Nacional

Hallan túnel en Templo Mayor

El Universal

2015-12-01

Distrito Federal— El Cuauhxicalco, una estructura circular decorada con cabezas de serpiente hallada en septiembre de 2011 al pie del Templo Mayor de Tenochtitlan y donde, según las fuentes históricas, se habrían inhumado las cenizas de varios emperadores mexicas, podría contener en sus entrañas dos cámaras funerarias.
Así lo sugirió este lunes el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM), durante su participación en la Primera Mesa Redonda de Tenochtitlan, que se realiza esta semana en El Colegio Nacional.
Al presentar su ponencia “Al pie del Templo Mayor: el monolito de Tlaltecuhtli y el Cuauhxicalco”, explicó que uno de los últimos hallazgos en Las Ajaracas es un pasillo en el interior de dicha plataforma, que mide 45 centímetros de ancho por metro y medio de altura, y tiene poco más de 8 metros de longitud.
Al final de ese túnel que culmina en el centro del Cuauhxicalco, identificaron dos cuartos sellados con piedras que aún no han sido explorados, pero que podrían tratarse de dos cámaras funerarias.
“Lo que especulamos es que del otro lado puede haber dos cuartitos pequeños. Los mexicas, como sabemos, no hacían grandes cámaras como las de Pakal o la Tumba 7 de Monte Albán, sino cuartitos pequeños. Esa es nuestra especulación a partir de que las fuentes dicen que esa estructura era un edificio funerario”, expresó.
El Cuauhxicalco, con poco más de 16 metros de diámetro, fue descubierto en 2011 en dos partes: una en el área de Plaza Gamio y la otra en las Ajaracas. Aunque ahora está dividido por un colector que fue construido en 1900, explicó que esa construcción porfiriana no afectó el pasillo recién descubierto.
Ese corredor fue hallado hace dos años en el área donde en 2006 hallaron el monolito de la Tlaltecuhtli, pero no ha sido explorado debido a las obras para construir la nueva entrada al sitio y museo del Templo Mayor y de un puente peatonal que unirá al Zócalo con las calles de Guatemala y Argentina.
Lopéz Luján, quien desde 2007 está al frente del proyecto de excavación fundado por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, relató que todo comenzó cuando removieron una lápida lisa y gigantesca de 3 mil 300 kilos que formaba parte del piso de la plaza. Debajo de ella hallaron dos ofrendas: la 149, una caja grande que contenía los cráneos de dos niños de entre cinco y siete años, así como dos braceros, diversos cuchillos de sacrificios, huesos de águila, piezas de oro y una pieza de obsidiana dorada; y la otra (Ofrenda 151) contenía, entre otros objetos, el cráneo de una mujer adulta.
La expectativa de los arqueólogos era hallar allí las cenizas de algún soberano mexica, pero al no encontrar nada se dispusieron a restaurar y volver a sepultar las cavidades donde localizaron las ofrendas. Pero uno de los miembros del proyecto, recordó López Luján, se dio cuenta que detrás de una pared que estaba consolidando podría haber algo. “Quitó una piedra del muro y se dio cuenta que disimulaba un pasillo muy estrecho”. “Al analizar las paredes del pasillo encontramos que al final había originalmente dos puertas de acceso, una al oeste y otra al este, que están tapiadas con piedras y que en algún momento decidieron clausurarlas”, detalló.
El arqueólogo precisó que la idea de que esos cuartos sean cámaras funerarias es sólo una hipótesis, como otras que ha planteado en ocasiones anteriores en su búsqueda de los soberanos mexicas, y que no han tenido resultados. Comentó también que serán los trabajos de exploración de la Octava Temporada, que comenzarán en enero o febrero, los que permitan comprobar o refutar dicha teoría.
“En otras ocasiones no hemos encontrado esos vestigios, tal vez porque estábamos buscando en el lugar equivocado. Así es la ciencia, ensayo y error”, indicó.
Lo ideal, consideró el arqueólogo, sería encontrar los glifos onomásticos de los gobernantes en esos cuartos, lo cual indicaría que sí se trata de tumbas funerarias. “Eso sería un sueño, porque nunca hemos visto una tumba”, expresó.
Estos datos fueron dados a conocer en la primera jornada de la Primera Mesa Redonda de Tenochtilan, donde también participaron los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y el arqueólogo Raúl Barrera.
 

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