tecnológico, a la altura de la avenida Gómez Morín, se le conoce en el imaginario colectivo como Puente al Revés. Otras obras públicas igual de famosas son el Puente Arrugado, el Puente Libre o el Puente Negro. Pero un puente significa más que una simple construcción.
La escritora Magali Velasco dice que los griegos consideraban malditos a los puentes, porque permitían pasar de un estado a otro, cosa que puede equipararse a dar el paso de la ficción a la realidad y, por lo tanto, el riesgo de transitar por ese puente es quedarse en el camino, es decir, en la locura.
En el caso del Puente al Revés, algunas versiones coinciden en que se le llama así porque en su momento se criticó el rumbo de norte-sur, cuando se argumentaba que la necesidad de construcción era de oriente-poniente porque este sentido tenía mayor tráfico, de modo que los ingenieros de la ciudad en aquella época tomaron la decisión de construirlo en orientación contraria a la opinión pública.
El tiempo ha demostrado que el rumbo era lo de menos, el problema ha continuado porque la infraestructura es insuficiente desde hace por lo menos veinte años. Si lo vemos así, el Puente al Revés era un medio para alcanzar un fin que no se logró.
Nos quedamos en el camino como temían los griegos.
Para los seres humanos el miedo al cambio es un elemento que ha permanecido desde el inicio de los tiempos. A pocas personas les gustan las transiciones, quizá por eso nos cause tanto problema alterar una situación.
En la avenida Municipio Libre y eje vial Juan Gabriel se ha construido otro puente, quizá sea el más elevado de la ciudad y con mayores conexiones, a todas luces resulta una necesidad en esa zona, pero se ha criticado bastante, inclusive los agoreros de las desgracias han sembrado la duda de su viabilidad en términos de la construcción y soporte técnico. Por supuesto que nada está de más cuando la seguridad de los juarenses está en juego.
Esto motiva a la reflexión, inclusive ha levantado a un grupo de ciudadanos que han tendido una malla de resistencia contra la operación del puente, no sin antes imprimirle una fuerte dosis política al asunto para, aprovechando, desgastar al gobierno en turno. Otra forma de desviar energías y no llegar al destino.
Sin embargo, la cuestión es mucho más profunda, las instancias dedicadas a la construcción de infraestructura urbana son las indicadas para demostrar la viabilidad del proyecto y entre más tiempo pase, mayor será la incertidumbre que se genere sobre este puente sin uso. No caería mal una rueda de prensa con los expertos.
Entre tanto, el puente del eje vial Juan Gabriel ya está casi listo para recibir algún sobrenombre, seguramente en el ingenio popular ya se esté fraguando el siguiente apodo. Y, si no podemos resolver el problema, entonces vamos a bautizarlo: ¿usted cómo le pondría al nuevo puente?

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