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Pese a compromiso en Muro Occidental, judíos permanecen divididos

Isabel Kershner / New York Times News Service

2016-02-06

Jerusalén— Parecía una solución digna de Salomón: cear un espacio permanente de rezo igualitario en el Muro Occidental al lado del área segregada por género que ha sido el centro de cáustica protesta.
La decisión por concesión del gobierno israelí esta semana fue aclamada como “histórica” y “revolucionaria”, pero también puso de relieve el cisma entre Israel y su cúpula ortodoxa y la diáspora, particularmente en Estados Unidos, donde la mayoría de los judíos se identifica como reformistas o conservadores.
La mayoría de los judíos estadounidenses dice sentirse emocionalmente apegado a Israel. De igual forma, muchos dicen no sentirse en casa aquí, y el Muro Occidental, el icónico lugar de veneración en la Antigua Ciudad de Jerusalén que atrae multitudes de judíos ultra ortodoxos y turistas a diario, ha sido el símbolo de mayor perfil de esa alienación.
“Esto no habría pasado de no haber sido por la presión fuerte y creciente de los judíos estadounidenses”, dijo Uri Regev, rabino reformista y promotor con base en Israel de la libertad religiosa y pluralismo, sobre el movimiento del gobierno. “En mi opinión, esto no dependió de que las autoridades vieran la luz, sino que fue una respuesta a presión muy concreta transmitida a Israel a través de representantes diplomáticos, federaciones judías y donadores cruciales”.
Regev ha argumentado desde hace largo tiempo atrás que se ha dedicado demasiada atención al Muro Occidental en comparación con otras áreas de la vida israelí en las que cada vez más judíos se han estado quejando del control del rabinato estrictamente ortodoxo, que no reconoce el judaísmo reformista o el conservador.
En la ausencia de cualquier cláusula para matrimonio civil, alrededor de 300,000 israelíes que inmigraron de la ex Unión Soviética y que no califican plenamente como judíos bajo la Halakha, o ley religiosa, no pueden obtener licencia de matrimonio en Israel, en tanto el rabinato también controla la mayoría de los sitios de entierros del país.
Ahora la pregunta está en saber si el nuevo espacio de rezo en el muro –también conocido por su nombre hebreo, el Kotel– es un primer paso hacia cambio más fundamental o solo a una resolución para un problema localizado.
Regev reconoció que el acuerdo alcanzado, “en cierto sentido, puede describirse como dramático”. Sin embargo, agregó: “Espero que esta eufórica fase no debilite nuestra capacidad para ver la realidad a la cara” y “entender que aún yacen imperiosas batallas por delante”.
“Un Kotel B que podamos sacar y embellecer; que el lujo no exista cuando se trate, digamos, del derecho a contraer matrimonio”, dijo.
El poder del rabinato ortodoxo deriva en buena medida de la realpolitik israelí. Coaliciones gobernantes en la derecha e izquierda han hecho tratos durante décadas con partidos políticos de tendencia ultra ortodoxa que les dan amplio espacio en torno a cuestiones religiosas a cambio de apoyo en lo tocante a prioridades diplomáticas o presupuestarias.
El gobierno actual, encabezado por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu, es el más conservador en años. Sus ministros han estado promoviendo una legislación divisiva: como la iniciativa de “lealtad en cultura” y legislación que requeriría a organizaciones no-gubernamentales divulgar financiamientos que reciben de gobiernos extranjeros. Este tipo de legislación ha generado la condena de judíos liberales en el extranjero.
La decisión de Kotel, tras años de feroz discusión y demora, llegó como un raro contrapunto a esta tendencia. Sin embargo, el momento fue más prosaico, y probablemente no presagie un cambio más extenso. Funcionarios dijeron que los partidos fueron presionados a dar por concluidas negociaciones porque la persona de Netanyahu al frente con respecto al tema, Avichai Mandelblit, estaba dejando su puesto como secretario del Gabinete para convertirse en el procurador general.
El nuevo espacio para rezos, donde hombres y mujeres pueden venerar juntos, recibirá fondos públicos. Será gobernado por un comité encabezado por el director de la Agencia Judía, casi una organización gubernamental que trabaja con la diáspora, e incluirá representantes de los movimientos conservador y de reforma, las Federaciones Judías de Norteamérica, el gobierno israelí y Mujeres del Muro, grupo que ha estado agitando desde hace 27 años en contra de la cúpula dominada por varones.
Algunos activistas dicen que esto equivale al reconocimiento del estado de la ramas no-ortodoxas del judaísmo, aunque la lacónica resolución del Gabinete le dio vuelta al tema al evadir las palabras “reforma” y “conservador”, refriéndose más bien oblicuamente al tema de arreglos para rezos en el Muro Occidental”.
Una discusión de último momento en torno a la redacción de la reunión dominical del Gabinete terminó con la decisión del gobierno “de poner en marcha” las recomendaciones del equipo asesor, en vez de “adoptarlas”. La resolución fue aprobada, aunque los miembros de la coalición ultra ortodoxa votaron en contra… y lograron meter algunos golpes.
Al referirse a judíos de la reforma, Moshe Gafni, líder ultra ortodoxo del Parlamento, dijo: “Nunca jamás se dará reconocimiento a este grupo de payasos, no en el muro y no en ninguna otra parte”.
Es probable que el plan enfrente muchos obstáculos. El muro es un remanente del muro de retención que rodeaba el Templo del Monte, reverenciado por judíos como la ubicación de sus antiguos templos y el sitio más sagrado del judaísmo. El monte también alberga la mezquita de Al-Aksa, uno de los tres sitios más sagrados del islam.
Arqueólogos israelíes han protestado con respecto a que actualizar el área del Arco de Robinson, sitio de una antigua escalera, para convertirla en un espacio de rezos permanente de tipo no-ortodoxo, dañará uno de los sitios arqueológicos de mayor importancia en la Antigua Ciudad. Funcionarios palestinos y figuras religiosas también han condenado el plan, diciendo que el Muro Occidental, o Al-Buraq, es propiedad del Waqf islámico, o fideicomiso. (Israel conquistó el sitio, a la par del resto de la Antigua Ciudad y Cisjordania, de Jordania durante la guerra de 1967 y más tarde lo anexó en un movimiento que nunca fue reconocido internacionalmente.)
Entre los temas en general que han seguido tenazmente a las relaciones entre Israel y la diáspora durante décadas están la negativa de Israel a reconocer la conversión de la reforma y la conservadora, así que multitudes de judíos no serían suficientemente judíos para casar en Israel.
Israelíes cuyo judaísmo es cuestionado por el rabinato –o que sencillamente no quieren adherirse a sus restricciones– han evadido a la institución contrayendo matrimonio en el exterior, particularmente en Chipre; el gobierno reconoce estas uniones.
Shira Ruderman de la Fundación de la Familia Ruderman, grupo con sede en Boston que se enfoca en el fortalecimiento de las relaciones entre Israel y los judíos estadounidenses, dijo que había encontrado en una reciente encuesta telefónica entre 500 israelíes judíos que la sociedad israelí a menudo era más complaciente que sus autoridades. Más de 80 por ciento de los encuestados dijeron que todos los judíos, incluidos los reformistas y los conservadores, deberían sentir que el Muro Occidental les pertenece y deberían sentirse bienvenidos en Israel.
“La dirigencia no habla de la misma forma que siente la gente en el terreno”, dijo Ruderman. La decisión Kotel, agregó, mostró que el “pluralismo empezó a funcionar” y que Israel está “abierto al cambio”.
Sin embargo, Avinoam Bar-Yosef, el presidente del Instituto de planeación política del pueblo judío, con sede en Jerusalén, notó que muchos judíos israelíes, aunque no son religiosos observantes, aceptaban a la cúpula tradicional, sector al que describió como “ateos ortodoxos” o “laicos ortodoxos”.
“Vivimos en un estado y queremos un sistema unificado”, dijo, en tanto que en el extranjero, “hay un deseo de atraer a la alianza a todo aquel que se sienta judío”.
Bar-Yosef dijo que preveía que muchas familias israelíes celebraran bar mitzvá en la nueva sección de rezos, donde pueden estar juntas. Pero, cuando se trata de matrimonio, lo cual impacta en el estatus de los niños, dijo, “La mayoría prefiere tener el matrimonio a través del sistema, y el sistema actualmente es el rabinato”.

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