Reforma
2016-02-12
Ciudad de México— Los fieles empiezan a congregarse frente a la Nunciatura Apostólica, donde el Papa Francisco pasará la noche tras su llegada a la Ciudad de México.
El orden que habían impuesto los miembros de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) desde hace horas se vio rebasado en cuestión de minutos cuando los fieles, ansiosos, decidieron tomar Avenida Insurgentes Sur y acomodarse para ver al Papa en primera fila.
Aunque estaban detrás de un listón para permitir el paso del Metrobús, un centenar de personas, encabezadas por un grupo de monjas, rompieron el cerco y decidieron cerrar el paso del transporte público, ante la sorpresa de los encargados de la seguridad pública.
En el proceso aplastaron a las policías auxiliares, que quedaron atrapadas sobre las vallas. La tensión bajó ante las constantes porras y canciones que cantan voluntarios y espectadores.
Empezó a llegar tanta gente que los policías de tránsito discutían sobre cerrar la avenida, pero se vieron obligados ante la rebelión colectiva que ya no permitió el paso de los vehículos.
Mientras tanto, representantes de una empresa desataron los empujones al comenzar un reparto gratuito de cobijas, las cuales traen la imagen de Jorge Mario Bergoglio.
Familias con niños pequeños, monjas, personas de la tercera edad y grupos de jóvenes se acumulan detrás de las vallas; traen sus bancos, escaleras, banderas y chamarras gruesas, dispuestos a aguantar de pie hasta ver pasar al Papa.
Del lado opuesto, grupos de voluntarios de la Escuela de Pastoral, vestidos con camisas amarillas y pantalones negros, defienden las vallas. Desde las 9:00 horas cantan, reza y posan para las cámaras.