Reforma
2018-11-18
Ciudad de México— El último año del sexenio de Enrique Peña Nieto será el más violento en las últimas décadas, según datos del Consejo Nacional de Seguridad, y refleja el fracaso de una administración que prometió, en su primer día de ejercicio, reducir la violencia.
Con más de 28 mil homicidios dolosos en 2017, y acercándose a los 30 mil en 2018, la administración de Peña Nieto será aún más sangrienta que la de su antecesor, Felipe Calderón.
Pero la crisis de seguridad es sólo uno de los saldos negativos del Gobierno que concluye. Especialistas reprueban a la administración en corrupción, derechos humanos y atención a víctimas, combate a la pobreza y construcción de infraestructura.
Con casos emblemáticos que no se han terminado de aclarar, como la Casa Blanca, Odebrecht o la “Estafa Maestra”, la administración hizo de la corrupción su sello característico. Y, aunque en este sexenio comenzó a construirse el Sistema Nacional Anticorrupción, éste se encuentra incompleto y en peligro de debilitarse frente al cambio de gobierno, según la Red por la Rendición de Cuentas.
En obra pública, organizaciones como México Evalúa e IMCO aseguran que la administración se caracterizó por la opacidad en las licitaciones, los sobrecostos y el retraso en los proyectos.