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Navegan en la burocracia para renovar estampas para alimentos

The New York Times

2015-07-24

Nueva York— Tres meses han pasado desde que los vales de alimentos, “food stamps”, le fueron suprimidos a Delbert Shorter, y aún no sabe cuál fue la razón.

Al principio, pensó que los 180 dólares mensuales que le entregaba el Programa de Asistencia Federal de Nutrición Suplementaria, comunmente llamado SNAP o Food Stamps, se había retrasado.
Sin embargo, a medida que fue pasando una semana y otra más, Shorter de 78 años de edad, quien vive en un edificio de cinco pisos sin elevador en Upper East Side, empezó a ponerse más ansioso y más hambriento.
Recibió comida enlatada que le proporcionó el comedor comunitario de una iglesia, pidió prestados 60 dólares a la persona que le ayuda en su domicilio y acudió a un centro para adultos mayores para que le auxiliaran y lograr que le reintegraran sus vales para alimentos.
“Es muy difícil”, dijo. “Si hubiera sabido que esto iba a suceder, no me hubiera preocupado por la siguiente comida”.
Aun cuando en los últimos meses la ciudad de Nueva York está llevando a cabo una campaña para incrementar el acceso a los vales para alimentos, el problema de Shorter ilustra las barreras que siguen habiendo para aquellos que están inscritos en el programa.
Muchas personas que dependen de ese beneficio aseguran que se han visto forzadas a navegar en un frustrante y excesivo proceso burocrático siempre que hay alguna duda o problema con sus beneficios, o cuando tienen que renovar su elegibilidad.
En la confusión, algunos pierden sus derechos.
Esas quejas han llegado hasta los centros para adultos mayores y los comedores de beneficencia que hay en toda la ciudad, provocando que un consejal de la ciudad presentara una legislación en esta semana para que sea más fácil el proceso para obtener los vales para alimentos y otros beneficios.
El Centro Carter de Responsabilidad de los Adultos Mayores, que proporciona sus servicios en el Upper East Side y en el Este del Harlem, reveló que docenas de personas han tenido problemas para renovar los vales en los últimos seis meses.
Algunos han esperado horas para hacer sus citas telefónicas las cuales fueron canceladas de último minuto, si es que les avisaban.
Kenneth Craddock de 68 años de edad, comentó que tuvo que hacer cuatro citas —y esperar casi 16 horas a que sonara el teléfono— para lograr una entrevista de 10 minutos para que le renovaran los 141 dólares al mes que recibe a través de vales para alimentos.
“No podía moverme, estaba atrapado en el teléfono”, dijo Craddock, agregando que escasamente recibe 1 mil 452 dólares al mes de los beneficios del Seguro Social y no puede darse el lujo de prescindir de esos vales.
Mary Dodd, directora de Servicios Sociales del Centro, contó la historia de una mujer, que es inmigrante china de 80 años de edad, quien habla poco inglés y tiene problemas para caminar.
La mujer, quien reside en Manhattan, recibió una carta en donde le instruyeron que acudiera a una oficina situada en el Brooklyn para renovar sus vales para alimentos, relató Dodd.
La Red de Proyecto de Seguridad del Centro de Justicia Urbano, que defiende a los pobres y la gente de la clase trabajadora en toda la ciudad, señaló que en los dos últimos años, había observado un considerable incremento en las quejas de los que reciben los vales.
El problema más frecuente que han tenido es que reciben un importe menor que el que les corresponde o están enviando los documentos requeridos pero les dicen que nunca llegaron.
Denise M. Miranda, directora administrativa del proyecto, comentó “Es una verdadera ironía, ya que están tratando de que se inscriban más personas, pero todos los días suspenden los vales, la gente envía tres y cuatro veces sus documentos y es inútil”.
“Ésa no es la manera en que su supone debía funcionar eso”, agregó.
La Administración de Recursos Humanos de la Ciudad de Nueva York, que es la agencia que administra el programa de ayuda alimenticia de manera local, manifestó que más de 1.7 millones de residentes de este lugar recibieron vales de alimentos en el 2014.
Funcionarios han sugerido que unas 550 mil personas adicionales podrían recibir ese beneficio.
En el mes de abril, la ciudad anunció un nuevo enfoque en la campaña de los vales, concentrándose especialmente en los adultos mayores e inmigrantes, la cual está siendo financiada con 1 millón de dólares al año durante cuatro años, con dinero que el alcalde aportó al presupuesto de la agencia.
Steven Banks, comisionado de la Administración de Recursos Humanos, comentó que algunas de las quejas acerca de este programa de vales son el resultado de unos problemas añejos, aunque el año pasado la agencia tomó medidas para solucionarlos.
“Nos estamos moviendo tan rápido como podemos, literalmente, para eliminar esas barreras relacionadas con esa ayuda”, dijo.
Banks agregó que la agencia está tratando de obtener un permiso federal para reemplazar el actual sistema de entrevistas telefónicas, en las que los empleados de la agencia hacen llamadas sin un bloque de tiempo previamente acordado, en lo que describió como un “sistema de demanda directo del consumidor” que podría permitir que los solicitantes de los vales para alimentos y los que ya los están recibiendo llamen directamente a la agencia para solicitar una entrevista.
La dependencia también está reestructurando el proceso de las solicitudes, incluyendo la eliminación del requisito de tener una entrevista telefónica para las personas de edad más avanzada y con discapacidades, y eliminando la necesidad de enviar una prueba del pago de la renta para muchas personas que reciben esos vales.
Banks catalogó el problema de los documentos faltantes como “un problema persistente” y comentó que la agencia había instalado computadoras en algunas oficinas que otorgan los vales para permitir que la gente escanee sus documentos.
La agencia también está poniendo a prueba una tecnología que permitiría escanear y enviar documentos a través de sus teléfonos inteligentes.
El consejal Ben Kallos, demócrata de Upper East Side, presentó una legislación que podría requerir que las agencias de la ciudad envíen las solicitudes previamente llenas para los vales para alimentos y otros beneficios que otorga el gobierno para aquellas personas que son elegibles, utilizando información de inscripciones o solicitudes anteriores.
Esas agencias también tendrían la obligación de informarle a la gente que solicite los vales para alimentos si son elegibles para recibir beneficios adicionales.
“Debemos trabajar para eliminar la burocracia, la papelería y desperdicio que impide que las personas más pobres tengan acceso y sigan recibiendo la ayuda que necesitan para ser sacados de la pobreza”, comentó Kallos.
Shorter, quien padece diabetes y usa un marcapasos, comentó que no había tenido ningún problema para recibir sus vales hasta que dejaron de llegar en el mes de mayo, sin ninguna explicación.
Al estar ocupado haciendo citas con su médico, esperó otro mes, pensando que le llegarían. Estuvo comiendo sándwiches fríos de bologna para hacer rendir su dinero.
Ron Rosario, la persona que le proporciona ayuda en su domicilio y que usualmente le hace las compras en el supermercado, lo puso en contacto con una empleada del Centro Carter.
Ella no pudo lograr que le volvieran a enviar sus vales, pero envió una nueva solicitud en este mes. Les dijeron que nunca la habían recibido, por lo que volvieron a enviar otra más.
“Básicamente estamos estancados, no sabemos si ya tramitaron su solicitud o si ya fue aprobada”, dijo Rosario. “Así que vamos a volver a empezar de nuevo”.

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