Denise Grady y Nicholas St. Fleur / New York Times News Service
2015-07-27
Nueva York— Los videos que un grupo opositor al aborto han dado a conocer durante las dos últimas semanas han llamado atención hacia una práctica poco conocida: la compra-venta y el uso en investigaciones de tejidos fetales adquiridos en clínicas para abortar.
El grupo responsable de los videos acusa a Planned Parenthood de lucrar con el tejido fetal –lo que es ilegal y lo cual Planned Parenthood niega hacer. Congresistas republicanos planean investigar el asunto. Podría tratarse tan sólo de una batalla más en la prolongada guerra sobre el aborto librada en Estados Unidos, pero la disputa ha generado preguntas respecto a quiénes son los compradores y los vendedores, para qué está utilizándose el tejido fetal y qué es lo que permiten las leyes.
Científicos de universidades prominentes y laboratorios gubernamentales han estado usando discretamente por décadas el tejido fetal. Aseguran tratarse de una herramienta invaluable para ciertos tipos de investigaciones, incluyendo el estudio de enfermedades oculares, diabetes y distrofia muscular. Sin embargo, algunos accedieron a hablar sobre el tema sólo si no se mencionaban sus nombres debido a haber recibido amenazas de violencia por parte de quienes se oponen al aborto. Las compañías a las cuales las clínicas entregan el tejido y que lo venden a los laboratorios existen en una zona ambigua, legalmente. Las leyes federales establecen que no pueden lucrar con el tejido en sí, pero las leyes no especifican cuánto pueden cobrar por el trámite y el envío.
En 2014 los Institutos Nacionales de la Salud destinaron 76 millones de dólares a investigaciones en las cuales se empleó tejido fetal mediante subsidios para más de 50 universidades, entre ellas Columbia, Harvard, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Stanford, Yale y la Universidad de California en Berkeley, Irvine, Los Ángeles, San Diego y San Francisco. La dependencia espera gastar la misma suma en 2015 y 2016.
Los científicos sostienen que el tejido fetal constituye una fuente extremadamente rica de células madre que puede dar pie a tejidos y órganos, y que estudiar la forma en la que se desarrollan puede proporcionar pistas en torno a la manera de cultivar sustitutos para las partes del cuerpo que han fallado.
Las células madre derivadas de tejido adulto pueden llegar eventualmente a sustituir a las fetales, dijeron investigadores, pero la ciencia no permite aún lo anterior.
Un científico universitario que pidió no ser identificado debido a haber recibido amenazas que condujeron a su institución a apostar a un guardia en el exterior de su laboratorio, señaló que el tejido fetal era extraordinariamente útil porque “si uno quiere comprender cómo se forma un tejido o una enfermedad, debe regresar al comienzo”.
El tejido fetal únicamente puede usarse con el consentimiento de la mujer que se somete al aborto. Algunos investigadores reciben en sus propias instituciones el tejido remitido por las clínicas o por los bancos de tejidos que varias universidades poseen. Muchos adquieren el tejido en compañías que hacen las veces de intermediarios. Dichas empresas pagan cuotas pequeñas, por lo general de 100 dólares o menos por espécimen, a proveedores de abortos como Planned Parenthood, la cual asegura sólo cobrar lo necesario a efecto de cubrir sus gastos. Las compañías luego dan trámite al tejido y lo venden a científicos a un precio más alto que refleja el trámite.