Michael Barbaro / New York Times News Service
2015-07-31
Fort Lauderdale, Florida— Jeb Bush y sus aliados habían planeado un discurso largo, inclusivo y magnánimo sobre la raza el viernes en su estado natal de Florida, una oportunidad de transmitir su mensaje sin prejuicios para ninguna raza a un prestigiado grupo de líderes afroamericanos.
En un raro gesto de bipartidismo, Bush incluso planeaba citar al presidente Barack Obama, quien suele ser objeto de sus burlas.
Luego Hillary Clinton echó abajo todos esos planes.
En un mordaz ataque preventivo lanzado mientras Bush, el ex gobernador de Florida, esperaba tras bambalinas aquí en la convención nacional de la Liga Nacional Urbana, Clinton describió al republicano como un hipócrita que obstaculizó la causa de los afroamericanos.
Clinton, precandidata demócrata a la presidencia, tomó el eslogan de campaña de Bush y el nombre de su Comité de Acción Política –"Derecho a ascender”, su clave para una agenda conservadora de autosuficiencia y esperanza– y lo convirtió en un arpón verbal.
“La gente no puede ascender si no puede pagar por atención médica”, dijo Clinton, generando aplausos entre los asistentes, en relación con la oposición de Bush a la Ley de Atención Asequible.
“No pueden ascender si el salario mínimo es demasiado bajo para vivir”, dijo, criticando así la oposición de Bush a aumentar el salario mínimo federal.
“No pueden ascender si su gobernador les dificulta tener una educación universitaria”, dijo, en relación a la decisión de Bush como gobernador de eliminar el mejor acceso a la universidad para miembros de minorías.
Cuando Bush llegó al podio y declaró: “Creo en el derecho a ascender en este país”, el olor a pólvora política seguía en el aire.
Se trató de un momento inesperado en la actual campaña que pareció presagiar cuál sería la estrategia para las elecciones generales en caso de que Clinton triunfe en las elecciones primarias de su partido: un acercamiento brutal y descarnado hacia su rival republicano. El discurso de Clinton fue más sorprendente ahora que las familias Bush y Clinton están haciendo hincapié en sus vínculos amistosos: los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush aparecen en la portada de esta semana de la revista Time.
Asesores de Bush apenas si pudieron ocultar su molestia con el discurso de Clinton, del cual señalaron que había sido irrespetuoso e innecesario.
Allie Brandenburger, portavoz de Bush, envió un correo en el que señaló: “La Liga Urbana merecía algo mejor”.