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Pese a fallos, NY se apega a programa de vivienda para indigentes

Vivian Yee / New York Times News Service

2015-08-29

Nueva York— Pasando las puertas principales sin seguro del edificio ubicado en el 60 de la avenida Clarkson, en Brooklyn, el vestíbulo es una caverna a media luz, sus molduras ornamentales de yeso y pisos estampados llenos de tierra. Las ventanas miran hacia un patio denso con hierba mala y basura. En los días cuando llega a funcionar, el elevador huele a orina.
Dentro del apartamento 6M, donde Merlinda Fernández, su esposo y sus seis hijos han vivido por cinco años, las cucarachas trepan por las paredes e invaden el refrigerador, y los ratones anidan en las cobijas del bebé. Una puerta que da a una recámara perdió sus ventanillas de cristal hace mucho tiempo, luego fueron reemplazadas con paneles de madera para parchar los agujeros. Hay juguetes que permanecen guardados en sus cajas, la única manera que la familia sabe cómo mantenerlos seguros de no ser tocados por las cucarachas.
Una calcomanía en la puerta dice, “Bendice este hogar con amor y risas”.
Fernández y su familia se encuentran entre las cientos de personas sin hogar enviadas en los últimos seis años al edificio debido a que no tenían otro lugar a dónde ir.
El inmueble de la avenida Clarkson es uno de los 400 edificios de apartamentos privados que albergan a más de 3 mil familias para las que los refugios de Nueva York no tienen cabida. La ciudad paga casi 2 mil 500 dólares mensuales por familia en conceptos de alojamiento y servicios bajo un programa que aboga por la gente indigente y que incluso  funcionarios de la ciudad consideran un gasto excesivo, desperdiciado e ineficiente, un fracaso que ha agravado la crisis de vivienda accesible en la ciudad.
El alcalde Bill de Blasio se ha comprometido a terminar con la dependencia de la ciudad a esta forma de vivienda emergente para la gente sin hogar, conocido como programa de apiñamiento, un acuerdo que el Departamento de Investigación de la ciudad ha descrito por mucho como la esquina más disfuncional de un atribulado sistema de alojamiento.
Esto es sólo la más reciente promesa respecto a un programa que inició en el 2000. Los reportes lo calificaban como horrendo. Se comprometieron a eliminarlo. Se intentaron reformas. Aun así, la ciudad sigue dependiendo del mismo.
Estaba contemplado que este verano fuera el ultimo para que el 60 de Clarkson terminara como estación para los sin hogar. Pero el proceso de transferir familias de Clarkson hacia una mejor infraestructura ha estado marcado por mala comunicación, marchas hacia atrás, retrasos y riesgos calculados –con residentes varados en el medio.
Este complejo residencial que alguna vez fue elegante en el vecindario de Prospect-Lefferts Gardens ofrece una lección sobre uno de los retos más complejos e intrincados que enfrenta de Blasio: una insistente población sin hogar –el refugio contabiliza a 56 mil.
“Creemos que esos apartamentos deben ser para inquilinos permanentes”, señaló Liliam Barrios Paoli, vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, en una entrevista. “Debe ser un alojamiento permanente; no debe ser un refugio”.
Pero la ciudad se encuentra obligada legalmente a dar refugio a cualquiera que lo solicite, y la vivienda accesible es escasa.
“Estamos empleando todas las herramientas que tenemos al alcance”, agregó. ¿Pero eliminarse el programa de apiñamiento?
“No, no en el futuro próximo”, remató Barrios Paoli.

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