Agencia Reforma
2014-01-25
Huixcazdhá, Hidalgo— Con ingenio, trabajo comunitario y toneladas de amaranto, Benito Manrique ha logrado convertir esta pequeña localidad de Hidalgo en un oasis en medio de la crisis del campo mexicano.
Gracias a un proyecto de producción industrial de amaranto basado en tecnología desarrollada por científicos nacionales y a una estrategia de vigilancia nutricional casa por casa, la desnutrición en Huixcazdhá es cosa del pasado.
A la entrada de la pequeña comunidad de 500 habitantes una placa anuncia al visitante que ahí se alcanzó desnutrición infantil cero en 2007.
Mucho ayudó el consumo de suplementos alimenticios con proteínas de amaranto.
Veinte años atrás, la tasa de desnutrición era de 67 por ciento, según las mismas autoridades municipales que colocaron la placa.
La comunidad presume también mortalidad infantil cero y una población de niños con estatura mayor a la media nacional.
Sus habitantes, como el campesino Pablo Uribe Cruz, atribuyen este milagro a Benito Manrique de Lara, el “Doctor Amaranto” –quien llegó a vivir a Huixcazdhá hace 30 años–, y su fábrica San Miguel Proyectos Agropecuarios.
La planta opera desde 1992 y actualmente procesa entre 300 y 500 toneladas de amaranto al año.
Produce mazapanes, granolas y polvos para hot cakes con base en amaranto.
Además, en los últimos 20 años, han surtido de suplementos alimenticios a diferentes oficinas estatales del sistema DF. (Carole Simmonet/Agencia Reforma)