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Donald Trump y los medios de comunicación

David Leonhardt / New York Times News Service

2015-07-28

Nueva York— Los medios de comunicación están pasando por una suerte de autodesprecio por la incesante cobertura a Donald Trump. “Dejen de cubrir a Donald Trump”, rezaba un encabezado paradójico reciente en Mother Jones. Otro en el Washington Post acusaba: “¿Por qué está Trump en ascenso? Por los medios”. Por su parte, el Christian Science Monitor se limitó a preguntar: “¿Se han vuelto locos todos los medios?”.
El Huffington Post sacó la cobertura de la campaña de su sección de política y la incluyó en la sección de entretenimiento. Rupert Murdoch ha instado a sus empleados de Fox News a que presten una menor atención a la campaña de Trump –al parecer sin éxito, de acuerdo con Gabe Sherman de la New York Magazine.
No hay ninguna duda de que la campaña de Trump se asemeja a un circo. Crecí en Nueva York en la década de 1980, así que se trata de un circo que ya llevo tres décadas viendo –la grandilocuencia, los insultos, los matrimonios, los éxitos y los fracasos empresariales. Cierto, su campaña presidencial es un método de llamar la atención que poco tiene que ver con los problemas más serios del país, condenado a unirse a la lista de los fracasos de Trump. Sin embargo, me parece que los medios de política se lamentan en vano de su papel en el espectáculo que es Trump. A fin de cuentas, es probable que los medios desempeñen un papel valioso en él.
Empecemos por reconocer que los reporteros de política no crearon a Donald Trump. Ya era una celebridad mucho antes de que diera a conocer su campaña presidencial –una celebridad mayor que cualquier otro candidato republicano. Estelarizó su programa de televisión por más de una década, varios edificios llevan su nombre y ha aparecido en la portada de la revista People al menos desde 1990. Los medios de política no tenían la facultad de unirse y planear una conspiración para ignorarlo. Y eso quizá no hubiera sido apropiado, de cualquier manera.
Para bien o para mal, muchos estadounidenses se sienten fascinados por él. Las búsquedas de Google con su nombre no solamente se han disparado desde la cobertura de la campaña de Trump, como lo han señalado John Dickerson de CBS News y Nate Silver de FiveThirtyEight. En ocasiones, el interés del público ha sido anterior al de los medios. La posición de Trump en la cima de las encuestas está provocando la cobertura de los medios y no al revés.
Obviamente, parte de la cobertura de la campaña de Trump –incluyendo buena parte de la cobertura de la televisión por cable– es frívola, y es probable que este tipo de atención sea el que esté inflando sus números en las encuestas. Sin embargo, la cobertura de los medios no sólo tiene el potencial de ayudar a los candidatos. También puede afectarlos. La larga historia de campañas presidenciales de candidatos como Trump –quienes nunca han desempeñado algún cargo público y quienes en teoría no estarían calificados para la presidencia– deja entrever que la cobertura de los medios terminará por afectarlo.
Mi colega Nate Cohn recientemente recordó la historia de la campaña en 2012 de Herman Cain, otro empresario grandilocuente que saltó a la cima de las encuestas republicanas. Luego los medios se centraron en el pasado escabroso de Cain, y los votantes republicanos pronto decidieron que no lo querían para candidato. Personajes como Cain y Trump, “sin una base sólida para el apoyo que reciben en las encuestas”, escribió Cohn, “pueden sucumbir ante las pruebas más básicas que los candidatos serios enfrentan de manera rutinaria y de las que suelen salir bien librados”.
La democracia estadounidense dista de ser perfecta, al igual que sus medios de comunicación. Pero éstos sí desempeñan un valioso papel democrático al seguir de cerca a los aspirantes a candidatos presidenciales, y es casi seguro que la historia de Trump forme parte de esa historia. Ya está ocurriendo.
Pocos días después de que apareciera el artículo de Cohn, The Daily Beast dio a conocer una deposición en la que Ivana Trump, la ex esposa del candidato, comentó que éste la agredió físicamente. En respuesta a las preguntas sobre el incidente, un abogado de Trump amenazó a un reportero del Daily Beast, diciendo que le arruinaría la vida. “Si publicas el nombre del señor Trump, ten por seguro que sufrirás las consecuencias”, le dijo el abogado, Michael Cohen.
La investigación está en curso.

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