Agencia Reforma
2016-06-23
Ciudad de México— Diversos sectores de la sociedad sienten que no son escuchados por las autoridades y expresan su hartazgo en protestas en las calles, que en algunos casos concluyen en hechos de violencia, consideraron activistas y académicos.
Javier Sicilia, fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, advirtió una descomposición del esqueleto moral del Estado por actos de corrupción.
“La idea es que un Estado debe servir a la armonía, a las necesidades de los ciudadanos, y este Estado, desde hace mucho tiempo, con sus diversos gobiernos, se ha dedicado a violentar, a saquear, a usar al Estado como un negocio y ha llegado a una perversidad inaudita”, señaló en entrevista.
“Ya no hay Estado, simplemente funciona en su mínima expresión, que es un trabajo meramente administrativo y mal hecho, porque la administración burocrática tampoco está realizando un buen trabajo”, expresó.
Para Maureen Meyer, coordinadora del programa sobre México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), la actual ola de protestas en el país es resultado de la incapacidad del Estado para entablar diálogo con sectores inconformes.
“Es preocupante el número de protestas que hay en México, porque muestra una frustración creciente de la población frente a una inacción del Gobierno y la respuesta del Estado parece que siempre ha sido reprimir y no buscar cómo evitar que los problemas lleguen a los niveles que han llegado”, comentó.
María Elena Morera, directora de Causa en Común, urgió a las autoridades a escuchar las molestias de la ciudadanía.
“Muchas protestas obedecen a un problema de rompimiento social, cuando las demandas no son atendidas o son atendidas de manera parcial”, apuntó.
Coyuntura sexenal
El coordinador del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Felipe de la O López, consideró que las protestas son el resultado de la imposibilidad de las instituciones para canalizar las demandas sociales.
Sin embargo, apuntó, algunos de los conflictos han surgido porque ciertos grupos fácticos han perdido sus privilegios a raíz de reformas e iniciativas de ley, como es el caso de la CNTE y la Iglesia.
“Por otro lado, un factor que influye es la baja popularidad del actual Presidente, coyuntura que aprovechan ciertos grupos para impulsar sus agendas en la segunda parte del sexenio”, señaló.
El académico anticipó que el Gobierno federal afrontará dificultades económicas y políticas en los próximos meses, lo cual podría generar aún más malestar social.