El Universal
2016-02-12
Monterrey— Una cacería, es como definen lo que ocurrió durante casi dos horas en el interior del penal Topo Chico. Un grupo de internos sacó de sus celdas a otros reos y los llevaron a empujones a las crujías C-2 y C-3, donde fueron agredidos uno por uno por varios sujetos, en muchos casos hasta la muerte.
El ataque fue de zetas contra zetas por el control del penal. El grupo agresor tenía identificados a los “sentenciados” y los fueron cercando; la saña llegó al extremo de quemar vivos a algunos internos al aventarlos a los colchones e incendiar los muebles.
El Universal se acercó a una decena de familiares de presos que pudieron entrar a la cárcel a verificar que sus parientes se encontraran bien; todos accedieron a hablar, pero al llegar al tema sobre quién inició la matanza o de qué grupo eran la mayoría de los fallecidos, eluden las preguntas.
Narran las versiones de sobrevivientes y testigos, de la respuesta tardía del gobierno, del obtener información a cuentagotas para conocer la situación de familiares.
Al entrar, los reos les cuentan lo que se vivió y aseguran que no son 12 los heridos –incluidos los cinco de gravedad– pues hubo decenas que sufrieron navajazos, cuchilladas, y golpes con todo tipo de objetos, como palas, cuchillos, navajas, piedras, palos y martillos.
Algunos testimonios coinciden con lo observado en varios videos que circulan en redes sociales.
Confirman que no hubo una batalla campal, sino un ataque directo de un grupo nutrido de sujetos armados con todo tipo de objetos hacia un interno, y así se repite la agresión contra otros, a los cuales los atacantes van sacando de sus celdas para masacrarlos en el patio de la penitenciaría, mientras inicia un incendio en los dormitorios de las crujías C-2 y C-3.