Nacional

Piden niños salud al Santo Padre

Reforma

2016-02-13

Ciudad de México— La frase bíblica "Pide y se te dará" resuena desde hace cinco años en la vida de Belén Serrano pero asegura que hoy la vivió en carne propia cuando tuvo frente a ella la imagen del Papa Francisco abrazando a su hijo Ricardo, quien tiene un tumor en el cerebro en fase terminal.

Ricardo, de cinco años, fue uno de los niños que saludó al Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica, previo a que iniciara su recorrido por la ciudad.

Abordo de su silla de ruedas y en compañía de todos sus aditamentos médicos, el pequeño viajó con su mamá a México desde Sealy, Texas, para poder ver al Pontífice y contarle que ya se quiere curar.

"El Papa dijo que yo estaba bien bonito y me dio un rosario y le dije que ya me quiero curar y me dio la bendición", contó.

Lo que para Ricardo fue un encuentro con el Papa, para su mamá fue la validación de esa frase bíblica que se repite sin cesar desde que su hijo nació, luego de que los médicos le confirmaron que se trata de un tumor en fase terminal y particularmente excepcional.

"El tumor de Ricardo está en fase terminal pero es un tumor muy raro y los médicos siempre han sido claros con nosotros de que a nivel mundial sólo son 20 casos como los de él los que se tienen detectados y los doctores están haciendo todo lo posible.

Desde que me dieron el diagnóstico me acuerdo que leí en la Biblia "Pide y se te dará", yo pedí, sigo pidiendo, pedí ver al Papa y Dios me escuchó y mi hijo desde hoy es sano", expresó Belén.

En el mismo grupo de menores que saludó al Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica, está Aitana, de siete años y quien tuvo su propio encuentro con él.

"Me dio un beso en la cabeza y me dijo '¿Qué quieres?', y yo le dije que pudiera caminar y que cuidara a mi abuelita, acá traigo el rosario que me dio y yo creo que sí voy a caminar porque el Papa da milagros", narró la pequeña desde su silla de ruedas.

Aitana tiene leocomalacia, explicó Malú Revuelta, su mamá. Se trata de un padecimiento inicial de la parálisis cerebral pero a ella sólo le afecta en lo motriz.

Aunque fue breve el encuentro entre Aitana y el Papa Francisco, para su mamá es una expresión simbólica de su fe.

"Ella es mi única hija y tenerlo a menos de 20 centímetros es la manifestación de la fe, es la mano de Dios en nosotros. Han sido siete años maravillosos porque ha sido un aprendizaje y lo volveríamos a vivir", dijo Malú.

Igual que ellos, al menos otros diez menores tuvieron la oportunidad de saludar al Papa Francisco antes de que emprendiera su recorrido por la ciudad a bordo del Papamóvil.

***

De ilusiones vive el mexicano. ¿Quién podría refutarlo con ese gentío sobre Insurgentes Sur que aguarda el paso del Papa Francisco con los ojos chispeantes?

Así se ve y se siente Gloria Cuevas, una madre soltera y asmática originaria de Zamora, Michoacán, pero que tiene 25 años viviendo en la Colonia Del Valle.

Ver a Jorge Mario Bergoglio le da un poquito de aire. "No se llena uno con ilusiones, pero saben bien ricas", dice sonriente minutos antes de la fugaz aparición del Papamóvil.

Su anhelosa mirada parece replicarse como en una serie de infinitos espejos: el niño que se aferra a la mano de su madre, el anciano y su esposa que rezan en voz baja, incluso un par de obreros que desde las alturas, en plena construcción, se dan un tiempo para echar un vistazo desde lugar privilegiado.

Una mirada correspondida, quizá una sonrisa, es lo único que piden. "Ojalá se detenga tantito", dice Rogelio González. Espigado, observa todo con lentes de aumento. Desde hace poco más de seis meses no tiene empleo; era contador en una empresa pero hubo un recorte. "Yo sí tengo fe, creo en que nos trae buenas cosas la presencia de su Santidad, aunque yo antes no creía en nada"; confiesa.

Como la gente no se llena con ilusiones, algunos calman el hambre con tortas de tamal al doble de su precio normal. Llevan desde las 6:00 horas, tal vez un poco antes.

Hay muchas bufandas, guantes y gorros. También muchas cámaras y posters con la imagen del Papa. Por momentos parece un concierto de Pop.

También hay disputas por lugares. Personas que sostienen cuadros tan grandes que obstruyen la visibilidad y desencadenan reclamos en coro: "¡Que lo baje, que lo baje!" Todo por una, ya no digamos palabra, una mirada que apacigüe la marea alta del vivir.

"Es que mire usted, todo está bien complicado, no alcanza para nada y aparte uno trae sus cosillas, sus problemitas, y pues ¿a poco no la fe mueve montañas? Expresa Don Horacio Suarte, quien es pensionado del Gobierno y enviudó hace cuatro años. Sus ojos se tornan vidriosos y saca una fotografía de su mujer. "Para que me la bendiga de lejitos".

Mientras un organillero ameniza la espera y a todo pulmón canta "tú eres mi amigo del alma..." el Papamóvil circula por Eje 8 Sur como un suspiro. Jorge Mario Bergoglio alza la mano y saluda. Así como llegó, se va.

Hay risas, hay niños desencantados porque su mamá no los cargó en hombros. "De aquí ¿a dónde?", dice un señor bajito y de bigote ralo. "Pues a la realidad, compadre", le responde un paramédico. Y sí, de ilusiones vive el mexicano.

X