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Europa Oriental acoge con cautela mayor presencia militar de EU

Rick Lyman / New York Times News Service

2016-02-06

Budapest, Hungría— Los planes de administración Obama con miras a cuadruplicar el gasto militar en el centro y oriente de Europa, mayormente en respuesta a agresiones recientes en Ucrania y otras partes por parte del Presidente Vladimir Putin de Rusia, fueron recibidos cálida pero cautelosamente en la región este martes.
“No es solo la decisión correcta, es necesario para proteger a Europa Central de la lujuria expansionista de Putin”, dijo Radko Hokovsky, director ejecutivo de Valores Europeos, organización de investigación en Praga.
La anexión de Crimea por parte de Putin en 2014 y su persistente apoyo a separatistas en pro de Rusia en el oriente de Ucrania –a la par de provocadoras incursiones en el espacio aéreo de Ucrania, aumento de patrullas submarinas y maniobras militares en gran escala cerca de sus fronteras occidentales–, han agitado a muchos de los ex estados comunistas en la región y conducido a crecientes demandas de una respuesta concreta de Occidente.
Hubo poca reacción inmediata de funcionarios gubernamentales en la región –o en Rusia– a la notica de Washington, con oficiales de prensa en el Báltico, la República Checa, Hungría, Polonia y otras partes diciendo que sus gobiernos necesitaban tiempo para revisar los detalles de la propuesta antes de dar una respuesta.
Se preveía que la noticia generara una severa reacción del Kremlin y que impulsara a Putin a responder con una acumulación propia, aunque analistas dudaban que eso inspirara una carrera armamentista.
Rusia no dará la bienvenido al fortalecimiento del contingente estadounidense en Europa, en momentos en que, sin consideración a las dificultades generales en política, no hay riesgo alguno de un enfrentamiento militar directo con la OTAN”, dijo Igor Korotchenko, director editorial de la revista rusa Defensa Nacional. “Esto hará que el sistema en Europa se desequilibre más. Una cosa es que los estadounidenses desplieguen fuerzas en España, pero es muy diferente cuando las despliegan en Polonia, Rumania o los estados del Báltico”.
De cualquier forma, Korotchenko agregó: “la respuesta no será histérica”.
Se había previsto cierta acción siguiendo estos lineamientos desde que oficiales occidentales anunciaron en una reunión cumbre de la OTAN en Gales, el verano pasado, sus planes para construir bases militares de abastecimiento y para acantonar tropas en Europa Oriental a fin de apuntalar su capacidad para responder rápidamente en caso de una agresión rusa.
El hecho que la administración Obama estuviera proponiendo más de 3,400 millones de dólares en gasto militar en la región el año entrante –mucho más que los 786 millones de dólares en el presupuesto actual– lanzó cierto peso a lo que había sido un vago objetivo, pero quedaron sin respuesta preguntas sobre dónde serían desplegados equipamiento y tropas.
Oficiales estadounidenses declararon a New York Times que la intención era tener nuevo equipamiento –disponible tanto para fuerzas de Estados Unidos como de la OTAN– posicionado en la región, así como tener una brigada de combate plenamente blindada desplegada en algún punto de la región, sobre una base rotatoria, en todo momento.
Funcionarios de la Administración argumentaron que la naturaleza rotatoria de este despliegue mantendría a Estados Unidos en conformidad con el Acta de fundación de la OTAN y Rusia de 1997, bajo la cual ambas partes prometieron que no desplegarían grandes números de tropas a lo largo de sus fronteras.
Dirigentes del gobierno en Polonia y las naciones bálticas han argumentado hasta el cansancio que las agresivas acciones de Rusia en Ucrania ya habían violado dicha acta, y exhortaron a dirigentes estadounidenses a que hicieran caso omiso de ésta y desplegaran tropas permanentes en la región. El nuevo gobierno de derecha en Polonia, en particular, ha convertido el despliegue permanente de tropas de la OTAN en la región en un importante objetivo de política exterior.
La reunión cumbre de la OTAN este año será efectuada en Varsovia, así que esta propuesta suministra cierta respuesta a ese tipo de exigencias que pudieran haber predominado en la cumbre.
A pesar de la agresión rusa, el gasto militar de Europa en general ha estado cayendo. Si bien la OTAN le pide a sus estados integrantes que contribuyan con 2 por ciento del producto interno bruto para fines militares, solo unos pocos países en Europa lo hacen efectivamente. Con base en el Informe Anual de la OTAN 2015, la parte europea de la alianza dedicó al gasto militar 1.51 por ciento del PIB en 2013, 1.47 por ciento en 2014 y 1.43 por ciento el año pasado.
Oficiales de la administración Obama dijeron que la propuesta estadounidense era en buena medida la reacción a una agresión reciente de Putin, pero también mencionaron otros objetivos, incluyendo suministrar fuerzas capaces de combatir amenazas potenciales de extremistas islámicos y una reacción a la afluencia de migrantes de Siria, Afganistán y otros países.
“Tanto políticos como gente común muy probablemente apoyen cualquier mejora al panorama de seguridad de Rumania”, dijo Radu Madgin, analista político en Bucarest. “Rusia sigue siendo percibido fuertemente como una amenaza, y serían muy bienvenidas acciones y capacidades más audaces de EU. No olvidemos que Rumania también está presionando en la esfera diplomática por una flota permanente de la OTAN en el mar Negro, a fin de incrementar la seguridad regional”.
Polonia, Rumania y las naciones del Báltico han sido particularmente vocales para criticar la toma rusa de Crimea y su persistente apoyo a separatistas en el oriente de Ucrania. Polonia, en particular, ha hecho numerosas apelaciones internacionales tanto bajo este nuevo gobierno de derecha como bajo el anterior, tendiente al centro-derecha, para que tropas de la OTAN sean acantonadas en la región.
No todos reaccionarán de manera positiva a una mayor presencia militar de Estados Unidos, dijeron analistas. En algunos países como la República Checa, donde algunos dirigentes han hecho cada vez más ofrecimientos a Moscú, esta acción pudiera ser considerada contraproducente.
“El tono en el país está siendo fijado cada vez más por el presidente, Milos Zeman, quien habla abiertamente por acabar con las sanciones en contra de Rusia y consideraría esto como un paso en la dirección opuesta”, dijo Erik Best, escritor nacido en EU del Fleet Sheet de Praga, diario en línea de política y negocios.
En Moscú, analistas intentaron pronosticar la reacción de Putin por la mañana de este martes. Coincidieron en que eso casi seguramente requerirá del fortalecimiento de tropas y pertrechos a lo largo de la frontera occidental del país, incluido el enclave ruso de Kaliningrado, enclavado entre Lituania y Polonia, no contiguo al resto de Rusia.
“Lo que pasará es que, por una parte, Rusia desarrollará más su infraestructura militar en las región occidentales, que apenas cinco años atrás estaban subdesarrolladas”, dijo Rusian Pukhov, director del Centro de análisis de estrategias y tecnologías. “Por la otra, las nuevas armas serán desplegadas en el oeste de Rusia, en vez del este”.
Además, pronosticó que Putin optará por desplegar el sistema ruso del misiles balísticos Iskander-M de corto alcance, así como el sistema antiaéreo S-400, “sin mencionar armamento nuclear de tipo táctico”.
Korotchenko coincidió en que estos sistemas probablemente no sean desplegados en la región, pero no preveía que hubiera un aumento importante en el gasto militar de Rusia… algo que pudiera ser difícil que el Kremlin apoye con bajos precios del petróleo y sanciones internacionales de por sí restringiendo la economía del país.

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