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Para un envejecimiento saludable

Jane E. Brody / New York Times News Service

2016-02-06

Nueva York— Si le dieran a elegir, la mayoría de la gente optaría por una vida larga y saludable. Pocos se deleitan en la idea de pasar años, incluso décadas, incapacitados por enfermedades, dependiendo de cuidadores e incapaces de gozar de la gente, lugares y actividades que hacen que valga la pena vivir la vida.
En 1980, el Dr. James F. Fries, facultativo de la Universidad de Stanford que estudió enfermedades crónicas y envejecimiento, propuso que una “compresión de morbidez” permitiría que la mayoría de la gente se mantuviera saludable hasta cierta edad, quizá 85 años, para morir después naturalmente o después de tan solo una breve enfermedad.
Actualmente, un grupo de expertos en envejecimiento concibe una ruta para volver realidad la propuesta de Fries: uno o más fármacos que pueden desacelerar el paso del envejecimiento y el desarrollo de los males costosos, debilitantes y crónicos que típicamente lo acompañan. Si tiene éxito, su enfoque no solo volvería realidad una longevidad saludable para mucha más gente, sino que también podría ahorrar dinero. Dicen que incluso una reducción de 20 por ciento en la velocidad con que envejece la gente pudiera ahorrar más de 7 billones de dólares a lo largo del siguiente medio siglo, tan solo en Estados Unidos.
“El envejecimiento es por mucho el mejor pronosticador de si la gente desarrollará o no una enfermedad crónica como enfermedad de corazón aterosclerótico, embolia, cáncer, demencia u osteoartritis”, dijo el Dr. James L. Kirkland, director del Centro Robert y Arlene Kogod sobre envejecimiento en la Clínica Mayo, en una entrevista. “El envejecimiento supera por mucho a todos los demás factores de riesgo”.
Él y otros investigadores, quienes se hacen llamar “gerocientíficos”, difícilmente son charlatanes promoviendo elíxires mágicos para prolongar la vida. Más bien, son científicos universitarios a los que se unió la Federación estadounidense para investigación sobre envejecimiento a fin de promover un nuevo enfoque hacia el envejecimiento saludable, lo cual pudiera –o no– ir acompañado de una vida más larga. Ellos planean probar una o más sustancias que han sido estudiadas en animales y que muestran cierta promesa en personas, con la esperanza de encontrar una que nos mantenga a más de nosotros más saludables y durante más tiempo.
Como escribió Kirland en un nuevo libro, “Envejecimiento: El dividendo de la longevidad”: Al apuntar a procesos fundamentales de envejecimiento, pudiera ser posible demorar, prevenir, aliviar o atender los mayores trastornos crónicos relacionados con la edad como grupo, en vez de uno a la vez”.
Su colega gerontólogo, S. Jay Olshansky, en la Facultad de salud pública de la Universidad de Illinois en Chicago, dijo que a menudo era contraproducente atender una enfermedad a la vez. La prevención de la muerte cardiaca, por ejemplo, puede dejar a la persona vulnerable al cáncer o demencia, explicó.
Un mejor enfoque, dijo Kirkland, sería apuntar a los procesos fundamentales del envejecimiento que subyacen a todas las enfermedades crónicas relacionadas con la edad: inflamación crónica de baja intensidad que no se relaciona con infecciones; degradación celular; daño a importantes moléculas como ADN, proteínas y azúcares; así como falla de células madre y otras células progenitoras para funcionar correctamente.
El equipo, que incluye al Dr. Nir Barzilai, director del Instituto de investigación sobre envejecimiento en la Facultad Albert Einstein de medicina en el Bronx, y Steven N. Austad, quien encabeza el departamento de biología en la Universidad de Alabama en Birmingham, planea estudiar un prometedor complejo, un fármaco genérico llamado metformina, el cual ya se emplea ampliamente en personas con diabetes Tipo 2. Ellos probarán el fármaco en un estudio controlado con placebos que abarca a 3,00 personas mayores, para ver si esto demora el desarrollo o progresión de una diversidad de males relacionados con la edad, incluida enfermedad cardiaca, cáncer y demencia. Su tarea ahora consiste en reunir los aproximadamente 50 millones de dólares que se necesitan para conducir el estudio durante los cinco años que, prevén, se requerirán para determinar si el concepto tiene mérito.
El proyecto representa un radical distanciamiento de los estudios de medicamentos que prueban tratamientos para enfermedades únicas. Sin embargo, el grupo, encabezado por Barzilai, dijo que la Dependencia de Alimentos y Fármacos de EU ha aprobado su idea de probar una sola sustancia en busca de efectividad contra una gama de males.
“Si resulta que la metformina no funciona, hay varias sustancias más que se pudieran probar”, destacó Barzilai. “Bajo los auspicios del Instituto Nacional sobre Envejecimiento, tres centros de investigación han probado 16 sustancias en diferentes modelos animales y obtuvieron resultados increíbles con cuatro de ellos”.
El té verde, uno de los que fue probado, no confirió beneficio alguno para la salud o longevidad, con todo y su popularidad. Sin embargo, el fármaco rapamicina, modulador inmune empleado después de trasplantes de órganos, fue el más eficaz entre los sometidos a pruebas, notó Barzilai.
El equipo está empezando con metformina porque es un barato fármaco oral –cuesta alrededor de 2 centavos por píldora– con seis décadas de uso seguro en personas a lo largo del mundo. Entre quienes padecen diabetes Tipo 2 que lo han tomado durante años, existe evidencia indicando que, además de diabetes, protege en contra de enfermedad cardiovascular, cáncer y posiblemente daño cognitivo, dijo Kirkland, agregando que “esto apunta a los procesos fundamentales de envejecimiento, que tienden a estar ligados”.
Barzilai dijo: “Nuestro objetivo consiste en establecer el principio de usar un medicamento, o dos en combinación, para extender la duración de la salud. Lo mejor que podemos esperar de la metformina es dos o tres años adicionales de envejecimiento saludable. Sin embargo, la próxima generación de fármacos será mucho más potente”.
Barzilai está llevando a cabo un estudio de centenarios, resultados del cual podrían identificar más fármacos para demorar enfermedades relacionadas con la edad. Él y colegas están aislando genes que al parecer mantienen saludables a estos hombres y mujeres de larga vida durante 20 a 30 años más que otras personas y acortan la duración de la enfermedad al final de la vida. Varios estudios han arrojado que individuos con longevidad excepcional pasan un menor porcentaje de su vida estando enfermos, escribieron Barzilai y su colega, Dr. Sofiya Milman, en el libro sobre “Envejecimiento”.
Al analizar la acción de genes que extienden la duración de la salud, “debería ser posible concebir fármacos que imiten los efectos de los genes”, dijo. Ya se están probando dos de esos medicamentos con base genética, los cuales revelan promesa en las primeras etapas contra enfermedades del envejecimiento.
Sin embargo, hasta que se completen estudios definitivos y se demuestre que las sustancias son tanto seguras como efectivas para prolongar la salud, Olshansky advirtió que no se debe recetar a uno mismo de manera prematura con sustancias ampliamente promovidas como el resveratrol o la hormona del crecimiento
El consumidor debe ser cauteloso, advirtió, porque “hay toda una industria intentando comercializar los productos que nosotros estamos probando antes de que sean evaluados de manera apropiada”.
De igual forma, hizo énfasis en que tomar un fármaco del que se descubrió que protege de enfermedades relacionadas con la edad no es una licencia para abandonar un estilo de vida saludable. Hacerlo así “podría negar completamente el beneficio de un complejo que desacelera el envejecimiento”, dijo.

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