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Unión Europea tiene en la mira a Turquía por crisis migratoria

Alison Smale / New York Times News Service

2015-11-21

Berlín— La Policía fronteriza de Turquía detuvo a ocho marroquíes en Estambul esta semana después de que sospechara que se trataba de radicales islámicos que planeaban infiltrarse a Europa, uniéndose al arroyo de migrantes.
El hotel donde los hombres dijeron que habían reservado habitación para vacaciones negó que tuvieran reservación, y los hombres estaban cargando gráficos y documentos que a todas luces mostraban que ellos no planeaban quedarse en Turquía, sino más bien seguirían la senda del migrante, ahora bien desgastada, hacia el oeste y el norte.
Turquía dice que ha detenido aproximadamente a 1,000 presuntos extremistas de Estado Islámico este año, pero los ocho hombres de Casablanca, lo cual informó por primera vez este miércoles la agencia de noticias semioficial Anadolu, fueron los primeros de quienes se sabe que fueron detenidos por intentar hacerse pasar por refugiados. Las autoridades turcas informaron que algunos de los hombres fueron deportados y algunos seguían bajo custodia.
Este episodio pone de relieve la participación de Turquía como la puerta de entrada para refugiados que marchan a Europa, y sumó nueva urgencia a una discusión que ha estado en proceso durante semanas, a medida que líderes europeos buscan la cooperación de Turquía para detener el flujo de migrantes. Sin embargo, esas pláticas se han estancado en medio de recelo mutuo, así como la insistencia de Turquía en que se use la crisis para obtener algo que ha querido durante largo tiempo: viajes exentos de visa para sus ciudadanos a Europa.
A lo largo de los cuatro años de la guerra civil de Siria, Turquía, integrante de la OTAN, ha sido acusada por Occidente de no vigilar su frontera sur con Siria, permitiendo que yihadistas y armas entren con facilidad a Siria. Fue apenas después del último año que Turquía despertó a los peligros de Estado Islámico y estuvo dispuesta a aplicar medidas más vigorosas en la frontera siria.
Actualmente, en las consecuencias de los ataques de París, y la revelación de que la policía francesa había encontrado un pasaporte sirio en uno de los sitios de ataques que fue usado por un hombre que había pasado de Turquía a Grecia en octubre, la otra frontera de Turquía, la marítima que la conecta con Grecia, es de creciente inquietud.
La posición de Turquía entre los mundos europeo y árabe ha proyectado al país como crucial para soluciones en ambas regiones.
Para la Unión Europea, no es solo un elemento fundamental de cualquier esfuerzo por desacelerar el flujo de migrantes y ejercer mejor control sobre quién está entrando a sus fronteras externas. Es también una clave para recabar inteligencia y seguir a milicianos de Siria que están decididos a llevar la yihad a suelo europeo.
“Después de este verano, saltó a la vista que la Unión Europea necesitaba la colaboración turca a fin de tener una oportunidad razonable de mantener su propia cohesión”, dijo Sinan Ulgen, ex diplomático turco y analista en Carnegie Europa, en Bruselas.
Un trato de esa naturaleza reviste importancia en particular para Alemania, que espera recibir alrededor de 800,000 solicitudes de asilo este año. La Canciller Ángela Merkel ha seguido firme con respecto a darles la bienvenida a refugiados que huyen de las guerras de Siria e Irak, pero ella está siendo presionada para aminorar el flujo y asegurar más y mejores revisiones de antecedentes de aquellos que crucen sus fronteras.
Durante varias semanas ella y ortos dirigentes europeos han estado cortejando al Presidente Recep Tayyip Erdogan de Turquía, pero las pláticas se han prolongado.
A cambio de su cooperación, Turquía quiere ayuda –3,000 millones de euros a lo largo de los próximos dos años– para cuidar de los 2.2 millones de refugiados que ahora alberga, en su mayoría sirios. Busca viajes exentos de visa para turcos y una revitalización de pláticas que se han estancado durante una década, a causa de la membrecía turca en la UE. Además, le gustaría toda una reunión cumbre en Bruselas para cerrar este trato con la UE.
Los europeos que ya sospechan de admitir a Turquía, gran país con población mayoritariamente musulmana, se muestran recelosos. Destacan que Turquía no ha logrado asegurar su porosa frontera con Siria cuando estalló la guerra civil en 2011, incrementando la inestabilidad del área en un intento por contribuir a desbancar a su enemigo, el Presidente Bashar Assad.
La frontera ha seguido porosa, incluso después de 2014, cuando Turquía reafirmó mayor control. Europa dijo que ha permitido que miles de europeos jóvenes crucen su frontera libremente para unirse y entrenar con milicianos de Estado Islámico en Siria… incluyendo algunos de los terroristas vinculados con los ataques de París.
Turquía acusa a Europa de tenerla en el olvido, hasta que estuvo desesperada por reforzar vínculos para ayudar a controlar el flujo migratorio.
Esta semana, cada parte ha apuntado a la otra en acusaciones de severos lapsos de seguridad.
Un alto oficial de contraterrorismo en Bélgica –en sí acusada de débil vigilancia de terroristas islámicos– acusó a las autoridades turcas de haber pasar por alto solicitudes de información. Este oficial, quien solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hablar en público sobre el tema, dijo que Turquía con frecuencia se ofuscaba y por lo general no se mostraba cooperativa para compartir datos de seguridad, sugiriendo que esto pudiera haber jugado un papel en la entrada furtiva de sospechosos.
Las autoridades turcas hicieron su propio alegato sobre la falta de cooperación, diciendo que ellos habían advertido a sus homólogos franceses dos veces durante el año pasado sobre uno de los atacantes, Ismael Omar Mostefai, de 29 años de edad, ciudadano francés que era conocido por las autoridades como alguien de creencias islamistas, dijeron prominentes oficiales turcos este lunes.
El oficial turco, hablando con la condición de mantenerse en el anonimato para seguir el protocolo gubernamental, dijo que Ankara nunca había sabido más de Francia y solo había recibido una “solicitud de información” sobre Mostefai tras los ataques de París.
Los oficiales dijeron que el 10 de octubre de 2014, Turquía recibió una solicitud de informes de Francia con respecto a cuatro presuntos terroristas. Durante su investigación, las autoridades turcas dijeron que habían identificado a una quinta persona –Mostefai– y notificaron a sus homólogos galos dos veces, en diciembre de 2014 y en junio de 2015.
Oficiales de los servicios de inteligencia europeos creen que Mostefai viajó a Turquía en 2012 y probablemente se coló después a Siria. Este oficial turco puso en duda esa versión, diciendo que Mostefai había entrado a Turquía en 2013 y que no había registro de que hubiera salido del país.
El oficial turco dijo que el caso de Moistefai reflejaba la importancia de compartir información de inteligencia en el combate al terrorismo.
El recelo mutuo ha dificultado que la Unión Europea y Turquía cierren un trato sobre el reforzamiento de las fronteras de Turquía.
Percibiendo que tiene la ventaja con Europa, Turquía ha perdido el tiempo.
Sin embargo, los atentados de París pudieran haber cambiado la dinámica. Ahora, dijo Ulgen, los turcos “deberían tener prisa porque, después de París, la capacidad de la UE para entregar más se está limitando severamente”.
A Francia y Europa ahora les preocupa combatir a Estado Islámico, causa que llevará al Presidente François Hollande a Washington y Moscú la semana entrante. La cumbre con la UE buscada por Erdogan para cerrar un nuevo trato con Europa probablemente asuma una importancia secundaria.
Desde los atentados en París, gobiernos conservadores en Polonia y Hungría, aduciendo amenazas de seguridad, han sacado a colación nuevas objeciones para recibir refugiados sirios. Líderes populistas como Marine Le Pen en Francia, quien ha subido de manera constante en las encuestas, están posicionados para ganar respaldo y pudieran demorar o bloquear un trato impopular con Turquía.
A medida que se agota esa lucha política y diplomática, un aumento en la ansiedad a causa de la seguridad en aeropuertos y fronteras sigue causando ondas de choque mucho más allá de Europa. En Honduras, cinco hombres sirios que viajaban con pasaportes griegos robados intentaron entrar a Honduras pero fueron arrestados por autoridades de inmigración en el aeropuerto de Toncontín en Tegucigalpa, informaron las autoridades hondureñas a mediados de la semana.
Las autoridades indicaron que los pasaportes habían sido alterados para reemplazar las fotos originales con las de los hombres.

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