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Autor de masacre en Tennessee tuvo escaso contacto en Jordania

Kareem Fahim / New York Times News Service

2015-08-04

Amán, Jordania— El joven visitante de Estados Unidos paseaba en su patineta, salía a correr cerca de su casa o a caminar para ir al mercado, haciendo poco caso de sus vecinos. Asistía con regularidad a la mezquita, pero nunca se molestó en conocer a otros creyentes, mostrándose indiferente hacia ellos y hacia su entorno por igual.
“No mostraba ningún interés”, dijo el imán de la mezquita.
Luego de que Mohammod Youssuf Abdulazeez, de 24 años, fuera identificado por la Policía como el hombre armado que asesinó a cinco soldados en Chattanooga, Tennessee, el mes pasado, las especulaciones comenzaron a emerger en Estados Unidos sobre lo que este sujeto pudo haber experimentado en Jordania el año pasado, durante una visita de un mes de duración con su familia antes del ataque.
Quizá Abdulazeez se enfrascó en la política o en el activismo militar, en un país azuzado por las guerras a lo largo de sus fronteras, o quizá buscaba en el Islam respuestas a sus propias batallas internas, incluyendo la depresión.
Pero el imán, Ayoub Bourini, y otros en el pequeño vecindario de clase media en el este de Amán, donde Abdulazeez vivió por un tiempo, dijeron no haber visto ninguna señal de la ira a la que dio rienda suelta en Tennessee –todo lo contrario; en su lugar describieron a un hombre cuya mente parecía estar siempre en otro lugar.
Su aparente búsqueda de devoción en la mezquita tampoco era muy efusiva –era más bien una especie de rutina, según dijeron el imán y otros. Nunca pareció ser una persona “agresiva”, como otros que el imán había visto antes en los 10 años que lleva dirigiendo los servicios religiosos en la mezquita, hombres que llegaban a atacarlo verbalmente tras haber dado su sermón semanal de los viernes.
Nadie pudiera haber adivinado lo que Abdulazeez hacía en la privacidad de su hogar, donde al parecer pasaba la mayor parte del tiempo. Pero su aparente soledad le dio peso a las primeras teorías de los investigadores en Estados Unidos, quienes sospechan que actuó por su propia cuenta y no estaba siendo dirigido por ningún grupo militante.
El ataque del 16 de julio fue uno entre varios tiroteos recientes perpetrados por estadounidenses que han dejado a los oficiales de la Policía en una lucha interna con las vidas privadas de estos hombres armados, contrariamente a tener que lidiar con la movilización de grupos organizados de extremistas. El extenso léxico que los oficiales utilizan para describir a estos individuos –frases como “radicalización personal”, o “lobos esteparios”– no parece explicar los factores psicológicos y sociales que conllevan a la violencia.
Entre estos sujetos se incluye Dylann Roof, de 21 años, quien fue acusado de asesinar a nueve parroquianos en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur. Al igual que Abdulazeez, Roof navegó de un empleo a otro, tuvo roces con las autoridades y abusaba de las drogas y el alcohol.
Abddulazeez, un ciudadano estadounidense nacido en Kuwait de padres palestino-jordanos, en veces no se tomaba sus medicamentos para la depresión, fue arrestado por manejar en estado de ebriedad y enfrentaba problemas financiaros. Había escrito sobre su vida “inútil” y sobre el suicidio, así como también de la ira que sentía hacia Estados Unidos por sus políticas en torno a Medio Oriente.
En los días antes del tiroteo, buscó en Internet sobre el martirio islámico, aparentemente con la esperanza de encontrar una manera para absolver sus pecados, según los investigadores.
Fue enviado a Jordania el año pasado para vivir con su tío y su abuelo, para alejarse de las “malas influencias” que había en Tennessee, según un representante de la familia.
Los oficiales de la Policía en estados Unidos investigaron si el tío, As’ad Ibrahim As’ad Haj Ali, tuvo algo ver con que su sobrino se involucrara en el activismo militar.
Los oficiales no han dicho qué fue lo que se descubrió en el interrogatorio.

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