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China frena economías africanas y esperanza de nueva era

Norimitsu Onishi / New York Times News Service

2016-01-30

Johannesburgo— Años de acelerado crecimiento de la economía a lo largo del África subsahariana alimentaron esperanzas de una próspera era nueva. Para muchos, el continente más pobre del mundo finalmente estaba emergiendo, con economías que no eran ya dependientes de la voluble demanda mundial de los recursos primos del África.
Pero, a medida que la economía de China se va desacelerando y lo que en otra época parecía un hambre insaciable de productos del África va menguando, muchas economías africanas están cayendo rápidamente.
Desde el comienzo de este año, la perspectiva a lo largo del continente se ha tornado más oscura, particularmente en sus dos mayores economías, Nigeria y Sudáfrica. Sus divisas cayeron a niveles históricos este mes a medida que China, el mayor socio comercial de África, anunció que las importaciones del África se habían desplomado casi 40 por ciento en 2015.
“Nosotros podemos ver lo que impulsó el crecimiento en África cuando la demanda se va”, dijo Greg Mills, el director de la Fundación Brenthurst, grupo de investigación económica con sede en Johannesburgo. “Bien, la demanda se ha ido lejos, y no es agradable”.
En meses recientes, el Fondo Monetario Internacional ha reducido marcadamente sus proyecciones para el continente. Agencias de índices crediticios han degradado o reducido su perspectiva sobre exportadores de materias primas como Angola, Ghana, Mozambique y Zambia, que fueron los predilectos de inversionistas internacionales hasta hace poco más de un año.
Muchos economistas prevén que Sudáfrica, la economía más avanzada y diversificada del continente, caiga en recesión este año, proyección disputada por el gobierno. Como el mayor exportador africano de mineral de hierro para China, Sudáfrica sufre a causa de un bache en la minería, así como en otros sectores como la manufactura y agricultura.
Como las divisas de muchas naciones exportadoras de materia prima y mercancías, el rand sudafricano ha declinado marcadamente en los últimos meses debido a políticas deficientes en el gobierno. El débil rand hará que resulte más doloroso para Sudáfrica, que está pasando por la peor sequía en una generación y suele ser un exportador de productos agrícolas, importar maíz, producto básico del país.
Precios mayores en alimentos pudieran presentar un desafío para el gobierno del presidente de la nación, Jacob Zuma, quien enfrenta creciente ira popular a causa del aumento en la disparidad de los ingresos y cuyo partido, el Congreso Nacional Africano, se prevé enfrente serios desafíos en elecciones municipales este año.
Nigeria, la mayor economía de África y productor de petróleo, se tambalea por la caída en los precios del crudo y, al mismo tiempo, el presidente Muhammadu Buhari intenta lidiar con Boko Haram, el grupo extremista islámico que ha aterrorizado largamente a la nación. Con el petróleo representando 80 por ciento de los ingresos gubernamentales, el gobierno pudiera también carecer de los recursos para sofocar agitación potencial en el delta del Níger, la fuente del petróleo del país.
La divisa nigeriana, la naira, colapsó hasta niveles históricamente bajos este mes luego que el banco central de Nigeria aplicara restricciones sobre la venta de dólares estadounidenses a fin de proteger sus reservas de divisa exterior, cada vez menores. La divisa cayó a cerca de 300 nairas contra el dólar en el mercado negro de Nigeria, respecto de alrededor de 240 a comienzos del mes pasado.
El debilitamiento de divisas dificultará que Nigeria –así como muchos otros gobierno africanos– paguen a China préstamos empleados para construir grandes proyectos de infraestructura. La caída de la naira y la desaceleración de China también están reverberando a lo largo de negocios privados, tanto grandes como pequeños.
Conforme las economías en un bache han puesto de relieve la creciente vulnerabilidad del continente a cambios en China, han acallado buena parte de las embriagadoras conversaciones sobre “el ascenso de África”, frase capciosa que simbolizaba la fortuna del continente. La creciente demanda del consumidor y una clase media en surgimiento, si bien real en muchas naciones africanas, son insuficientes para compensar una caída en el principal motor de crecimiento en el continente, que sigue siendo materias primas y mercancías.
Sin embargo, algunos expertos también ven puntos brillantes en el mapa. Si bien exportadores que antes solían volar alto, como Angola y Zambia, han recibido el mayor impacto de la desaceleración china, otros países están mostrando mayor resistencia y adaptabilidad.
“La narrativa del ‘ascenso de África’ no era cierta, pero tampoco lo es el argumento diametralmente opuesto en el sentido que África ya no está subiendo”, dijo Simon Freemantle, prominente economista político en Standar Bank, banco sudafricano. “Obviamente, la verdad está en medio”.
“Lo que vamos a ver en lo sucesivo es mucha más fragmentación y divergencia a lo largo del continente”, agregó Freemantle. “Y lo que va a determinar esa divergencia es cuán prudentes han sido los países durante los buenos tiempos. ¿Han integrado macro reformas? ¿Han ahorrado?”
Freemantle dijo que países del oriente africano, incluyendo a Kenia y Etiopía, han sido obligados a diversificar sus economías en parte debido a su escasez de productos, probablemente sigan gozando de crecimiento robusto.
Incluso Nigeria, que sigue dependiendo del petróleo, ha experimentado crecimiento en otros sectores durante la década pasada. Una creciente clase media ha llevado al surgimiento de centros comerciales al estilo occidental. Una pujante industria del entretenimiento contribuyó a que Nigeria superara a Sudáfrica como la mayor economía en 2014.
De cualquier forma, dicen expertos, la mayoría de las naciones no lograron aprovechar los años de auge para llevar a cabo cambios a largo plazo a sus economías. No lograron manejar algunos de los mayores obstáculos hacia el crecimiento sostenido –como la severa falta de electricidad a lo largo del continente– e impulsar industrias que crearan empleos. En Sudáfrica, donde una escasez crónica de electricidad ha limitado a la economía, la tasa de desempleo ronda por alrededor de 25 por ciento.
Zambia, cuya economía depende de exportaciones de cobre, ha sufrido por la menguante demanda de China y un descenso de los precios del cobre. Minas han cerrado, al tiempo que miles de empleos se han perdido en los últimos meses.
Los detractores de esto dicen que Zambia pudiera haber aprovechado el auge negociando mejores términos con empresas chinas, incluyendo el aseguramiento de transferencias tecnológicas o empleo para proyectos de infraestructura. Zambia usó ingresos del cobre para incrementar los salarios de servidores civiles pero no invirtió en industrias de crecimiento potencial, como el turismo y la agricultura.
Edith Nawakwi, ex ministra de finanzas en Zambia y actualmente líder de un partido opositor, dijo que grandes proyectos de infraestructura a menudo eran oportunidades perdidas que no lograban conducir al desarrollo económico. Dirigentes africanos, dijo Nawakwi, pudieran haberles pedido a los chinos que construyeran infraestructura que habría profundizado la integración, los negocios y el comercio en la región.
Lo que necesitamos es un cambio en la forma en que abordamos a China”, dijo Nawakwi. “Obtienes de China lo que pides”.
El mes pasado, en una reunión cumbre aquí con la mayoría de los dirigentes africanos, el Presidente Xi Jinping prometió 60,000 millones de dólares en ayuda para el desarrollo para el continente, prometiendo también apoyar al “África a lograr el desarrollo y la prosperidad”.
Robert Mugabe, el presidente de Zimbabue y el presidente de la Unión Africana, prodigaron elogios a China como un contrapunto de potencias occidentales. Muchos delegados en la reunión cumbre dijeron que China, a diferencia de Occidente, trataba a los africanos como iguales.
Pero, con el impacto sobre África de la desaceleración de China y un creciente desequilibrio del comercio –China exportó 102,000 millones de dólares al África el año pasado pero importó tan solo 67,000 millones de dólares del continente–, están creciendo las voces de escepticismo.
“Los chinos ya no son románticos con respecto a sus relaciones con África… están lejos de eso”, dijo Ibbo Mandaza, analista político y empresario en Zimbabue. “Para ellos, es meramente económico”.

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