Nacional

La universidad mexicana que busca competir en la NCAA

The New York Times

2017-05-05

Tijuana— El día comenzó antes de las 7:00 en el Baja Inn, donde varias integrantes del equipo femenino de vóleibol del Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS) pasaron la noche antes de un viaje de dos días a Estados Unidos. Vestidas con ropa deportiva, las jugadoras salieron antes de que los otros huéspedes incluso se despertaran.
El partido de ese día, un juego amistoso contra el equipo de San Diego Christian College, estaba programado para comenzar a las 13:00, y el gimnasio donde se jugaría estaba a menos de 64 kilómetros. Pero puede tardar varias horas cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Por eso el equipo prefirió ir a la segura y sacrificar un poco de sueño para asegurarse de llegar a tiempo.
“Nunca sabemos cuánto vamos a tardarnos”, dijo la entrenadora del equipo, Margarita Cuéllar.
Los equipos que representan al CETYS a menudo hacen excursiones internacionales: es parte de su ambicioso esfuerzo por convertirse en el primer miembro mexicano de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), la asociación deportiva colegial de Estados Unidos.
Para los atletas y sus entrenadores, eso podría ofrecerles la oportunidad de competir contra rivales más difíciles. “Realmente no puedes comparar el nivel del básquetbol de Estados Unidos con el de México”, dijo David Ackerman, un estudiante mexicano cuyos dos hermanos menores viajan a diario desde Tijuana a una preparatoria católica en San Diego para jugar básquetbol.
El CETYS tiene equipos que lo representan en cuatro deportes para hombres y tres para mujeres, pero planea ampliarlos a por lo menos cinco por cada sexo. Según el rector Fernando León García, la universidad se fundó “para desarrollar a individuos con una formación integral para el desarrollo regional… más del lado mexicano, pero ha evolucionado para responder a las necesidades de ambos lados de la frontera”.
Para muchos residentes, la interconexión entre Tijuana y San Diego ya es tal que muchas personas pasan de un lado a otro diariamente, levantándose temprano para evitar el tráfico. “Los viajes no son tan largos”, dijo Héctor Vildósola, el entrenador de básquetbol masculino del CETYS. “Están mucho más cerca que cualquiera de los lugares donde jugamos en México”.
Sin embargo, la frontera hace que todo sea más complicado. En un día normal durante la hora pico, la fila de vehículos en el puerto de entrada Otay Mesa puede extenderse por kilómetros, mientras los pasajeros de todos los vehículos esperan a que los funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos revisen sus documentos.
Muchas de las personas que transitan frecuentemente por la frontera dicen que no han notado mayor diferencia para hacerlo desde que el presidente Donald Trump inició su campaña diciendo que los criminales llegaban a Estados Unidos desde México.
En el reciente viaje del equipo de vóleibol, por ejemplo, no hubo mayor problema. La camioneta hizo fila durante 90 minutos
hasta donde estaban los agentes. Aunque los entrenadores exhortaron a las jugadores a que no hablaran durante la inspección, el oficial fronterizo revisó los documentos y dejó pasar al equipo. Los Zorros aprovecharon las horas extra antes del partido para desayunar en un restaurante al lado de la carretera.

Abriendo la frontera
La NCAA acaba de volver permanente un programa piloto que permite a cada una de sus divisiones invitar a instituciones mexicanas o canadienses para que se unan. La Universidad Simon Fraser de British Columbia fue el primer miembro internacional de la NCAA tras conseguir la entrada a la División II y a la Great Northwest Athletic Conference en 2012. Sin embargo, aún no se sabe si la NCAA abrirá sus puertas a los mexicanos.
El CETYS es una universidad privada enfocada en la ingeniería con una matricula de más de 3000 alumnos y está acreditada por la Western Association of Schools and Colleges, igual que Stanford y la UCLA. También otorga becas deportivas, completas y parciales y, según León García, en algunos años el programa deportivo –con un presupuesto anual de 1,25 millones de dólares– estará a la altura de la División II de la NCAA. El CETYS, que actualmente compite en una asociación atlética mexicana conocida como Conadeip, está en proceso de contratar a su primer director deportivo de tiempo completo.
La aspiración de esta institución por convertirse en miembro de la NCAA cobró impulso cuando Leslie Wong, presidenta de la Universidad Estatal de San Francisco y miembro del Consejo de Rectores de la División II, comenzó a brindarles su apoyo. Su universidad forma parte de la División II de la California Collegiate Athletic Association junto con otras 11 instituciones del sistema de Universidades Estatales de California y la Universidad de California en San Diego. Esa es la liga en la que el CETYS aspira competir, aunque también necesitaría el apoyo de otra conferencia, posiblemente la Great Northwest.
La última vez que una universidad mexicana hizo algún progreso hacia una membresía en la NCAA —en esa ocasión fue el Tec de Monterrey con su programa de fútbol americano— los delegados de la División II se rehusaron a abrirle membresías a instituciones mexicanas puesto que ya contaban con canadienses.
Terri Steeb Gronau, la vicepresidenta de la División II de la NCAA, trazó algunos contrastes entre lo que sucede con el CETYS y el esfuerzo fallido del Tec de Monterrey.
“Aunque se discutió la entrada del Tec de Monterrey, solo era una posibilidad: era algo más bien abstracto”, dijo. “En este caso hay una escuela en específico que cumple la misma misión que otras escuelas de la Costa Oeste”.
Sin embargo, todavía hay obstáculos importantes para obtener una membresía completa de la NCAA. Si el CETYS obtiene su admisión, todos los deportistas necesitarán pasaportes y visas: tanto los del CETYS como los de la CCAA que quisieran viajar hacia México para partidos como visitantes. La conferencia tendría que considerar el impacto en quienes estén en Estados Unidos con visas de estudiante, las cuales podrían evitar que viajen fuera de ese país.
También está la barrera más concreta de todas: la frontera, que además de garantizar molestos retrasos, está más politizada que nunca. Los esfuerzos por vencer estos obstáculos podrían ser “más difíciles en este momento”, según Nathan Salant, el comisionado de la CCAA.
La conferencia respalda los esfuerzos del CETYS, dijo Salant, y un voto divisional podría darse el próximo enero. Si lo admiten, el CETYS podría comenzar su membresía provisional de tres años en el otoño de 2018.
No obstante, reconociendo los obstáculos que prevalecen, Salant añadió: “Es muy pronto como para que pueda decir: ‘Los admitiremos’”.

Tan cera y tan lejos
Una visita al campus del CETYS en Tijuana evidencia lo cerca que está, en todos los sentidos, de cualquier institución estadounidense. En auto, y tomando en cuenta el tránsito de Tijuana, el trayecto desde el centro de San Diego lleva menos de una hora (quienes ingresan a México desde Estados Unidos a menudo no pasan por una inspección).
En las calles de Tijuana hay sucursales de cadenas estadounidenses como Sears o Walmart que se mezclan con los negocios locales, y en la avenida principal llamada Paseo de los Héroes se le rinde tributo a Abraham Lincoln con una gran estatua. Las montañas de California pueden verse desde el complejo del CETYS, ubicado en una cumbre.
Durante una mañana reciente, el equipo de béisbol entrenaba tras regresar de un juego doble en Azusa Pacific, una pequeña universidad cristiana de la División II cerca de Los Ángeles. “Estamos muy agradecidos de poder ir a jugar y tener algunos partidos”, dijo el jardinero central Marcos Almonte, “porque eso nos motiva”.
Las jugadoras de vóleibol también dijeron que sentían que enfrentan un reto cuando juegan al norte de la frontera.
En el partido reciente contra San Diego Christian, cuyas jugadoras compiten un nivel por debajo de la NCAA y por tanto lo tomaron como un juego de entrenamiento, el CETYS logró ganar en cuatro sets, 25-23, tras remontar.
“Tienen un estilo de juego más rápido”, dijo Maritza Alvarado, sobre sus contrincantes estadounidenses. El San Diego Christian sería una prueba antes de los tres equipos que sí pertenecen a la División II de la NCAA contra los que todavía jugarían después y con los que el CETYS puede enfrentrarse si logra la membresía a la NCAA.
“Y habrá mejores”, dijo Alvarado.

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