Reforma
2016-02-12
Ciudad de México— Ante los gritos emocionados de los fieles, alrededor de las 21:45 horas hora de la ciudad de México, el Papa Francisco salió de la Nunciatura Apostólica y los motivó a dejar descansar a los vecinos.
No había pasado ni una hora de su llegada, cuando los controles de seguridad se relajaron, y un grupo de fieles llegó hasta la esquina de las calles Juan Pablo II y Alfonso Esparza.
Ahí, entonaron varias porras, pidiendo que el Papa Francisco se asomara por el balcón y saludara. Sus peticiones no tardaron en cumplirse.
Entre gritos de emoción, Jorge Mario Bergoglio salió a la calle, tomó el micrófono y comenzó a hablar. La gente emocionada rompió el último cerco y corrió hasta su encuentro.
"No se salgan, no se salgan para que dé la bendición", pedían los que se mantenían adentro. Ya todos callados, escucharon el mensaje de Francisco, quien pidió a los feligreses ir a descansar.
Calmado, con tono risueño y como si hablara con niños, el Papa Francisco bendijo a los asistentes y les recordó que tendrá tres días de intensa actividad.
"Tenemos muchas actividades aquí y tenemos que estar bien descansados, también los vecinos. Los invito a que tranquilitos vayan a casa, mirar a la Virgen", dijo.
Los fieles respondieron con un sonoro "¡Sí!".
El Pontífice dirigió rezos como el "Ave María" y pidió a los fieles orar por las personas que sienten celos, rabia y envidia. "Hay que perdonar a los que nos quieren, a los que no nos quieren y a los que nos odian.
Al acabar su mensaje, la gente, incrédula, lanzó gritos de adoración, y poco a poco empezó a seguir la recomendación.
Con la ayuda de voluntarios, parte del grupo congregado se retiró de la zona, aunque varios continúan frente a la Nunciatura, demasiado emocionados para retirarse.