Nyt

Oficial tomó un camino inusual hacia fuerza policiaca

Manny Fernández y P. McGee / New York Times News Service

2015-08-17

Arlington, Texas— El oficial James Bradley Miller no era el típico novato en el Departamento de Policía de esta ciudad. A sus 49 años, era seis años mayor que su jefe. Descubrió el servicio público relativamente tarde en su vida, tras luchar durante décadas en una serie de trabajos y carreras.
Había sido un estilista desde 2006, y su licencia estatal como cosmetólogo aún era válida tras ingresar al entrenamiento y capacitación como agente de seguridad. En el salón de belleza RazlDazl, donde se especializó en los tintes y rayos para las mujeres, presumía en su currículum publicado en Internet en 2010 que tenía “numerosos clientes recurrentes y destacadas citas”.
Creó dos empresas de alojamiento web, BlueToaster y Electric Halo, y trabajó en marketing en varias firmas, incluyendo una compañía de equipos médicos, produciendo videos corporativos y planeando la presentación de productos.
Pero sus amigos aseguran que estaba insatisfecho, y que el hombre marketing-director-estilista se había empezado a interesar en ser elemento de seguridad pública, influenciado en parte por uno de sus vecinos, un agente de Arlington.
“Era uno de esos tipos en busca de una dirección”, señaló el reverendo Gary Smith, pastor principal en la iglesia Fielder en Arlington y amigo del agente Miller, que solía cortarle el cabello al pastor en el ahora cerrado RazlDazl.
“Vio el impacto positivo que tenía su vecino como policía y eso fue algo que lo atrajo. Quería ser un tipo que vendiera más que productos. Quería hacer la diferencia”.
En la primeras horas del pasado viernes 7 de agosto, el agente Miller tuvo un enfrentamiento acelerado con el sospechoso de un robo en una agencia automotriz que dejó al sospechoso, un atleta universitario desarmado, sin vida.
Esto produjo el despido del oficial Miller de la fuerza policiaca y lo puso al centro del escrutinio público, de críticas y el enojo generalizado.
Portaba con su licencia de agente estatal de paz de apenas 19 semanas y se encontraba a dos horas de completar su capacitación de campo cuando disparó fatalmente contra Christian Taylor, de 19 años, luego de que Taylor efectuara actos vandálicos contra un vehículo e ingresara a la concesionaria.
Más allá de su ecléctico estilo de vida, había conocido ambas caras de la ley como pocos agentes podrían hacerlo.
Dos meses antes del tiroteo, su suegro, Lester Leroy Bower, que pasó tres décadas en el pabellón de la muerte tras asesinar a un ayudante del Sheriff y otros tres sujetos, fue ejecutado en la cámara letal del estado en Huntsville.
Leroy tenía dos hijas, y fue representado en la boda de su hija con Miller por medio de una vela, de acuerdo a un artículo del Dallas Morning News sobre la familia Bower.
El oficial Miller no acudió a la ejecución en junio, pero su suegra sí.
Will D. Johnson, jefe de la Policía de Arlington, solicitó al FBI participar y revisar su investigación sobre el asesinato de Taylor. El agente especial a cargo del FBI en Dallas, Thomas M. Class Sr., señaló en un comunicado que el Buró no se involucró en la investigación local. Pero sostuvo que los agentes de la policía de Arlington compartieron información “respecto a los hechos del caso con nuestra oficina en un intento por colaborar con los investigadores a determinar si pudo haber ocurrido una potencial violación de los derechos civiles”.
Miller se graduó con dos meses de anticipación a su fecha de contratación y recibió un diploma por su asistencia perfecta, de acuerdo a su currículum en línea. Estableció su propio local, el Red Banana Salon en 2006, pero cuatro años después, él y su esposa, Leslea Miller, pasaron por problemas financieros, y se declararon en bancarrota. Una semana antes del tiroteo, la pareja tuvo un logro dentro de su caso –una orden emitida que les quitaba la categoría de deudores tras haber concluido con un plan de repagos tras la bancarrota.
Miller y su esposa, también una estilista, vivían en una casa de un piso al final de una privada a ocho millas de la concesionaria. El miércoles 5 de agosto, un Jeep blanco se estacionó a unas cuadras de la cochera, aparentemente en un proyecto de restauración. Nadie respondió al llamado en la puerta frontal.
El pastor Smith mencionó que Miller tenía a un confidente cercano en su camino para convertirse en un policía: su hijo de un matrimonio previo, James Nathan Miller, un bombero de Arlington, que se había graduado de la academia de bomberos el mes pasado.
El padre y el hijo acudieron juntos a un gimnasio para prepararse y acreditar sus exámenes físicos, indicó el pastor.
Una publicación en la página de Facebook del Departamento de Policía el mes pasado felicitaba a Miller por el hecho de que su hijo se graduara de la academia de bomberos. 
“Un momento de orgullo para padre e hijo”, rezaba.
“El oficial Brad Miller que recientemente se ha integrado en Arlington estuvo codo a codo con su hijo Nathan Miller mientras se graduaba de la Academia de Bomberos de Arlington. ¡Gracias a ambos por servir en nuestra gran comunidad! ¡Increíble!”.
El pastor Smith señala que no quiere apresurar su juicio tras las acciones ocurridas. “Creo que dejaré eso a la Corte”, indicó.
“Perdió su sueño. Esperar de él algo cercano a Superman, o la perfección preternatural en lo que hace, es poco realista. Se encontró en un momento de mucho reto, en que la mayoría de nosotros nunca nos encontraremos, y es difícil tomar una decisión difícil en un momento crítico”.

X